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El lobo europeo

El europeo es un lobo para el europeo. Esta crisis se está llevando por el desagüe lo que quedaba de la mínima solidaridad entre europeos. Es el paso previo a la quiebra del proyecto y fruto de una actitud suicida. Por más que nos digan que todos estamos en el mismo barco y que si la nave se hunde nos hundiremos todos, la cabra tira al monte y el lobo al cuello del otro lobo. El Costa Concordia se estrelló contra los arrecifes por culpa del capitán, pero el transatlántico europeo se hundirá si sigue así porque los capitanes se dedican a pelearse entre ellos en vez de decidirse por tomar un rumbo firme y claro, todos juntos y en favor de todos.

Mario Monti, el supermario tecnócrata que iba a enderezar a Italia con su visión europea por encima del partidismo, no le ha ido a la zaga. Carga sobre España las causas de su crisis porque teme el sorpasso, es decir, que la prima de riesgo que hay que pagar por su deuda vuelva a superar a la española como sucedió en los meses anteriores a la bendita expulsión de Berlusconi. Y luego, hecho el daño ajeno y sacado el beneficio propio, pide disculpas.

A ninguno de los dos les importa dañar al vecino con tal de sacar tajada política, e incluso buscan directamente el daño del vecino como fuente de su beneficio. Cuanto peor vaya el otro, mejor iré yo. Las crisis producen este tipo de comportamientos. Cuando los países tienen moneda propia se dedican a devaluarla para aventajar a sus vecinos en la competencia comercial. Si estas devaluaciones competitivas no bastan, se imponen aranceles y barreras comerciales, dificultando el comercio internacional. Son políticas que aceleran e intensifican la depresión y que incluso preceden a veces a medidas de retorsión más duras, de otro tipo. Véanse las guerras.

Cuando no hay posibilidad de cerrar mercados ni devaluar monedas como es el caso de la UE, entonces se practica la denigración del vecino para debilitar su credibilidad y perjudicarle ante los mercados. No lo han hecho tan solo Sarkozy y Monti. También viene haciéndolo desde el principio de la crisis la propia Alemania de Angela Merkel, el mayor lobo entre los lobos europeos.

Comentarios

Adela Cortina hablaba en un artículo reciente sobre los empresarios excelentes, quién los pillara, y acababa con una frase elocuente de los tiempos de infancia, la de 'tú la llevas', con la que deseaba ilustrar la descarga, merced al poder conferido por la reforma laboral, en la clase empresarial de la enorme responsabilidad de la creación de empleo. Pues bien, aquí se está produciendo otra descarga. Nuestros amigos, socios y aliados han decidido que es España la que la lleva, pero eso sí, sin tantas prerrogativas como las recibidas por los empresarios de aquí. Más bien al revés, le han dicho, tú la llevas y apáñatelas como puedas, y todavía peor, sin instrumentos presupuestarios ni monetarias ni nada, sin boina, cabeza limpia, que diría Gila.
Algunos por un lado, promueven la falta de moral, y por otro se extrañan de que la gente sea tan falta de moral.
Igual que en Sudamérica se hacen chistes de gallegos (españoles), en Europa se ridiculiza nuestra economía. No damos para más y somos un elemento discordante en el continente; más parecidos a los magrebíes, que a los franceses.
A perro flaco todo son pulgas. No se sorprenda, la comunidad europea fue por necesidad, no por amor al prójimo. España, gracias a nuestros dirigentes y también por parte nuestra, la de los ciudadanos españoles (por omisión o consentimiento a lo largo de los años) se ha metido en la picota ella solita. Otra cosa es que haya interés en desviar la atención hacia ella. Hacer leña del arbol caído es fácil, sobre todo si te apetece que no te quemen. Lo cual es francamente estúpido a largo plazo. Pero, ante esto sólo queda reaccionar rápido (un ejemplo que deberíamos tomar de EEUU) e intentar atacar las raíces de fondo, en vez de poner paños calientes para dar gusto al mercado financiero y a los bancos... EEUU invirtió en empleo, dio crédito a empresas y obligó a devolver el rescate a las empresas rescatadas, y a otras las dejó caer (como Lehman Brothers). Se recupera con lentitud, pero se recupera. Y puede permitirse pagar la deuda con su crecimiento. España si cierra los grifos del crédito a las empresas, y a la investigación, y además deja de impulsar el crecimiento economico, penalizando al ciudadano con impuestos y recortes basicos de sanidad y educacion, se encontrará con que realmente lo que le va a pasar es que su tamaño y crecimiento de mercado se va a reducir, pero la deuda seguirá igual o peor, porque no tendrá ingresos para pagarla , y ésta aumentará por el interés. La solución británica es brutal, pero honesta. El Estado de Cameron plantea pagar su deuda en 5 años, y sólo después, empezar a hacer medidas anticíclicas. Aún así, el daño economico estará hecho, y tanto en España como en UK (también en otras partes de Europa) tendrá el aspecto de una fragmentación estructural difícil de corregir en la sociedad y en la economía. Básicamente, será una decada dura para muchos, y la decadente tendencia de Occidente ante la pujanza de terceros países será más obvia. Veremos entonces la importancia de cómo se ha invertido el dinero en los años de vacas gordas. Algunos Estados lo sobrellevarán mejor que otros, porque habrán invertido en ciencia, mejores ciudades, etc... Islandia tiene ahora un 6% de paro, pero mantiene un nivel fundamental en las infraestructuras sociales de sanidad y educación, está recuperando el consumo, y las inversiones extranjeras están volviendo. Hablando de un país que se consideraba "apestado" por el FMI, es mucho. España no ha desea (o no ha querido) preservar sus estructuras sociales, elige desmantelar y deteriorar sus servicios fundamentales, no está persiguiendo efectivamente el fraude fiscal ni la corrupción, emplea medidas muy duras que golpean al consumo. Es obvio que sin reactivar el consumo, la productividad tiene poco sentido a nivel interno, y por tanto, la inversión extranjera será ahuyentada. Todo esto influye en nuestro escenario de deuda, en el cual un bailout es impensable. Normal que Rajoy apenas aparezca. Sin moneda propia, con mercados internos cautivos de la escasa demanda, dinámica social anémica, y una filosofía de gestión de postulados neoliberales que reniega de hacer cambios fundamentales en la Administración (erradicar la duplicidad de funciones, disminuir las autonomías a sólo dos o tres, unificar la aberración de las diferentes leyes autonómicas sobre comercio o derecho jurídico), y en cambio traslada al ciudadano el esfuerzo por arreglar la situación de las malas finanzas tanto estatales como autonómicas, es desde luego, para tirarse de los pelos. Cuando lo que se impone es una reforma profunda y a todos los niveles del funcionamiento del estado y su alcance. El Estado de las Autonomías, a sus treinta años de historia, quizá afronte una evolución histórica acorde con los parámetros actuales de lo que se considera un estado capaz de responder fiscalmente a sus ciudadanos de forma responsable. ¿Se transformará? ¿Está la sociedad española madura para ello? ¿Tiene la dicha sociedad un proyecto sólido de futuro en ese sentido, o jugará al pasapalabra con las élites socioeconomicas del país? Diría que la educación es fundamental para responder a estas preguntas, pero me estoy inclinando más bien por esta otra posibilidad: el carácter de la sociedad que vivimos. Entendiendo a ésta como un micromundo de sobreentendidos y expectativas. Y ahí está el quid, muy, pero que muy incómodo para todos los que amamos este país.

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