Brisbane se salva de lo peor tras la segunda crecida del río
La gobernadora asegura que la reconstrucción del estado por las lluvias "será de dimensiones de posguerra"
Los habitantes de Brisbane, la tercera mayor ciudad de Australia, y capital del estado de Queensland, se han despertado con alivio después de que la crecida del río homónimo de esta noche no haya llegado al máximo nivel previsto cuando a la subida del río se ha unido a la marea alta. Aún y así las peores lluvias de la década han dejado tras de sí una enorme estela de destrucción. El día empezó en soleado, y los australianos más madrugadores pudieron ver el sol después de muchos días. Pero luego volvió la lluvia. Aún y así, según la policía y los metereólogos el río ya ha experimentado el momento de su máxima crecida.
Fuentes oficiales han informado de que el nivel del agua se quedó un metro por debajo de los 5,5 que pronosticaban los meteorólogos, una cifra que hubiera puesto en peligro a toda la zona metropolitana por las inundaciones, que han provocado al menos 12 muertos y 200.000 damnificados en la mitad oriental del país. Pero aunque el río ha alcanzado su caudal más alto, que las autoridades aseguran que tardará en remitir y no descartan que vuelva a crecer, la crecida de hoy queda lejos de las inundaciones de 1974, las más devastadoras en la zona.
Sin embargo, que esta segunda crecida del río no haya sido tan grave como la esperada no significa que no haya tenido consecuencias. La catástrofe ha sido enorme, con casi 14.500 casas y comercios totalmente sumergidos, y otros 19.700 parcialmente inundados, mientras 100.000 viviendas están sin electricidad y el suministro de agua es intermitente.
En el resto de Brisbane, algunos residentes no podrán regresar a sus hogares hasta dentro de dos días; otros tendrán que esperar meses y los más desafortunados, jamás podrán, lamentó la gobernadora del estado de Queensland, Anna Bligh. "Taradaremos en recuperarnos. Tres cuartas partes de nuestro estado ha experimentado un alto nivel de destrucción con las furiosas riadas y ahora nos enfrentamos a una reconstrucción de proporciones de posguerra", añadió Bligh.
El alcalde de Brisbane, Campbell Newman, asegura que mientras muchas zonas del centro financiero siguen inundadas, la menor crecida del río de esta pasada noche ha salvado unas 8.000 propiedades. "Ahora todos juntos tenemos que ayudar a la gente a tirar hacia delante", dijo Newman a la televisión australiana.
Los equipos de rescate regresaron esta mañana al valle del río Lockyer, donde esperan acceder a lugares remotos del área que el lunes arrasó una tromba de agua de ocho metros de altura que se llevó por delante poblaciones enteras al oeste de Brisbane.
Al sur de Queensland, las riadas ya han dejado incomunicadas a 4.500 personas en el estado de Nueva Gales del Sur y se espera que lleguen también a Victoria. Setenta ciudades y pueblos están inundados o aislados, con 2,5 millones de personas afectadas, y en algunas localidades el nivel del agua aún está creciendo.
Más de 100.000 personas en la ciudad de Brisbane están sin luz, la empresa Energex ya ha anunciado que enviará generadores para restablecer la electricidad tan pronto como ya no haya peligro de poder provocar incendios por cortocircuitos.
La cifra de fallecidos desde noviembre ha subido a 23 y los expertos creen que el daño para la economía australiana será aún superior al que provocó en 2005 el huracán Katrina en Estados Unidos.
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