Los usuarios de Facebook agitan el debate republicano
Los candidatos responden a las preguntas planteadas a través de la red social en el debate previo a las primarias de New Hampshire
Si durante el encuentro de la noche del sábado los candidatos republicanos prestaron poca atención al que fuera gobernador de Massachussetts Mitt Romney, favorito para enfrentarse a Barack Obama en las elecciones de noviembre, ayudándole así a salir airoso del debate, la mañana del domingo todos centraron sus ataques en él. La única posibilidad de sus rivales, el exgobernador de Utah Jon Huntsman o el congresista de Texas Ron Paul, sin embargo, no era robarle el liderazgo sino consolidarse en un codiciado segundo puesto.
Según una encuesta realizada por la Universidad Suffolk, es Paul quien ocupa ahora esa posición, Jon Huntsman asciende al tercer puesto y Rick Santorum, sorpresa en Iowa, cae hasta el cuarto. Romney, por su parte, sigue líder a pocas horas de la próxima votación, en New Hampshire el 10 de enero, pero perdió más de cuatro puntos tras el debate del sábado.
El primero en dirigirse claramente contra él fue Huntsman. Embajador estadounidense en China durante los dos últimos años, llegó al debate con la memoria clara: la noche del sábado Romney le criticó por haber trabajado para la Administración Obama, por lo que el domingo quiso defenderse de haber puesto “los intereses del país por encima de los míos”, precisamente una de las exigencias de Obama a la oposición. Pero Romney no está de acuerdo: "La mejor manera de servir a este país es poner en práctica políticas conservadoras, no las de Obama", contestó. “Creo que lo más probable es que la persona que represente a nuestro partido contra el presidente no será aquella que le llamó ‘un líder significativo”.
A Huntsman todavía le quedaba fuerza: “Este país está dividido por afirmaciones como esa”, dijo para cerrar uno de los intercambios clave del debate.
Las preguntas del encuentro, recogidas durante las últimas semanas a través de Facebook, empujaron a los candidatos a centrarse en aquellos temas que preocupan a la ciudadanía. Según afirmó su vicepresidente de Comunicaciones, Elliot Schrage, la colaboración entre la red social y la cadena de televisión nació con la esperanza de que “más votantes se involucren en los problemas que más les preocupan”.
La reacción se tradujo en casi 4.000 preguntas y comentarios, transmitidos después por los moderadores del debate: desde la subida de impuestos a los ricos, la viabilidad de las ayudas económicas o el intervencionismo del Gobierno en la economía, hasta el salario de los políticos, cómo reducir el gasto médico y la efectividad de la Agencia de Protección Medioambiental. Aun así, los candidatos hicieron todo lo posible por desviarse de ellas.
"Los ciudadanos estamos bastante hartos", escribió uno de ellos en relación al bloqueo legislativo que ha vivido Washington desde que los republicanos obtuvieran el control de la Cámara de Representantes. El turno de respuesta era para Rick Santorum, segundo puesto en Iowa y centro de todas las miradas la noche del sábado. Pero en vez de responder, el candidato optó por atacar a Ron Paul —rival directo por la segunda plaza en New Hampshire el próximo martes—, por no haber conseguido aprobar ni una ley en el Congreso y por querer traer a todas las tropas a casa, una de sus apuestas por el voto independiente.
No faltó una referencia a la crisis económica y las ayudas del Gobierno. En un momento en el que más ciudadanos norteamericanos dependen de préstamos sociales y cuando el ideario republicano sigue debatiendo cómo ayudar y a quién, uno de los usuarios preguntó si es "poco americano" sentirse aliviado cuando se reciben estas ayudas.
Lejos de aportar una idea clara sobre cómo resolver esta situación, el gobernador de Texas Rick Perry recuperó el mayor fallo de su campaña para bromear de nuevo y recordar, esta vez sí, las tres agencias gubernamentales que recortaría para ahorrar en gastos y ayudar mejor a los norteamericanos. La broma arrancó algunos aplausos pero puede no ser suficiente para que Perry sobreviva al próximo martes.
Mitt Romney sí respondió —con relativa claridad— sobre una de sus propuestas para recortar el gasto público en el que ha incurrido el Gobierno: revocar la reforma sanitaria acometida por Obama en 2010. Gracias a la presión del Tea Party, uno de los temas de la campaña republicana ha sido la anulación de la reforma y aunque Romney alega que serviría para reducir el gasto público del gobierno, muchos expertos lo ponen en duda. La mañana del domingo volvió a retorcer la respuesta para responsabilizar al presidente de la situación económica en la que se encuentra el país: "Yo no culpo a Obama de la crisis económica ni la recesión, le culpo porque haya durado tanto tiempo".
La condición de favorito obligó a Mitt Romney a responder más cuestiones que sus rivales. Una de las preguntas del debate sobre la regulación del uso de anticonceptivos le dejó titubeando mientras buscaba una respuesta que agradara a los más conservadores sin alejar a los independientes.
Otra cuestión sobre el matrimonio homosexual ayudó a que los temas sociales consumieran más de diez minutos del debate, sin que eso impidiera que se repitieran unas horas después: "¿Cómo ha defendido usted los derechos de los homosexuales?". Romney, que está en contra del matrimonio homosexual pero defiende la igualdad de todos los ciudadanos independientemente de su orientación sexual, ha alegado que él "no discrimina". ¿La justificación? Que nombró a un político homosexual para un alto cargo de su administración. "Pero ¿cuándo fue la última vez que defendió sus derechos?”, ha insistido el moderador: "Ahora mismo", sentenció Romney.
Si la postura del exgobernador con respecto al matrimonio gay ha sido más coherente a lo largo de estos años, Santorum no puede decir lo mismo. Anoche defendió que el enlace entre dos personas del mismo sexo no puede llamarse “matrimonio” y que, además, no es una cuestión que deba regular el gobierno federal sino las autoridades estatales -New Hampshire es uno de los estados que ha legalizado estas uniones. Hoy le han preguntado, además, qué haría si uno de sus hijos le dijera que es homosexual. “Le querría lo mismo que un minuto antes de decírmelo”. Pero gracias a los periodistas de The New York Times, sabemos que en el pasado declaró algo bien distinto: le recomendaría el celibato.
El próximo martes sabremos si Santorum, que no ha aprovechado estos dos últimos debates para afianzar su candidatura a representar al Partido Republicano en las elecciones de noviembre, logra vencer las expectativas y revalida el segundo puesto obtenido en Iowa esta pasada semana.
Si la postura del exgobernador con respecto al matrimonio gay ha sido más coherente a lo largo de estos años, Santorum no puede decir lo mismo. Anoche defendió que el enlace entre dos personas del mismo sexo no puede llamarse “matrimonio” y que, además, no es una cuestión que deba regular el gobierno federal sino las autoridades estatales (New Hampshire es uno de los estados que ha legalizado estas uniones). El domingo le han preguntado, además, qué haría si uno de sus hijos le dijera que es homosexual. “Le querría lo mismo que un minuto antes de decírmelo”. Pero el The New York Times recordó que en el pasado declaró algo bien distinto: le recomendaría el celibato.
El martes se sabrás si Santorum, que no ha aprovechado estos dos últimos debates para afianzar su candidatura a representar al Partido Republicano en las elecciones de noviembre, logra vencer las expectativas y revalida el segundo puesto obtenido en Iowa esta pasada semana.
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