El Pentágono teme un resurgimiento de Al Qaeda en Irak
Estados Unidos se retirará completamente a finales de año
A dos meses de la retirada total de las tropas que Estados Unidos tiene desplegadas en Irak, a gobernantes y generales de ambos países les preocupa profundamente un posible resurgimiento de la facción iraquí del grupo terrorista Al Qaeda, autodenominada Al Qaeda en Mesopotamia. Antes del aumento de tropas estadounidense de 2007, Al Qaeda, de inspiración suní, llevó a Irak, país de mayoría chiíta, al borde de la guerra civil. En Washington, la cúpula del Pentágono teme que los insurgentes estén manteniendo un bajo perfil de forma deliberada, para volver a golpear al Gobierno legítimo de Bagdad con fuerza, cuando el último batallón noreamericano abandone Irak a finales de año.
En Washington se atribuye la supuesta debilidad de Al Qaeda en Irak a una decisión del expresidente George W. Bush en 2007. Entonces, el exmandatario aumentó en 20.000 soldados (cinco brigadas) las tropas estadounidenses destinadas a Irak, sobre todo para proteger dos nidos de insurgentes: Bagdad, la capital, y la provincia de Al Anbar. Tan exitoso se consideró aquel refuerzo, orquestado por el general David Petraeus, que Barack Obama lo copió para Aganistán en 2009, con resultados tímidamente satisfactorios la Casa Blanca.
La facción iraquí del grupo terrorista Al Qaeda se autodenomina Al Qaeda en Mesopotamia
Al Qaeda en Mesopotamia está herida pero no muerta. Considera el Pentágono que quedan en Irak hasta 1.000 operativos afiliados a ese grupo. De ellos, 200 son terroristas del nucleo duro, dispuestos a dar su vida en atentados suicidas. Anteriormente, muchos terroristas extranjeros accedían a Irak a través de Siria, una vía que hoy en día se halla menos frecuentada, debido a las recientes protestas prodemocráticas contra el gobierno de Bachar el Asad.
Según fuentes de la administración norteamericana que ayer citaba el diario The New York Times, Al Qaeda comete 30 ataques menores a la semana en Irak. Cada mes suele intentar un atentado de mayores dimensiones, con desigual suerte. Normalmente, su recurso es el del ataque suicida con explosivos improvisados. Las víctimas suelen ser civiles chiítas. En verano, el grupo ejecutó a 22 peregrinos de esa rama del islam, cuando atravesaban la provincia de Al Anbar. El Pentágono sospecha que el grupo islamista ha atraído a su esfera de influencia a los vestigios suníes del partido Baath, bajo cuya bandera gobernaba el dictador Sadam Hussein, ajusticiado en diciembre de 2006.
EE UU calcula que quedan en Irak hasta 1.000 terroristas de ese grupo, 200 de ellos dispuestos a suicidarse
Desde el inicio de la guerra en 2003, han fallecido en combate 4.400 soldados norteamericanos. Ponerle fin a la impopular guerra era una de las principales promesas electorales de Obama, que ordenó el cese de las operaciones de combate en verano de 2010. Entonces dejó en el país a 50.000 soldados para labores de supervisión y entrenamiento de las fuerzas armadas iraquíes. De aquellos, quedan ya sólo 33.000.
La cúpula militar de EE UU presionó al presidente para que matuviera en su puesto a parte de ese contigente, al menos durante unos meses más, para atajar cualquier brote de violencia sectaria. Obama, finalmente, decidió ceder la soberanía total al Gobierno del primer ministro Nuri al Maliki en diciembre. Ambos mandatarios se reunirán aquí en Washington el 12 de diciembre para ultimar los detalles de esa tansición.
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