Militares rebeldes capturan al presidente y al primer ministro de Guinea-Bissau
El ministro de Exteriores, en Lisboa, afirma que peligra la vida de los miembros del Gobierno Los militares han tomado parte de la capital del país africano
Un comando militar rebelde mantiene bajo arresto en dependencias castrenses al primer ministro saliente de Guinea-Bissau, Carlos Gomes Junior, y al actual presidente del país, Raimundo Pereira. Los soldados tomado el control el jueves por la noche de las oficinas del Gobierno y las principales calles y carreteras de la capital, Bissau. Pese a que el comando ha descartado que estén detrás de una intentona golpista, la victoria de Gomes en la primera vuelta de las elecciones presidenciales celebrada el 28 de marzo, con un 49% de los votos y en medio de denuncias de fraude, hace temer que la excolonia portuguesa sufra su enésimo vuelco gubernamental a punta de pistola.
El ministro de Asuntos Exteriores de Guinea-Bissau, Mamadou Djalo Pires, declaró el sábado por la mañana, después de dos días de confusión sobre el paradero de los miembros del gobierno, que estos se encuentran en "peligro de muerte", según informó France Presse. "Están escondidos en algún sitio y están en peligro por las persecuciones que están sucediendo. Están en peligro de muerte", dijo.
“No tenemos ambiciones de poder”, defendió el comando al frente de la asonada en un comunicado difundido en la radio RDP África. Según la breve información, su acción persigue echar por tierra el acuerdo que, según denuncian, han firmado de forma secreta Gomes, Pereira, y el Gobierno de Angola con el fin de “aniquilar las Fuerzas Armadas guineanas”. Un equipo de 200 militares angoleños ha prestado durante 14 meses asistencia técnica al Ejército de Guinea- Bissau. El pasado 4 de abril, el propio Gomes anunció el fin de la misión angoleña, hecho que no ha rebajado los recelos del comando que mantiene en jaque el país. El primer ministro saliente no cuenta, en cualquier caso, con la simpatía de los militares debido a sus planes para reformar las Fuerzas Armadas y reducir su tamaño.
No es el primer golpe militar que sacude uno de los países africanos más pobres del mundo, aupado sin embargo a centro de las operaciones de contrabando de la cocaína que viaja de Sudamérica a Europa. Desde el año 2000, ningún presidente ha logrado cumplir su mandato. El último gran cuartelazo, en este caso fallido, tuvo lugar en diciembre de 2011, mientras el entonces presidente del país, Malam Bacai Sanha, sucesor del asesinado Joao Bernardo Vieira, se debatía entre la vida y la muerte en un hospital de París. Un mes después y tras la muerte de Sanha, Pereira, compañero de partido de Gomes en el PAIGC (Partido Africano para la Independencia de Guinea y Cabo Verde), asumió el cargo.
El Parlamento de Portugal, país del que Guinea-Bissau obtuvo la independencia en 1974, condenó el levantamiento militar y pidió a los alzados la liberación de Gomes. A la condena portuguesa se unió la de Estados Unidos, el bloque de la UE y la Unión Africana, que rechazó la “toma del poder constitucional” y el “intento de socavar el proceso democrático”.
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