Dimite el secretario de Transporte argentino por el accidente ferroviario
Juan Pablo Schiavi alega “estrictas razones de salud”
Justo dos semanas después de que muriesen 51 personas y 700 resultaran heridas en el accidente ferroviario de Buenos Aires ha dimitido el secretario de Transporte argentino, Juan Pablo Schiavi. A pesar de que su labor fue muy cuestionada cuando trató de explicar las causas del alto número de muertes, Schiavi declara en una carta dirigida a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner que abandona su puesto por “estrictas razones de salud”. “Como es de público conocimiento he sido sometido a una intervención cardiovascular del tipo angioplastia transluminal con colocación de stent y otras dos angioplastias simples en lesiones de la misma arteria que requiere, por sugerencia médica, un periodo de recuperación y tratamiento específico de al menos 60 días”, señala el texto de Schiavi. “La naturaleza del cargo con que he sido honrado por Ud., así como el proceso de transformación iniciado en el sector necesitan de una dedicación total y sin descanso, incompatible con mi realidad actual”.
Pocas horas después del accidente, Schiavi ofreció una conferencia de prensa sin derecho a preguntas en las que se granjeó las críticas incluso de sectores afines al Gobierno, cuando dijo que no habría habido tantos muertos si hubiese sido un día festivo y, sobre todo, si los viajeros no se hubiesen aglomerado en el primer y segundo vagón, donde murieron 50 de las 51 víctimas: “Hay una cultura muy argentina de ir a la punta del tren para bajar primero y llegar antes y pasar antes sin hacer cola y no esperar el colectivo y bajar más rápido del subte, etcétera, etcétera… Esos dos primeros coches estaban abarrotados de gente, tenían mucha más carga que la que habitualmente… lo cual produjo que el accidente tomara un ribete de tragedia”.
Columnistas, usuarios del tren, familiares de la víctimas e incluso la presidenta de la Asociación de las Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, contestaron a aquella conferencia sin preguntas alegando que si los viajeros iban en los dos primeros vagones era porque no tenían más remedio que hacerlo para tratar de llegar lo antes posible a sus centros de trabajo. “Me da vergüenza ajena que un funcionario sea tan pelotudo. (…) Perón decía que los hombres son buenos, pero sí se los vigila son mejores. Yo le pido a la señora presidenta que vigile un poco más a los hombres", declaró Bonafini en referencia a Schiavi.
El secretario de Transporte fue muy criticado también por no atender los numerosos informes oficiales que alertaban sobre el mal estado de los trenes y lo poco que la compañía concesionaria invertía en su mantenimiento. A raíz del accidente se ha puesto en cuestión el sistema de subsidios que impera en el sistema ferroviario argentino. Los hermanos Mario y Claudio Cirigliano, propietarios de la línea de trenes siniestrada, han gozado hasta ahora de excelentes relaciones con los Gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández. El anterior secretario de Transporte, Ricardo Jaime, está acusado de corrupción en varias causas judiciales (2003-2009) por aceptar supuestas dádivas de los Cirigliano, entre ellas, el alquiler de aviones privados para volar a Brasil.
Después de que los diputados opositores hayan insistido en declarar que la corrupción mata; después de que la prensa le pusiera rostro, profesión y nacionalidad (14 de los 51 eran inmigrantes) a los muertos, la atención ciudadana sobre cómo se invierte el dinero público destinado al transporte parece mayor. Pero eso no impedirá que miles de usuarios sigan viajando enlatados cada mañana y que de vez en cuando sobrevenga algún que otro percance en las vías. El martes pasado resultaron heridos 26 niños y tres adultos al embestir un tren contra un autobús que cruzaba por un paso a nivel sin barreras en Buenos Aires.
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