Una veintena de periodistas españoles han sido expulsados de Marruecos pese a que iban de turismo
Las gestiones de Asuntos Exteriores no logran que Rabat levante el veto
Una veintena de periodistas españoles han sido expulsados de Marruecos -la mayoría desde Marraquech- en las tres últimas semanas pese a que su intención era hacer turismo o visitar a familiares allí residentes, según fuentes consulares y de los medios de comunicación en los que trabajan.
La prohibición de entrar en Marruecos afectó incluso, el sábado, a Nadia Álvarez, de Box Publicidad, una empresa perteneciente a PRISA, por el mero hecho de trabajar para un grupo de comunicación. Álvarez y el amigo que la acompaña pasaron la noche del sábado "en condiciones deplorables" en un calabozo del aeropuerto de Marraquech, privados de sus pasaportes, según relató por teléfono. En la tarde del domingo embarcó, junto con una periodista cántabra también expulsada, en un vuelo no comercial de Ryanair que las trajo a Madrid.
Otro caso especialmente llamativo es el de un colaborador de un diario del sur de España, cuya familia reside en el norte de Marruecos, al que la policía impidió reunirse con su mujer y sus hijos a los que tuvo que trasladar a Ceuta para poder verles.
Desde que, el 28 de noviembre, saltó a la palestra el primer caso de expulsión, el de Guillermo Sanz, colaborador de El Norte de Castilla, el Ministerio de Asuntos Exteriores ha hecho varias gestiones. Remitió, por ejemplo, notas verbales -en realidad son documentos escritos- a las autoridades marroquíes. Rabat alega en su respuesta que los periodistas que declaran querer hacer turismo pretenden, en realidad, viajar al Sáhara Occidental.
Esa antigua colonia española sigue vetada a la prensa. Tras el asalto policial, el 8 de noviembre, al campamento de protesta saharaui erigido en las afueras de El Aaiún, Rabat expulsó del Sáhara a una docena de periodistas españoles y dos de otros países europeos. Entre ellos figura la enviada especial de El Mundo cuya visita había sido pactada entre el Gobierno español y el marroquí.
Esa visita y la de un periodista de EL PAÍS, en los últimos días de noviembre, fue presentada por el vicepresidente, Alfredo Pérez Rubalcaba, y por la ministra Trinidad Jiménez, como "un primer paso" hacia la apertura del Sáhara a la prensa española, pero no sólo se mantiene cerrado sino que ahora los periodistas ni siquiera pueden ir de turistas a Marruecos.
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