Bulgaria apuesta por la continuidad y elige al candidato oficial a la presidencia
La victoria de Rosen Plevneliev supone un espaldarazo en la lucha del Gobierno contra el crimen organizado y la corrupción Un 20% de los búlgaros está dispuesto a vender su voto por entre 15 y 25 euros
La compra de votos, la corrupción, las protestas y el desempleo que han marcado la campaña electoral para las presidenciales del domingo en Bulgaria ponen de manifiesto las carencias de la joven democracia europea. La victoria de Rosen Plevneliev, candidato del partido gubernamental Ciudadanos para el Desarrollo Europeo (GERG), es una señal de que la mayoría de los ciudadanos prefiere la continuidad. Plevneliev, de 47 años, ha resultado elegido este domingo en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales búlgaras, según los primeros sondeos a pie de urna. El candidato oficialista ha obtenido un 52,5% de los votos, adelantando a su rival, el socialista Ivaïlo Kalfin, que ha recibido el 47,4%.
Pero eso no quiere decir que los búlgaros se conformen con lo que tienen: el país más pobre de la UE y el segundo más corrupto. La formación del primer ministro, el exkarateka Boiko Borisov, llegó hace dos años al poder con un programa electoral centrado en la lucha contra la corrupción y el crimen organizado. Además, estas elecciones presidenciales han estado marcadas por el ascenso de los socialistas de Ivailo Kalfin y los buenos resultados de la independiente Meglena Kuneva, excomisaria europea, mientras la extrema derecha (el partido nacionalista Attack) no ha conseguido hacerse con un hueco, pese a todos los temores que había al respecto.
Sin embargo, no están muy convencidos de que las cosas puedan cambiar de verdad. Transparencia Internacional calcula que un 80% de los búlgaros está convencido de que las elecciones se manipulan. “Hemos seguido las campañas los últimos diez años y hemos visto que los intentos para manipular los resultados a través de la compra de votos, las presiones de las empresas y otras tácticas ilícitas son demasiado comunes”, explicaba recientemente Diana Kovatcheva, directora de la organización en Bulgaria. Según sus datos, hasta un 20% de los votantes está dispuesto a poner su papeleta a la venta. Durante la última campaña, hubo decenas de denuncias de compraventa de votos y tras la primera vuelta se detuvo por ello a ocho personas.
Durante la campaña, ha habido decenas de denuncias de venta votos y tras la primera vuelta se detuvo a ocho personas
¿Por qué venden su voto? Principalmente porque necesitan el dinero o temen perder su trabajo si no lo hacen. El salario medio apenas alcanza 350 euros mensuales (por un voto se ofrecen entre 15 y 25, según los medios locales) y la tasa de paro supera el 10%. A pesar de los duros ajustes fiscales puestos en marcha por el Gobierno, el Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo ha revistado a la baja la previsión de crecimiento del país del 3,7% al 2,3% para este año por su mayor exposición a la crisis de la deuda europea (uno 58% de la inversión directa en Bulgaria proviene de la zona euro, sobre todo de Grecia; y los bancos búlgaros están participados por entidades griegas).
Pero sobre todo, más allá de las cifras, los ciudadanos están convencidos de que, hagan lo que hagan, el país seguirá hundido en la corrupción. Bulgaria tiene los ciudadanos más tristes del mundo, después de Haití, según un estudio de Richard Easterlin, profesor de economía de la Universidad del Sur de California.
El salario medio apenas alcanza 350 euros mensuales y la tasa de paro supera el 10%
Con la amenaza creciendo de la crisis financiera, la desaceleración económica y el enésimo bloqueo por parte de la UE de la entrada de Bulgaria y Rumanía en Schengen por la corrupción rampante y el crimen, los búlgaros tienen motivos para no estar muy contentos. Los disturbios surgidos a raíz de la muerte de un joven en un atropello en septiembre son una muestra. Cientos de ciudadanos encolerizados se plantaron frente a la casa de un líder local gitano, Kiril Rashkov, socio del presunto homicida, que se dio a la fuga. Rashkov es un hombre muy rico sin fuentes de ingresos legales conocidas.
Perfiles como el suyo abundan en el país. El actual primer ministro ha prometido frenar la corrupción y el crimen organizado. Pero los resultados han sido modestos. El momento más importante se produjo a principios el año pasado con la detención de Alexei Petrov, un conocido empresario y antiguo espía, acusado de ser uno de los capos de la mafia búlgara, cosa que él niega. Fue encarcelado y, aunque tiene varios juicios pendientes (por chantaje continuado y amenazas de muerte a un socio), ahora está libre. De hecho, fue uno de los candidatos a la presidencia que se quedaron descolgados en la primera vuelta. Ha habido más arrestos, pero los expertos consideran que aún queda mucho por hacer.
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