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Las inundaciones fuerzan el cierre del segundo aeropuerto de Bangkok

El Gobierno tailandés decreta cinco días de vacaciones en 21 provincias para prepararse ante la riada que se prevé que llegue a la capital mañana

Tres monjes budistas son transportados, junto a otras personas, por una calle inundada en las afueras de Bangkok
Tres monjes budistas son transportados, junto a otras personas, por una calle inundada en las afueras de BangkokRUNGROJ YONGRIT (EFE)

El agua no da tregua en Tailandia. Las peores inundaciones que sufre el país asiático desde hace 50 años han forzado hoy el cierre del segundo aeropuerto de Bangkok. El Gobierno ha decretado también cinco días de vacaciones –del 27 al 31 de octubre- en la capital y otras 20 provincias afectadas por el desastre, para, entre otros, permitir a la población que se prepare ante la riada que se prevé que llegue a Bangkok mañana miércoles. La situación se verá agravada por la marea alta el próximo fin de semana, que se espera que remonte desde el Golfo de Tailandia por el principal río que cruza la ciudad. Las autoridades se han colocado en “modo de crisis”.

El agua ha entrado en el complejo que alberga el centro de mando de lucha contra las inundaciones, situado en el cerrado aeropuerto de Don Muang, que es utilizado habitualmente para vuelos domésticos, informa Associated Press. Aunque sus dos pistas no han resultado inundadas, permanecerán clausuradas hasta el 1 de noviembre.

Una de las terminales de Don Muang había sido convertida en un centro para desplazados en el que se han refugiado alrededor de 4.000 personas. La primera ministra, Yingluck Shinawatra, que se enfrenta a su primera gran crisis desde que accedió al cargo en agosto pasado, ha asegurado que los evacuados tendrán que ser trasladados a otros lugares.

La fuerza aérea tailandesa continúa operando vuelos de auxilio y transporte de ayuda en la pista militar de Don Muang, que sigue abierta. Esta está protegida por barreras contra las inundaciones. El aeropuerto internacional de Suvarnabhumi, el principal de esta metrópolis de 12 millones de almas, ha escapado hasta ahora a las aguas, y los vuelos funcionan normalmente. Don Muang, que se encuentra en las afueras al norte de la capital, es uno de los siete distritos de los 50 que tiene Bangkok que han sido declarados como zona en riesgo, ya que todos han experimentado inundaciones en algún grado.

La mayor parte de la ciudad ha escapado hasta ahora al agua, pero las autoridades han advertido por televisión a quienes residen a lo largo del río Chao Phraya, en la capital, que estén “totalmente en alerta” porque el agua alcanzó el lunes una altura récord de 2,3 metros, y podría llegar a 2,6 metros el fin de semana. La altura media de los muros de contención es de 2,5 metros. El peligro de que se produzcan desbordamientos es especialmente alto en caso de que llueva cuando la marea está alta.

Desde hace días, los vecinos hacen acopio de alimentos y de agua embotellada. La información sobre las inundaciones se ha visto marcada por la inconsistencia y las contradicciones; aparentemente debido a los desacuerdos entre la políticamente inexperta Yingluck y la administración de Bangkok, en manos de un partido rival. El desastre climatológico ha provocado 366 muertos desde mediados de julio, y ha dejado temporalmente sin trabajo a 650.000 personas. Más de 113.000 están viviendo en refugios temporales y 720.000 han necesitado ayuda médica.

Las autoridades dieron orden de que se abrieran la mayoría de las compuertas de los canales de Bangkok la semana pasada; una operación destinada a rebajar la presión sobre los muros de defensa del norte de la ciudad y desviar el agua por el este y el oeste hasta el mar, pero de alto riesgo, ya que aumenta la posibilidad de que se inunde el centro. La catástrofe ha pasado una elevada factura a la economía. El Gobierno ha anunciado hoy un presupuesto de 325.000 millones de baht (7.580 millones de euros) para labores de reconstrucción y ayuda, especialmente a pequeñas y medianas empresas, y pequeños comerciantes.

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