El atentado paraliza la campaña de las presidenciales francesas
Sarkozy y Hollande acuden a Toulouse en solidaridad con las víctimas "La República es más fuerte que el odio", dice el presidente francés
De repente, los viejos fantasmas de los años treinta, el racismo, el antisemitismo, la violencia más irracional, irrumpieron brutalmente en la campaña electoral de las presidenciales de la primavera poniéndola entre paréntesis. El presidente Nicolas Sarkozy voló con urgencia hasta Toulouse para condenar los asesinatos, afirmar que “la República es más fuerte que el odio” y prometer que los culpables serán detenidos y llevados ante la justicia.
“Es una tragedia nacional", afirmó el presidente-candidato, que tiene antepasados judíos. Rodeado de dolor y lágrimas, quizá Sarkozy se reprochara a sí mismo algunas frases xenófobas pronunciadas últimamente en sus mítines. Pero si lo hizo, no lo dijo públicamente. Las desafortunadas proclamas que lanzó en el exasperado acto de Villepinte hace solo dos semanas —“defenderemos sobre todo el derecho de los cristianos a vivir en paz”, afirmó— resonaban ayer como un macabro sarcasmo.
“Quiero expresar a los líderes de la comunidad judía cuán cerca nos sentimos de ellos. Toda Francia está a su lado”, dijo Sarkozy en su discurso público. “No debemos ceder ante el terror. La barbarie y la crueldad no pueden ganar, el odio no puede ganar”, añadió.
El presidente anunció que mañana se guardará un minuto de silencio en todas las escuelas del país, e hizo hincapié en que “este asesinato no afecta solo a la comunidad judía. Toda la comunidad nacional está conmocionada”. Al caer la noche, se dirigió a la nación por televisión y subrayó que ahora lo importante es “hacer todo lo posible para que el asesino sea detenido”. Para conseguirlo, hizo un llamamiento “a la calma” y pidió “confianza en las instituciones”.
"El odio no puede ganar", porque "la República
es mucho más fuerte", dijo Sarkozy
El partido de Sarkozy, la UMP, algunos de cuyos dirigentes también son judíos, anunció que el candidato suspendía la campaña “por lo menos hasta el miércoles”, día en que se celebrarán los funerales por los tres soldados asesinados en circunstancias muy similares la semana pasada en Toulouse y Montauban.
Durante muchos días, las autoridades francesas se han resistido a considerar que el móvil racial pudo estar detrás de los crímenes de los militares de origen magrebí. Ayer, tras el atentado contra la comunidad judía, y pese a relacionarlo desde primera hora con las muertes de la semana pasada, el ministerio del Interior afirmó que los investigadores no descartan “ni la pista islamista ni la de extrema derecha”.
La escuela que sufrió el ataque, Ozar Hatorah (Tesoro de la Torah), promueve la educación judía entre los jóvenes en Oriente Medio, el norte de África y la comunidad sefardí de Francia, el país donde vive el mayor número de judíos de Europa, calculado en al menos 550.000.
"Este acto, cuya naturaleza
antisemita es obvia y
despreciable, sume a la
nación entera en el
luto", señaló Hollande
Viendo su apartada situación geográfica, se hacía complicado pensar en un ataque casual: el escenario elegido por el pistolero está demasiado escondido y es demasiado conocido en Toulouse como para que la diana resultara un mero azar.
El primer líder que definió el atentado como un “crimen antisemita” fue François Hollande, el candidato socialista a las presidenciales, que también se adelantó en la iniciativa de suspender los actos electorales (todos los demás se sumaron más tarde, incluida la ultraderechista Marine Le Pen). El socialista subrayó que “este acto, cuya naturaleza antisemita es obvia y despreciable, golpea a lo más querido de las familias, los hijos, y sume a la nación entera en el luto”. Hollande expresó su solidaridad a las familias y a los judíos franceses, y llamó a la unidad del país: “Hay que hacer todo lo posible para que las acciones antisemitas y el racismo lleven a una respuesta común y firme de toda la República”, dijo.
El controvertido ministro del Interior, Claude Guéant, conocido agitador xenófobo y ardiente defensor de la superioridad de unas civilizaciones sobre otras, afirmó que estaba “sobrepasado por la emoción” por este “acto de antisemitismo”. Sarkozy informó de que Guéant se quedará en Toulouse “el tiempo que haga falta para detener a los culpables”. Algunos analistas recordaron que en 2005 el Gobierno francés aprobó reforzar la seguridad en los locales judíos del país y en las más de 300 escuelas de esa confesión.
Los crímenes de ayer son los más graves sucedidos en Francia contra la comunidad judía en 30 años. En 1982, una bomba en el restaurante de París Chez Jo Goldenberg mató a seis personas e hirió a 22. En 1980, un grupo terrorista lanzó una bomba contra la sinagoga de la calle Copernic, con cuatro muertos y 40 heridos.
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