Obama pide que cesen los tambores de guerra con Irán
El presidente critica la “ligereza” con la que se habla de un bombardeo y cree “un error” una acción militar unilateral en Siria
Respondiendo a las presiones para atacar cuanto antes a Irán, Barack Obama ha hecho hoy un poderoso alegato contra la frivolización de la guerra, ha recordado que “no es un juego” en el que se participa por motivos políticos y ha insistido en que, antes de ordenar un bombardeo de las instalaciones nucleares iraníes, está decidido a agotar la oportunidad que aún existe, según su criterio, para “resolver este problema diplomáticamente”. Algo similar es válido para Siria, donde una acción militar unilateral de parte de Estados Unidos sería en estos momentos “un error”, según el presidente norteamericano.
“El uso de nuestro poder militar no puede ser la solución a todos los problemas”, ha afirmado Obama en una conferencia de prensa en la que ha precisado algunos aspectos de su conversación, el día anterior, con el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, y ha salido al paso de las críticas por su supuesta pasividad, tanto en el caso de Irán como en el de Siria.
Los principales candidatos presidenciales republicanos, que hoy han intervenido ante la conferencia del Comité de Asuntos Públicos Americano Israelí (AIPAC),han asegurado que la victoria electoral de Obama equivaldría al triunfo de los ayatolás. “Si Obama es reelegido, Irán tendrá la bomba atómica”, ha dicho Mitt Romney. Unas horas antes, en ese mismo foro, Netanyahu ha advertido que “el tiempo de la diplomacia se está acabando”.
Obama ya respondió al primer ministro israelí en el Despacho Oval –“No le dije en privado nada que no haya dicho en público”-, prometiéndole completo apoyo si es necesario utilizar la fuerza contra Irán, pero pidiéndole más tiempo para comprobar si las sanciones actuales y las que faltan por aplicar consiguen el objetivo de que el régimen islámico negocie con la comunidad internacional su programa nuclear.
La conferencia de prensa de hoy ha servido, fundamentalmente, para responder a sus rivales políticos internos, que agitan diariamente el fantasma de la intervención militar para hacer patente la pretendida debilidad de la Casa Blanca. “En algún momento, los que están haciendo sonar los tambores de guerra tendrán que dar explicaciones, y yo no estoy entre ellos”, ha manifestado el presidente.
Obama ha dicho que se lo va pensar muy bien antes de ordenar una acción militar, porque “cada vez que eso ocurre hay que pagar un precio, un precio que no suelen pagar los que la promueven sino los que la llevan a cabo, un precio que en ocasiones es necesario pegar pero que siempre hay que valorar con prudencia”.
“En esta fase”, ha añadido, “yo creo que existe una oportunidad de que esto se resuelva diplomáticamente. Pero en la campaña electoral hay muchos que no tienen responsabilidades, ellos no son comandantes en jefe. Y cuando veo la ligereza con la que hablan de guerra, pienso en los costes que tiene una guerra, pienso en la decisión que tengo que tomar al enviar a nuestros hombres y mujeres al combate, en el impacto en sus vidas, en el impacto en nuestra seguridad nacional, en el impacto en nuestra economía. Esto no es un juego. No es algo de lo que se pueda hablar con esa ligereza”.
El presidente norteamericano ha admitido que, durante sus tres años como presidente, Irán no había hecho más que burlarse de la comunidad internacional. Pero ha asegurado que hoy el régimen está más aislado que nunca y que las sanciones contra el Banco Central iraní y contra el petróleo pueden obtener el fin que se persigue. Si no es así, Obama ha reiterado que se recurrirá a la fuerza, aunque ha aclarado que, cuando el lunes le dijo a Netanyahu que EE UU “siempre le cubriría la espalda”, no se refería a “una misión militar precisa” sino a “una política general de apoyo a Israel”.
"El Asad acabará cayendo"
Irán no es el único asunto sobre el que han sonado tambores de guerra en los últimos días. El lunes, en una intervención en el Senado, John McCain propuso que EE UU “encabece un esfuerzo internacional para bombardear” a las fuerzas del Gobierno sirio y proteger a los civiles que sufren su asedio, una misión similar a la que sirvió para derrocar a Muamar el Gadafi en Libia.
Obama ha sostenido hoy que ambos casos no son idénticos. Ha recordado que, en Libia, EE UU actuó de acuerdo al mandato de una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU y a una decisión de los países árabes, circunstancias que todavía no se han producido en el caso de Siria. El presidente norteamericano ha mencionado, además, que las repercusiones y la complejidad militar de la operación son mayores ahora. Por esas razones, ha estimado contraproducente el recurso al Ejército en estos momentos, aunque ha vaticinado que “El Asad acabará cayendo, finalmente”. “No hay ninguna duda de que va a caer, la única duda es cuándo”, ha dicho.
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