"Me ajusté el cinturón y me dispuse a contar lo más terrible que he contado nunca"
El presentador recuerda como si fuese ayer aquel informativo que duró ocho horas durante las que no se levantó de la silla
Quienes viesen el arranque del informativo de Antena 3, no olvidarán el dúo formado por Matías Prats, su presentador, y el entonces corresponsal en Nueva York de la cadena, Ricardo Ortega, asesinado en 2004 en Haití. El comienzo de aquel informativo transmite con intensidad el desconcierto y la incredulidad de los primeros momentos. Prats, sin información desde un plató a kilómetros de distancia, y Ortega, en pijama en su piso neoyorkino, echan mano de su profesionalidad para salir del trance. Aquellos minutos siguen poniendo la piel de gallina.
Pregunta. ¿Recuerda las horas anteriores?
Respuesta. Lo he revivido tantas veces que lo recuerdo como si fuera hoy. Era un día normal, teníamos el guión del informativo cerrado, íbamos a abrir con una noticia de alcance nacional y sobre las 14.50, cinco minutos después del primer impacto, me ponen unas imágenes de una de las Torres Gemelas ardiendo. No sabemos si se trata de un accidente de avioneta o de un incendio, pero me dicen que es muy probable que lo pongan en el informativo en directo. Unos tres minutos antes de empezar me dicen que comenzamos directamente con eso. Así que ahí me tienes, sin apenas información. Me ajusté el cinturón y me dispuse a contar la noticia más terrible que he contado nunca.
P. Ricardo Ortega estaba también boquiabierto.
R. Él estaba en pijama en su piso, viéndolo desde la distancia. Ortega era un fuera de serie, un número uno de los que quedan pocos.
P. Aquel directo muestra la sorpresa con la que van viviendo los acontecimientos. El impacto del segundo avión, del tercero...
R. Y digo varias frases que salen con absoluta espontaneidad. En algunos momentos dejo de ser consciente de que hay una cámara enfocándome y reacciono de una manera muy humana, tratando eso sí de no alarmar. Aquello era tan terrible que no hacía falta ponerle ningún punto más de excitación, lo que trataba era precisamente de amortiguar la catarata de sucesos.
P. ¿Se hacía idea de la magnitud de la tragedia?
R. Yo había estado en las Torres y en cuanto comprobé la dimensión del primer boquete me di cuenta. Y en esas estábamos, viendo a cuántos pisos había afectado, cuando saltó la llamarada de queroseno del segundo impacto.
P. Usted aventuró bastante pronto que podía tratarse de un atentado terrorista.
R. Es cierto, y con el segundo impacto lo vimos claro. Mi siguiente preocupación era hablar con un piloto de Iberia que nos dijera si era posible que alguien que no suele tripular aviones de ese tamaño hubiese estrellado un avión a 700 kilómetros hora como un kamikaze.
P. ¿Recuerda sentir miedo a meter la pata?
R. Cuando te enfrentas a algo así tienes que tener un poco de confianza en ti mismo. Sabía que los pasos tenía que medirlos. No podía adelantar las consecuencias de lo que estaba sucediendo pero poco a poco me iba dando cuenta de la cantidad de muertos que aquello iba a causar. Pensaba, pero si en las Torres Gemelas caben dos pueblos enteros, y los que están por encima no van a poder escapar... Lo que no aventuré es que el edificio se colapsara en apenas una hora.
P. Al llegar a casa no podría dormir.
R. No me fui a la cama. Tras ocho horas continuas, porque Antena 3 fue la única cadena que aceptó no poner un solo corte publicitario, estaba ávido de información y estuve viendo las cadenas americanas.
P. ¿Es el suceso más importante que ha retransmitido?
R. Sin duda el más pavoroso. Fue tan brutal, tan mortífero, y encima tan bien televisado...Verlo en directo era inverosímil. Si un guionista lo hubiese escrito lo habrían rechazado por exagerado. Y cada vez que veo la imagen de los impactos siento el mismo escalofrío. Parece mentira que hayan pasado diez años.
P. ¿Se quedó satisfecho con su trabajo?
R. Cuando vives algo tan tremendo, es difícil sentir satisfacción, mi sensación era de espanto. En algo así no se puede ir a por nota, había que cumplir y tratar de hacerlo lo mejor posible. Lo único que yo debía hacer era acompañar la imagen.
P. ¿Cómo lo vivió usted?
R. Siguen siendo las imágenes más impactantes que se han presenciado y así seguirá siendo durante mucho tiempo. Yo lo viví tan absorto como millones de espectadores, estuve las ocho horas sin levantarme de la silla.
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