Detenido por un 'tuit'
El bloguero Jean Anleu Fernández, detenido hace dos años por causar “pánico financiero” por un 'tuit', analiza la libertad de expresión en Guatemala
Entre la corrupción e impunidad que ahoga a Guatemala, que hoy celebra elecciones, llama la atención el caso del bloguero Jean Anleu Fernández, detenido por provocar “pánico financiero” por un tuit. Su caso finalmente fue archivado, pero la experiencia ilustra el estado de la libertad de expresión en el país centroamericano. Guatemala es uno de los países más pobres de América y uno de los más violentos. Aún no se ha recuperado de las cicatrices de una cruenta y larga guerra civil (1960-1996) y ahora enfrenta una espiral de violencia alentada por el narcotráfico. Un cable de la Embajada estadounidense en el país centroamericano difundido por Wikileaks el año pasado asegura que el crimen organizado controla el 60% del país. Los datos son alarmantes: en 2010 se registraron más de seis mil asesinatos, una cifra significativa en un país con cerca de 13 millones de habitantes. El panorama es aún más negro si se tiene en cuenta que el 98% de los delitos (los que se denuncian) quedan impunes.
Una frase de 14 palabras fue el detonante: “Primera acción real, sacar el pisto [dinero] de Banrural, quebrar el banco de los corruptos”. El mensaje fue colgado en 2009 en protesta por el asesinato del abogado Rodrigo Rosenberg, quien a través de un vídeo había acusado al presidente Álvaro Colom y a Banrural (Banco de Desarrollo Rural) de estar detrás de su muerte tras descubrir una trama de blanqueo de dinero procedente del narcotráfico. Sólo 36 horas después, Fernández era buscado por la policía. Fue detenido, juzgado y encarcelado en un solo día. La pena por el delito del que se le acusaba era de entre uno y tres años de cárcel. La presión, no obstante, y la relevancia que el caso adquirió con velocidad en todo el mundo aceleraron su puesta en libertad. Dos años después de su experiencia, Fernández (@jeanfer para efectos tuiteros), opina que la libertad de expresión en su país no ha cambiado mucho. “Hay presencia en las redes sociales, pero no consigue despertar a las nuevas realidades que conlleva la era digital”, opina.
Experiencias como la suya, añade, no ayudan. “Son hechos que obligan a una autocensura al abordar temas sensibles”, asegura. La única seguridad, añade, es mantener una presencia pública. “Entre mayor exposición disminuye la posibilidad de ser perseguido”.
Y la situación es aún más desesperante cuando el Estado es débil. En opinión de Fernández, el crimen organizado ha alcanzado competencias que pertenecen al Gobierno. “[Tenemos] La sensación es que nos encontramos a merced de los delincuentes y sin ninguna posibilidad que esta situación cambie”.
Sobre los fallos entre los medios de comunicación para llegar a los ciudadanos, el bloguero señala como una de las principales razones el lenguaje “florido” que es relativamente común en medios latinoamericanos. “Lo que es contradictorio considerando que la población en general no lee mucho, menos con titulares y notas que utilizan palabras que no son de uso popular”. Y, además, alejados de Internet. “Los medios [en Guatemala] utilizan las redes sociales con una perspectiva antigua: les es más importante generar tráfico a sus sitios que condensar la noticia y entregarla de manera directa”.
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