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Medvédev quiere copiar la jugada de Putin para volver a la presidencia en Rusia

El presidente trata de restablecer la sintonía con la juventud en la facultad de periodismo de Moscú

Pilar Bonet
El presidente ruso, Dmitri Medvédev, responde a las preguntas de los estudiantes en la Universidad Estatal de Moscú.
El presidente ruso, Dmitri Medvédev, responde a las preguntas de los estudiantes en la Universidad Estatal de Moscú. Denis Sinyakov (AP)

El presidente ruso Dmitri Medvédev, que ha renunciado a renovar su cargo en las urnas el 4 de marzo, quiere seguir en la alta política y aún considera posible volver a competir por la presidencia en el futuro. El actual jefe del Estado ha confesado esta ambición el miércoles en la facultad de periodismo de la Universidad Estatal de Moscú.

“Si Vladímir Putin es elegido presidente de Rusia, es muy probable que yo sea jefe del Gobierno”, ha dicho Medvédev. Y ha continuado: “Si esto no le resulta, seguiré trabajando con la conciencia tranquila por el bien de nuestra patria. No sé donde, pero no me marchare de la política y además no excluyo que dentro de un tiempo vuelva a presentarme al puesto de presidente, porque siento que tengo fuerzas y conocimientos para ello”, ha afirmado. El próximo mandato presidencial en Rusia es de seis años.

“Nunca dije que no voy a volver a presentarme. Solo tengo 46 años y soy demasiado joven para renunciar a futuras batallas políticas”, ha afirmado. Ha dicho que si no compite ahora es “por consideraciones de efectividad política”, porque “dos personas que representan una misma fuerza política no deben darse codazos y debe presentarse el que en el momento actual puede tener algo más de posibilidades de vencer”.

La cita de Medvédev con los estudiantes de periodismo es una forma de reparar la mala impresión dejada el 20 de octubre pasado cuando el presidente visitó por primera vez la facultad. Entonces, el centro fue tomado por el servicio de escolta del Kremlin, que impuso sus condiciones sin miramientos. Solo un puñado de estudiantes seleccionados a dedo pudieron entrar en el auditorio que se llenó de miembros de los grupos juveniles del Kremlin ajenos a la facultad. El presidente llegó con gran retraso y se filtraron las preguntas. Los estudiantes excluidos protestaron, escribieron sus preguntas en cartones y algunos de ellos fueron detenidos. Aquel escándalo fue el primer gran desencuentro entre las nuevas generaciones ilustradas de Rusia y el líder que quiso ser visto como la esperanza de la modernización del país.

Nunca dije que no voy a volver a presentarme. Solo tengo 46 años y soy demasiado joven para renunciar a futuras batallas políticas”

El acto de este miércoles ha sido muy diferente. Chicos y chicas civilizados y despiertos han preguntado libremente lo que quisieron en un ambiente informal; la escolta ha actuado con guante blanco y Medvédev se ha mostrado cálido, ocurrente e incluso ha coqueteado. Y aunque se han reído todos juntos, el evento tal vez no sea ya relevante para la imagen del actual presidente, ya que los estudiantes parecen haber perdido interés en él y cuando decidieron democráticamente quien debía representarlos ante Medvédev en un auditorio capaz para unas 250 personas, no hubo atropellos y en algunos grupos solo una minoría deseaba acudir a la cita, según confirmaron diversos estudiantes. Cuando las listas ya estaban hechas, desde el Kremlin pidieron a la facultad que fueran invitados los estudiantes detenidos en octubre, según explicó Olga Kuzmenko, que entonces pasó por comisaría por protestar.

“Medvédev me ha parecido un tipo agradable, pero indeciso y sometido a Putin”, ha afirmado Olga al salir. “Su época pasó. Le quedan meses en el cargo”, ha señalado. Algunos se han reído cuando Medvédev ha afirmado que las elecciones legislativas del 4 de diciembre fueron las “más limpias” en la historia de Rusia. El presidente ha dado esta respuesta a Alexéi, un chico que fue observador en aquellos comicios y, según el cual, las actas del colegio electoral donde hizo guardia no coincidían con las que oficialmente publicó la comisión electoral.

A un estudiante interesado en saber si estaba dispuesto a responder ante un tribunal popular como el iraquí Sadam Husein (condenado y ejecutado en la horca), Medvédev ha respondido que estaba dispuesto a “morir por sus ideales”. Ha puntualizado, sin embargo, que no ve condiciones para que los acontecimientos en Rusia tengan un desarrollo “sangriento” y deriven en una revolución. “Rusia no necesita ninguna revolución”, ha exclamado. Nuestra capacidad para los acontecimientos revolucionarios se agotó en el siglo XX”, ha sentenciado. Medvédev se ha mostrado dispuesto a dialogar con la oposición, pero ha afirmado que “no es cosa de un presidente” acudir a sus mítines. Ha admitido además que entre los que protestan en la calle hay decepcionados por su decisión de no presentarse ahora a las elecciones.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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