Ollanta Humala, la transformación del Lula peruano
El asesor brasileño de Ollanta Humala no pierde detalle mientras el candidato nacionalista concede entrevistas a la prensa extranjera en el lujoso Hotel Los Delfines de Lima. Alto, canoso, y buen conversador, Luis Favre es el hombre que el Partido de los Trabajadores (PT) de Lula da Silva mandó a Perú para alejar a Humala de la izquierda radical que representa el presidente venezolano Hugo Chávez y situarlo en la órbita de la izquierda modera que los votantes identifican con el propio Lula o el presidente uruguayo Jose Mujica. La urnas juzgarán la credibilidad de Humala y el trabajo de Favre.
Álvaro Vargas Llosa, el hijo del Nobel Mario Vargas Llosa, aseguró el sábado en un programa de televisión que el viaje al centro de Humala no comenzó en estas elecciones sino cinco años atrás, cuando perdió la presidencia en segunda vuelta frente a Alan García. Vargas Llosa contó que tras la derrota, Humala llamó a su padre para confesarle que había cometido muchos errores. El más grave de todos había sido el de vincular su proyecto político al chavismo. Hoy Humala jura defender la democracia y respetar las libertades civiles y la propiedad privada. Su transformación ya convenció a los Vargas Llosa y a un montón de otros intelectuales, a una legión de analistas políticos y, sobre todo, al 50% de los votantes peruanos.
Casado con Nadine Heredia y padre de tres hijos, Humala ha aprendido a sus 48 años que el pasado no se borra de un plumazo. Aparte de cargar con una estrecha relación con Chávez en el pasado, sobre el candidato también pesa el legado de su padre Isaac, creador del movimiento etnocacerista, que proclama el poderío y la identidad inca de la época prehispánica sobre el hombre blanco. Desde su etapa como militar lo acompañan las sospechas de conductas autoritarias. Se le acusa de haber perpetrado abusos contra la población civil en la región andina de Huánuco en 1992, al final de la guerra contra Sendero Luminoso. Fue procesado y absuelto por falta de pruebas.
El 1 de octubre de 2000, el mismo día en que el siniestro ex asesor del presidente Alberto Fujimori, Vladimiro Montesinos, huía de Perú en un velero para escapar de la justicia, Humala encabezó un alzamiento junto a su hermano Antauro desde un regimiento en Locumba (en la región sureña de Moquegua) contra el régimen fujimorista. Tras la caída del gobierno, se entregó y fue amnistiado. En 2005, Antauro encabezó una nueva asonada tras el asalto a una comisaría en Andahuaylas. Hubo seis muertos y Antauro acabó condenado a 25 años de prisión. Muchos reprochan al candidato nacionalista no haber condenado el sangriento Andahuaylazo.
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