Berlín conmemora los 50 años de la construcción del Muro
Diversos actos en la ciudad servirán para homenajear a los fallecidos por intentar cruzar a la Alemania Federal
Alemania conmemora hoy con diversos actos el 50º aniversario de la construcción del Muro de Berlín, la valla que separó a los berlineses durante 28 años y que simbolizó la división entre dos concepciones antagónicas del mundo, separadas precisamente por esa pared, el capitalismo y el comunismo. Las autoridades alemanas celebran distintos eventos para señalar el medio siglo del Muro, con el punto culminante a mediodía, cuando se celebrará un minuto de silencio por los fallecidos al intentar cruzar a Berlín oeste saltando la pared.
La canciller alemana, Angela Merkel, originaria de la RDA, ha presidido el acto central de la conmemoración, la apertura de un museo en la Bernauer Strasse, una calle que quedó dividida por la mitad por el Muro."No podemos olvidar el 13 de agosto de 1961 y el dolor que trajo sobre millones de personas", ha destacado Merkel en su discurso.
El lugar, a diferencia de otros por donde pasaba el muro como la Puerta de Brandenburgo o la Postdamerplatz, está lejos del actual centro de Berlín, pero ha adquirido un carácter emblemático que, además, se refuerza por haber sido el lugar en el que se produjo la primera muerte relacionada con el muro. En su discurso, el presidente alemán, Christian Wulff, ha recordado ese hecho: "La primera víctima mortal fue Ida Siekmann. Ella quiso saltar hacia la libertad aquí, desde el tercer piso". Wulff, de oriden cristiano- demócrata, también ha aprovechado para hacer un ajuste de cuentas con aquellos que durante los años de la división de Alemania, desde occidente, se resignaron a que el muro existiera. "Los sandinistas de Nicaragua recibieron de algunos sectores más solidaridad que los ciudadanos oprimidos de la RDA", ha dicho.
El acto había estado precedido por una polémica en torno a unas declaraciones de la presidenta del partido La Izquierda, Gesine Lötzsch, que afirmó que la construcción del muro había sido una consecuencia de la agresión de la Alemania nazi contra la Unión Soviética.
Las declaraciones de Lötzsch llamaron a las barricadas a políticos conservadores que las vieron como prueba de que La Izquierda (agrupación resultante de la fusión entre los postcomunistas del Partido del Socialismo Democrático (PDS) y disidentes socialdemócrata) seguía representando el pensamiento dictatorial de la RDA.
Algunos además habían llamado al alcalde de Berlín, el socialdemócrata Klaus Wowereit, a que rompiese la coalición que mantiene con La Izquierda. Wowereit no ha llegado a ese extremo, pero en su intervención en el acto de hoy ha condenado indirectamente las declaraciones de Lötzsch y ha dicho que se avergüenza de los que siguen defendiendo la construcción del muro: "Es horrible que hoy haya quienes siguen creyendo que hubo buenas razones para construir el muro", ha sentenciado.
Las celebraciones comenzaron, en realidad, anoche, con la lectura, durante siete horas, de los nombres de los fallecidos al intentar abandonar el este comunista. Ocho meses después de la última víctima, Chris Gueffroy, el 6 de febrero de 1989, el Muro se vino abajo.
El muro de la vergüenza
Berlín, capital del estado nazi, quedó repartida entre las potencias vencedoras de la Segunda Guerra Mundial. La zona oeste correspondió a EE UU y Gran Bretaña, mientras que la Unión Soviética se quedó el este. Cada potencia administró su parte según su concepción, de modo que el Berlín este se convirtió en la capital de la comunista República Democrática Alemana. En la madrugada del 12 al 13 de agosto de 1961, el entonces mandatario de la RDA, Walter Ulbricht, dio la orden de iniciar la llamada operación Rosa , por la que unos 10.000 soldados levantaron lo que se denominó un "muro de protección antifascista", en realidad una barrera para impedir el éxodo de alemanes del este al oeste capitalista. Más de 2,5 millones de personas habían abandonado la RDA desde el final de la guerra. La ciudad quedó dividida por más de 160 kilómetros de alambradas de púas, que más tarde se convirtieron en una pared de hormigón de más de tres metros jalonada por 300 puntos de control y vigilada por cientos de soldados armados y con orden de disparar a todo el que osara saltar al otro lado. Hasta el 9 de noviembre de 1989.
Desde esa madrugada de agosto de 1961, miles de alemanes trataron de cruzar al otro lado arriesgando la vida, algunos lo lograron y otros se quedaron en el camino. No hay cifras muy claras, pero se estima que unas 150 personas perdieron la vida en su intento de buscar la libertad en el oeste. En recuerdo de esas víctimas, la ciudad reunificada ha guardado un minuto de silencio a mediodía, un minuto en el que hasta los transportes han detenido su actividad. A lo largo del día, en otros puntos de la ciudad habrá cine al aire libre y visitas guiadas para adultos y para niños.
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