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Una campaña en Internet pide a los chinos que se manifiesten para pedir reformas

Los convocantes afirman que no apoyan una "revolución violenta"

La campaña lanzada el pasado fin de semana en China para pedir a la población que se manifieste al rebufo de las protestas que vive el mundo árabe ha entrado en una nueva fase, que amenaza con incrementar el nerviosismo del Gobierno ante la posibilidad de un efecto contagio. La web estadounidense Boxun, impulsada por activistas en el extranjero, ha recogido una "carta abierta" al Parlamento chino en la que los organizadores en China de las llamadas "concentraciones jazmín" -en referencia a las revueltas en Túnez- piden a los habitantes de Pekín, Shanghai y otras 11 ciudades que acudan cada domingo a las dos de la tarde al mismo punto designado para pedir un sistema judicial independiente, el fin de la corrupción, libertad de expresión y que el Gobierno sea "supervisado por el pueblo".

Los convocantes, cuya identidad se desconoce, afirman que no apoyan una "revolución violenta". "Sólo con que estés presente, el Gobierno autoritario temblará de miedo", señalan.

Los organizadores, que animan a pasar la convocatoria de boca a oreja, parecen ser los mismos que instaron a acudir a manifestarse en las 13 ciudades el domingo pasado. Poca gente respondió a la llamada, que, sin embargo, recibió una fuerte respuesta de las autoridades. Fueron desplazados centenares de policías, coches y furgonetas, y fueron detenidas media docena de personas, lo que a su vez multiplicó el interés de paseantes y curiosos y su difusión.

La carta urge a participar en un acto de "no cooperación no violenta", "deambulando, mirando y pretendiendo que se pasaba por allí". "Lo que necesitamos hacer ahora es poner presión sobre el partido chino gobernante", dice la convocatoria. "No tenemos necesariamente que derrocar al Gobierno actual. Si el Gobierno lucha contra la corrupción, el Gobierno y los funcionarios aceptan la supervisión del pueblo, el Gobierno es sincero sobre la resolución de los problemas relativos a la independencia judicial y la libertad de expresión y presenta un calendario, podemos dar tiempo al partido gobernante para que resuelva los problemas. Podemos desconvocar estas actividades", asegura la carta difundida también por la organización no gubernamental Human Rights in China, con sede en Nueva York. "Sin embargo, si el Gobierno no es sincero y solo quiere censurar Internet y bloquear la información para suprimir las protestas, estas serán cada vez mayores. Dado que más y más gente se enterará de las 'concentraciones jazmín', cada vez se unirán más chinos".

Los misteriosos convocantes afirman que no exigen el fin del gobierno de partido único. "No nos importa si implementamos un sistema de partido único, de dos partidos o incluso de tres partidos; pero estamos resueltos a pedir al Gobierno y los funcionarios que acepten la supervisión del pueblo y a tener una judicatura independiente. Esta es nuestra demanda básica".

El estricto sistema de censura en los medios de comunicación y en Internet impedirá que la inmensa mayoría de la población se entere de la campaña de protestas. Boxun está bloqueado en China, como también lo están Twitter y Facebook, que fueron fundamentales para promover las revueltas en Túnez y Egipto. Algunos chinos utilizan servidores proxy para saltarse los filtros, pero pocos buscan contenidos políticos.

A pesar de ello, Pekín se ha mostrado muy inquieto por el efecto cadena de las revoluciones en los países musulmanes, ha minimizado la información sobre lo ocurrido y ha vetado el debate en webs y servicios de mensajes cortos (microblogs) locales.

Decenas de activistas y abogados han sido detenidos o han sido sometidos a detención domiciliaria en todo el país antes de que comenzaran las protestas del pasado fin de semana, una práctica que suele ser corriente cuando se acercan fechas sensibles como la celebración a principios del mes que viene de la sesión anual del Parlamento chino, pero que este año ha adquirido una nueva dimensión.

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