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Sarkozy, el gran beneficiado de la insularidad británica

La solución rápida e intergubernamental a ‘17 Plus’ era la preferida del Elíseo, que podrá utilizarla como motor en la campaña para las presidenciales

Sarkozy, tras la cumbre de Bruselas.
Sarkozy, tras la cumbre de Bruselas.GEORGES GOBET (AFP)

Tras diez horas de negociaciones, Nicolas Sarkozy llegó pálido, cansado y con la mandíbula tensa a la sala de prensa francesa del Consejo Europeo. “No ha sido posible acordar una reforma de los tratados a 27 porque los amigos británicos no han querido”, resumió el presidente francés. Eran las cinco y diez de la mañana, y la gota de sarcasmo sobre el veto de David Cameron, el primer ministro británico que el pasado verano pasó las vacaciones en Burdeos con la familia Sarkozy, parecía sincera. Francia apoyó a Alemania en su búsqueda de una solución a 27, aunque no era para nada su opción favorita porque eso suponía alargar el proceso y Sarkozy tiene prisa. Tanta, que en realidad la cerrazón británica fue la excusa que permitió a Sarkozy cumplir su gran objetivo personal. El Elíseo tenía claro que la idea de largo alcance federalista de Merkel iba a tener menos ventajas para Francia que un mero acuerdo intergubernamental dirigido por los jefes de Estado y de Gobierno. Y si estos celebran, como parece que harán, una cumbre mensual de aquí a marzo, Sarkozy podrá exhibir su activismo en la salvación del Titanic como un gran triunfo ante las presidenciales.

El inquilino del Elíseo sale de la cumbre convertido en claro ganador, aunque lo que digan los medios alemanes, los mercados y las agencias de notación ya será otro cantar. La solución a 17 plus no evitó de momento que Moody's bajara ayer la calificación de los tres grandes bancos franceses, Société Générale, Crédit Agricole y BNP Paribas. La triple A del país sigue en cuarentena. Pero Sarkozy ha unido su destino al de Merkel, quien ayer calificó el acuerdo como “un gran paso hacia una unión fiscal y más estabilidad”, aunque los medios británicos resucitaron la broma de la “pérfida Francia” para ilustrar la creciente insularidad del Reino Unido.

Al asegurar que la cumbre había aprobado “en su totalidad” los puntos de la carta que el miércoles enviaron Merkel y Sarkozy al presidente del Consejo, Herman Van Rompuy, quizá el presidente francés exageró un poco. Las conclusiones no citan el deseo común de formar un núcleo súper-duro con legislaciones convergentes en materia fiscal y laboral. Pero lo cierto es que esa idea sigue abierta, y los límites variables de la alianza franco-alemana serán una poderosa herramienta de Merkel y Sarkozy para combatir en los próximos meses a sus respectivas oposiciones socialistas, que salen muy tocadas.

"Solo hemos intentado salvar nuestra moneda y nos acusan de ir a dos velocidades. Adoptar el euro es un deber, no un derecho", dijo Sarkozy

El histriónico enfado de Sarkozy con Cameron fue in crescendo y poco a poco desapareció. El presidente respondió airado cuando se le preguntó si el acuerdo no sancionaba para siempre una UE a dos velocidades. “Es alucinante. Solo hemos intentado salvar nuestra moneda y nos acusan de ir a dos velocidades. Adoptar el euro es un deber, no un derecho”, disparó Sarkozy. “¿Tendremos encima que disculparnos?”. Y añadió: “Cameron ha pedido una cosa inaceptable, un protocolo que le exonerara de regular su sistema financiero. No podíamos aceptar una cosa así. Creemos que es indispensable una mayor regulación financiera”. Durante la madrugada, se filtró un documento británico con ocho condiciones para no vetar la reforma a 27. Al final, Cameron prefirió quedarse fuera, privilegiando el negocio de la City. “La ventaja es que la reforma será mas ligera y más rápida”, comentó Sarkozy sin disimular su satisfacción.

Como única autocrítica, el presidente reconoció que no pudo lograr de Merkel dotar al Fondo de Rescate de una licencia bancaria, pero a cambio obtuvo el compromiso para adelantar a julio de 2012 su entrada en funcionamiento, y el compromiso del BCE para prestar dinero a los bancos. Eran las cinco y media de la madrugada, las Bolsas asiáticas estaban en números rojos, y fue ahí cuando Sarkozy dijo: “Espero no tener que dar más conferencias de prensa a las seis de la mañana”.

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