“Hace falta una revuelta como en Túnez”
Edwy Plenel, exdirector de la redacción de 'Le Monde’ y responsable del digital Mediapart, alerta contra la “degradación moral, social y democrática” de la política en Francia
Exdirector de Le Monde, Edwy Plenel (Nantes, 1952), fue periodista del diario de referencia francés durante 25 años. En 2008 cofundó un sitio web de información política y participación, Mediapart, que en tres años se ha convertido en un modelo de periodismo independiente.
Destapando escándalos de corrupción y ejerciendo de perro guardián del sarkozismo, el diario digital de pago logró en 2011 un beneficio de 500.000 euros, y sin publicidad, gracias a los 90 euros anuales que ingresan sus 59.000 abonados.
Plenel explica que “ese pequeño éxito no es achacable a la genialidad de Mediapart, sino a que el ecosistema de la libertad de prensa se ha degradado mucho por la frágil cultura democrática de la clase política y la imbricación con el poder de los propietarios de los medios. Como en Italia y otros países, son antes que nada empresarios de la construcción, la venta de armas o la importación-exportación, y mantienen una relación personal con el poder que afecta a la independencia de sus medios. Con Sarkozy se ha acentuado esa complicidad en lo privado y lo público”.
Para Plenel, la información es un síntoma más de la “degradación democrática, social y moral que produce el sistema presidencialista francés, que hoy es algo así como el integrismo a la religión o el absolutismo a la monarquía: un exceso, una patología”. “Hoy ya no basta con reemplazar a un presidente por otro”, explica, “porque este absolutismo laico debe mucho a la izquierda, que tanto contribuyó con Mitterrand a concentrar poderes en la jefatura del Estado”.
La clase media siente vergüenza de esta presidencia. No de su política, sino de su personalidad
Mediapart acaba de sacar a la calle el segundo volumen del libro que resume el quinquenio de Sarkozy, titulado Finissons en! (algo así como “vamos acabando”, o “acabemos con esto”). Plenel cree que el presidente no podrá superar “el profundo movimiento de rechazo que ha generado su personalismo. La clase media siente vergüenza de esta presidencia. No de su política, sino de su personalidad. Y, en privado, los más severos con ese protagonismo son la gente de derechas”.
Su pronóstico es que Fran-çois Hollande hará prevalecer la “táctica del pescado” y sus apelaciones a la “normalidad”. “La estrategia del pescado consiste en ser resbaladizo y en no decir gran cosa. Hollande ofrece una propuesta básica: ser un presidente normal, lo que equivale a decir que Sarkozy es un desequilibrado. Es una táctica hábil, pero inquietante. Promete alternancia, pero no alternativa. No es otro yo lo que esperamos, sino un nosotros”.
¿Y no cree que la mezcla de miedo, rechazo e indefinición puede llevar a la extrema derecha al segundo turno? “Dependerá de la abstención entre las clases populares. Jospin cayó en 2002 por la abstención, no porque se movieran los votos. El Frente Nacional existe desde hace 30 años, y no me creo que los obreros voten a la extrema derecha. En todo caso, Sarkozy ha diseñado algunas de esas ideas. La clave será el 50% de población asalariada”.
En todo caso, Plenel cree que, más allá del corto plazo, “Francia necesita una revolución como la de Túnez o la de Islandia. Estamos en un momento histórico muy grave, en un impasse, en plena impostura y parón democrático. Túnez es el ejemplo de que se puede decir pacíficamente ‘basta, hasta aquí hemos llegado; queremos pluralismo y más democracia’. La palabra revolución ha cambiado desde el comunismo. Ahora no controlamos la política, hemos puesto a los tecnócratas al frente y estamos en plena catástrofe social, mientras Hungría se precipita en la crispación. Islandia nos enseña que es posible dotarse de más democracia y cambiar a las élites. Es el momento de decidir si nos ponemos en manos de Goldman Sachs o inventamos algo nuevo”.
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