La violencia se intensifica en Yemen mientras Saleh busca tratamiento médico en Arabia Saudí
El presidente cede interinamente el poder al vicepresidente, mientras Riad impulsa una tregua en el país vecino - Las embajadas extranjeras inician la repatriación de sus nacionales.- Al menos dos muertos y 15 heridos tras nuevos combates en la capital
El presidente de Yemen, Ali Abdalá Saleh, aterrizó anoche en Riad para ser tratado de las heridas sufridas durante el ataque lanzado el viernes contra su palacio en Yemen, que el Gobierno de Saná atribuye a un clan tribal opositor.
Tras muchas horas de confusión, la noticia de la llegada del mandatario fue confirmada anoche por la Corte Real saudí. Según una nota oficial citada por la agencia Reuters, "el presidente llegó junto con ciudadanos y oficiales de su país que habían sido heridos para tratarse en Arabia Saudí" . La agencia precisaba que el mandatarios viajó en un avión médico saudí y que su familia llegó en un segundo vuelo como parte de una comitiva de 35 personas.
Al menos dos soldados yemeníes han muerto hoy y otros 15 han resultado heridos por una explosión en un edificio en el que se encontraban milicianos fieles al jeque opositor Sadeq Abdalá al Ahmar, en Saná, según fuentes policiales y militares El edificio se encuentra cerca de la plaza Al Tagir, donde miles de opositores al régimen yemení continúan gritando lemas en contra del presidente, que se encuentra en Arabia Saudí. Esas mismas fuentes han precisado que se han reanudado los enfrentamientos alrededor del complejo residencial de Al Ahmar, en el barrio de Al Hasba, entre fuerzas de seguridad y hombres armados de la tribu de Al Ahmar.
Informaciones contradictorias sobre Saleh
Las informaciones contradictorias sobre el paradero del presidente de Yemen alentaron ayer las sospechas de que las heridas que sufrió el día anterior fueron más graves de lo que se reconoció inicialmente. Aunque la televisión yemení insistió a lo largo del día en que el mandatario no había salido del país, la noticia de que el vicepresidente, Abd-Rabbu Mansur Hadi, había asumido el mando reforzaba la idea de que la crisis de Yemen ha entrado en una nueva fase. Sobre la una de la madrugada (hora peninsular española), llegaba la confirmación de la monarquía saudí de que Saleh había aterrizado con un grupo de funcionarios y ciudadanos yemeníes heridos.
Durante todo el día, Saná fue un hervidero de rumores. Arabia Saudí, que trataba de obtener una tregua entre los partidarios de Saleh y el clan rival de los Al Ahmar, presionó al presidente yemení para que aceptara ser tratado en su territorio, según explicaron a EL PAÍS un alto funcionario yemení y fuentes en Riad con acceso a responsables saudíes. Ante el riesgo de no poder regresar a Yemen, Saleh se estuvo resistiendo y pidió que le enviaran los cirujanos a Saná.
Cuando al filo de la medianoche, Abdu Ganadi, el portavoz gubernamental, anunció que Hadi había asumido como presidente en funciones y comandante jefe de las Fuerzas Armadas, parecía claro que el hombre que durante casi 33 años ha regido los destinos de Yemen, había cedido. O su condición se había deteriorado hasta el punto de que alguien tomó la decisión por él.
Así las cosas, los responsables yemeníes necesitarían tiempo para decidir cómo llenar el vacío de poder. De ahí las reiteradas negativas a aceptar que había viajado a Arabia Saudí, cuyos centros hospitalarios se hallan mejor equipados que los de Yemen, el país más pobre de la región. No hay que olvidar que los hijos, sobrinos y otros familiares de Saleh controlan las principales fuerzas de seguridad del país. La cadena Al Arabiya señalaba anoche que familiares de Saleh también viajaban a Arabia Saudí.
De todas formas, el mero hecho de que se planeara su traslado indicaba que Saleh sufrió algo más que los "rasguños", admitidos oficialmente. Varios responsables hablaban ayer de "heridas en la cara y el cuello", en tanto que la BBC citaba una fuente anónima según la cual tiene alojado bajo el corazón un trozo de metralla de 7,6 centímetros y quemaduras en la cara y el pecho.
Durante la madrugada anterior, el primer ministro y otros cuatro dignatarios heridos junto al presidente fueron trasladados a Arabia Saudí. Saná también elevó el número de víctimas a 11 muertos y 124 heridos, aunque sigue sin estar claro el tipo de proyectil utilizado en el ataque.
La mediación saudí parecía haber ralentizado los combates. "Hoy ha estado relativamente tranquilo", admitía un residente tras los bombardeos del día anterior con los que los militares respondieron al ataque contra el palacio presidencial. Al menos 10 tribales resultaron muertos y decenas heridos. La batalla hizo que desde primera hora de la mañana numerosos residentes abandonaran la capital.
También las embajadas extranjeras han iniciado la repatriación de sus nacionales y el cierre temporal de sus oficinas.
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