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El líder del sindicalismo peronista espera que no sea necesaria una huelga general

Hugo Moyano profundiza sus críticas a la política económica de Cristina Fernández de Kirchner

Alejandro Rebossio
El sindicalista peronista argentino Hugo Moyano el pasado 15 de diciembre en Buenos Aires
El sindicalista peronista argentino Hugo Moyano el pasado 15 de diciembre en Buenos AiresMarcos Brindicci (Reuters)

La ruptura de relaciones entre el Gobierno de la peronista Cristina Fernández y el líder de la central sindical del mismo partido, la Confederación General del Trabajo (CGT), Hugo Moyano, aún no justifica la convocatoria de una huelga general en Argentina. Sin embargo, el sindicalista, hasta hace poco aliado de los Kirchner durante ocho años de gobierno, profundizó ayer sus críticas a la política económica de la jefa de Estado en una inusual rueda de prensa con corresponsales de medios extranjeros.

“No hay ninguna conversación [en la central] por una medida de fuerza”, dijo Moyano en la sede de su sindicato, el de camioneros. “Esperamos que no ocurra. Por ahora está totalmente descartado. La conflictividad social es algo que no deciden los dirigentes sino las condiciones sociales. Si la situación empeora, los trabajadores van a empujar”, añadió el secretario general de la CGT, que siempre ha demostrado que sus camioneros pueden paralizar con bloqueos empresas y carreteras.

A Moyano le preocupa que en 2012 el Gobierno, a diferencia de años anteriores, abogue por aumentos de nómina moderados, para controlar la inflación, que llega al 21% anual, según las estadísticas de las provincias. “¿De qué nos sirve haber tenido por un tiempo salarios medianamente dignos? Cuando insistimos en que queremos seguir manteniendo el poder adquisitivo de los trabajadores, de acuerdo con la inflación del supermercado, y no la del Indec [Instituto Nacional de Estadística y Censos], a lo mejor alguno se ha molestado”, se refirió el sindicalista al cuestionado índice de precios al consumidor (IPC) que elabora el Gobierno.

“El contacto con el Gobierno no está roto. Está suspendido”, sonrió el líder de la CGT

“El movimiento obrero no se acerca o aleja del Gobierno. Son los gobiernos los que se acercan o alejan del movimiento obrero”, se definió un locuaz Moyano, que la semana pasada sorprendió a todos cuando renunció a la vicepresidencia del Partido Justicialista (PJ, peronista), cinco días después del inicio de la segunda legislatura de Fernández, con el argumento de que esa fuerza se había tornado en una “cáscara vacía de peronismo”. “El alejamiento entre el Gobierno y el movimiento obrero lo determinará el tiempo. Si el Gobierno implementa políticas que van en contra… No se vislumbra ahora, pero el tiempo dirá”, dejó el suspense este líder sindical, que ha sido denunciado ante la justicia por presuntas estafas contra el Estado y por supuesta falsificación de medicamentos desde la obra social (mutua médica) del sindicato de camioneros.

“El contacto con el Gobierno no está roto. Está suspendido”, sonrió el líder de la CGT, que siempre ha sido una de las bases de poder del peronismo. Cuando la prensa le preguntó si la Administración de Fernández era peronista, Moyano se demoró en responder. Sonreía. Finalmente dijo: “Es un Gobierno en el que hay muchos peronistas. Ella siempre levantó las banderas del peronismo. Pero a algunos hay que preguntarles si son peronistas”.

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El jefe sindical elogió durante toda la rueda de prensa al fallecido marido de Fernández, el expresidente argentino Néstor Kirchner (2003-2007). “Nosotros discutíamos a veces. Después [tras la muerte de Kirchner, en octubre de 2010], se cortó todo eso. Con la presidenta no se puede discutir absolutamente nada. Es otra forma de conducir el país”, sentenció.

Moyano advirtió que está disconforme con el desempleo del 7% que se registra en Argentina, pese a que resulta mucho menor al 21% que se alcanzó en la crisis de 2002. “Debería haber más trabajo en nuestro país. La inclusión social es posibilitar al que no tiene trabajo que pueda comer, a través de la asignación universal por hijo [subsidio] o el plan de cooperativas de trabajo. Pero una cosa es la inclusión social y otra es la justicia social. Nosotros reclamamos la justicia social. La dignidad del trabajador es tener un trabajo digno, un salario digno y una vivienda digna”, enumeró Moyano.

El jefe sindical dijo que tras su discurso de la semana pasada, en el que rompió su alianza con Fernández, recibió “muchísimas adhesiones de políticos y empresarios”. “Hoy algunas encuestas dicen que he levantado algunos puntos [de imagen]”, confesó el dirigente, que en general cosecha mucho rechazo entre la clase media, pero no así en la baja y en los empleados afiliados a sindicatos.

Moyano también disparó contra el ministro de Trabajo, Carlos Tomada. “¿Qué hacemos con un Ministerio de Trabajo ampuloso si acaba de enterarse de que los trabajadores del campo son explotados?”, dijo en alusión a nueva ley que aprobó el miércoles el Senado para ampliar los derechos de los peones rurales. También comentó que la CGT le ha encargado al exsecretario de Cultura del Gobierno de Kirchner, el economista José Nun, un trabajo sobre la equidad del IRPF.

La prensa también le preguntó a Moyano si no teme que, a partir de la ruptura con el PJ, desde el Gobierno se impulsen las causas que pesan en su contra en los tribunales. “Yo no estoy preocupado por nadie. No me atemoriza nada. Solo me atemoriza Dios. Solo me arrodillo ante Dios”, contestó el sindicalista peronista. También opinó que la justicia debe investigar a todas las mutuas sindicales, pero también a “todos los organismos de Gobierno”.

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