Cientos de presos políticos birmanos salen de las cárceles
Entre los liberados por la amnistía se encuentra el monje budista que lideró las marchas de protesta de 2007
Cientos de presos políticos birmanos han comenzado hoy a abandonar la cárceles de Myanmar gracias a la amnistía anunciada ayer por el Gobierno que beneficiará a 6.359 reclusos. Entre los más prominentes se encuentra Shin Gambira, líder de la Alianza de Todos los Monjes Birmanos, que jugó un importante papel en las protestas callejeras de 2007, aplastadas por el Ejército.
Myanmar, sumido en una dictadura desde 1962, ha iniciado un proceso de apertura, acelerado en los últimos meses, que según declaró ayer la secretaria de Estado de EEUU, Hillary Clinton, muestra "signos esperanzadores" para los habitantes de uno de los países más aislados del mundo. La amnistía se enmarca en la voluntad del nuevo Gobierno de avanzar en el respeto a los derechos humanos, lo que posibilitaría el fin de las sanciones económicas y políticas impuestas por EE UU y Europa al régimen birmano.
Shin Gambira tenía 27 años cuando fue encarcelado y condenado a 68 años de prisión por atentar contra la seguridad del Estado. El monje alentó las protestas contra la decisión del régimen de subir en un 500% el precio de los combustibles, lo que condenaba a la hambruna a una buena parte de la población birmana, ya muy castigada por la corrupción de las autoridades. La gran participación de monjes budistas, con sus hábitos naranjas en las marchas, hizo que mundialmente se conociera la protesta como la Revolución del Azafrán.
Otro de los excarcelados más populares es el cómico Zarganar. La cuñada de Zarganar, Ma Nyein, dijo al periódico disidente The Irrawaddy, que el comediante, escoltado por funcionarios de la prisión y autoridades locales, fue trasladado al aeropuerto de Myitkyina, en el norte del país, para subir a un avión dirección a Yangón (Rangún, la antigua capital).
Otro de los excarcelados más populares es el cómico Zarganar, conocido por su sátiras de la Junta Militar
Zarganar, conocido por sus sátiras contra la Junta Militar, fue detenido en 2008 por organizar el reparto de ayuda humanitaria a las víctimas del ciclón Nargis y condenado a 59 años de cárcel, rebajados posteriormente a 35.
The Irrawaddy ha informado también sobre la liberación del general Sao Hso Ten, del llamado Ejército del Estado Shan, condenado por alta traición en 2005 a 106 años de cárcel. Sao se encontraba en la prisión de Sittwe, en el oeste del país, según han indicado familiares del general. Sao Hso Ten
Alrededor de 2.000 presos políticos se encontraban en las cárceles birmanas, según datos de la Asociación para la Asistencia de los Presos Políticos del país. La amnistía se anunció después de que la nueva Comisión de Derechos Humanos, creada en septiembre pasado, pidiera al presidente y exgeneral Thein Sein, en una carta abierta publicada en los periódicos gubernamentales, que pusiera en libertad a los presos de conciencia que no suponen una amenaza para la seguridad del país.
La amnistía se esperaba desde que la Nobel de la Paz y dirigente opositora, Aung San Suu Kyi, que ha pasado más de 15 años bajo arresto domiciliario, se reunió en agosto pasado con Thein Sein. La dirigente democrática siempre ha insistido en la necesidad de la liberación de todos los presos políticos para impulsar la reconciliación nacional. Según The Irrawaddy, uno de los que no se ha beneficiado de la amnistía es Min Ko Naing, uno de los líderes estudiantiles en las protestas de 1988. También han quedado al margen, al menos de momento, otros muchos. El diario disidente señala que los excarcelados superarán los 300.
La salida de los presos, iniciada hoy, coincide con el el final de la cuaresma budista y afecta a un total de 6.359 reclusos, según la amnistía firmada por Thein Sein. Beneficiará especialmente a "ancianos, con mala salud o minusvalías cuyo comportamiento ha mejorado y que han cumplido un plazo adecuado de la condena", señaló el comunicado oficial.
Esta medida de gracia es la más importante de una serie de gestos aperturistas que el Gobierno promilitar ha adoptado en los últimos meses y que forma parte de la llamada "democracia disciplinada", puesta en marcha por los generales para lavarle la cara al régimen y lograr un levantamiento de las sanciones económicas que posibilite el desarrollo del país.
El cambio comenzó con la aprobación de una Constitución en 2008 y prosiguió con la celebración de unas controvertidas elecciones legislativas en 2010, que ganó con mayoría absoluta el partido de Thein Sein. El siguiente paso fue el traspaso del poder de la Junta Militar a un gobierno civil emanado de las urnas y formado en su gran mayoría por exgenerales, el pasado marzo.
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