Yusuf Ahmed, de ‘señor de la guerra’ a presidente
En 2004 se convirtió en el primer presidente reconocido de Somalia, en el llamado Gobierno Federal de Transición
“Soy un hombre de paz”. Así se presentó Abdualli Yusuf Ahmed en 2004, cuando se convirtió en el primer presidente reconocido de Somalia en 13 años. Pero la vida de Ahmed, que murió en Dubái el 23 de marzo a los 77 años, transcurrió en realidad por unos derroteros diferentes. De hecho, su vida sirve perfectamente para ilustrar la reciente historia de caos, violencia e intrigas políticas en Somalia.
Nacido en 1934 en Galkayo, en Puntland, Ahmed estudió Derecho en la Universidad Nacional de Somalia antes de iniciar una exitosa carrera militar. Con 19 años fue invitado a una academia militar en Roma y en 1960 fue uno de los oficiales fundadores del Ejército Nacional Somalí. En los años dorados para Somalia, que acababa de conseguir su independencia y Mogadiscio era conocida como la perla del Índico, Ahmed prosiguió su educación militar en la Unión Soviética y en 1964 fue el primer agregado militar de Somalia en la URRS.
Su fortuna, como la del país, comenzó a cambiar en 1969. Entonces el Ejército dio un golpe de Estado y el general Mohamed Siad Barré se convirtió en presidente. Ahmed se había opuesto a la rebelión y lo pagó siendo encarcelado. Pasó más de seis años en prisión y allí coincidió con el general Mohamed Farrah Aidid, más adelante popularizado en Occidente como el señor de la guerra que lucharía contra las tropas estadounidenses en 1993, en el episodio narrado por la película Black Hawk derribado. Ahmed salió de prisión en 1975 y tres años después dirigió su propio intento de golpe de Estado contra Siad Barré, quien convirtió Somalia en una dictadura militar. La intentona fracasó y Ahmed huyó a Etiopía, donde formó su propia milicia. Solo pudo volver a Somalia en 1991, tras la caída de Siad Barré.
Ese año marcó el punto en el que Somalia se hundió en el conflicto que aún continúa hoy. Ahmed se instaló en el poder en Puntland como uno de los señores de la guerra que combatían por el control de las diferentes partes del país. Los que trabajaron con él lo describían como despiadado e inflexible. Muchos de sus oponentes acabaron muertos o presos. Fue esta fama de líder fuerte la que le granjeó los suficientes apoyos entre las diversas milicias y señores de la guerra para ser elegido en 2004 el primer presidente del llamado Gobierno Federal de Transición de Somalia.
Sin embargo, en 2006 una rebelión liderada por la Unión de Tribunales Islámicos (UTI) consiguió rápidamente hacerse con el poder y, por primera vez desde 1991, estabilizar gran parte de Somalia. Entonces, Ahmed dio permiso a Etiopía para intervenir militarmente contra la UTI. Esta decisión le hizo perder el apoyo popular, que veía a los etíopes como invasores extranjeros y además cristianos. Fue entonces cuando el ala más radical de la UTI, conocida como Al Shabab, inició su propia insurgencia que hasta hace poco le llevó a tener bajo su control casi toda Somalia.
Ahmed fue forzado a dimitir en 2008, cuando el Gobierno apenas controlaba unas pocas calles de la capital. Se exilió con su familia en Yemen y más tarde en los Emiratos Árabes Unidos. El actual Gobierno somalí anunció su muerte en un hospital de Dubái el pasado día 23 y su familia informó de que se debió a complicaciones provocadas por una neumonía.
Su muerte llega en un momento en que Al Shabab está más débil que nunca. La milicia se vio obligada a retirarse de Mogadiscio hace unos meses y, desde entonces, la vida está volviendo poco a poco a la normalidad en una ciudad que Ahmed no fue capaz de pacificar.
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