"El próximo Gobierno debe garantizar el Estado de Derecho para crear confianza"
Edmond Mulet (Guatemala, 1951) tiene a su cargo la jefatura de la Misión de Naciones Unidas para la Estabilización de Haití (MINUSTAH) desde que su antecesor, el tunecino Hédi Annabi, falleciera a consecuencia del terremoto que afectó al país el pasado 12 de enero. Sentado en un salón del Centro de Convenciones del Hotel Moon Palace de Punta Cana, en el este de República Dominicana, el sábado de la semana pasada, gesticula y se explaya como diplomático que es. Ha asistido a la clausura de la Conferencia Internacional de Las Américas (CILA 2010), en la que durante tres jornadas estudiantes de nivel medio simulan ser representantes ante el organismo multilateral.
Pregunta. Terremoto y ahora cólera.
Respuesta. Creíamos que el aspecto sanitario, más allá de la crisis humanitaria creada por el terremoto, estaba controlado. Pero ha surgido este brote que ha matado a más de 300 personas y contagiado a unas 4.000 [el Ministerio de Salud Pública cifraba el miércoles en 442 los muertos y 6.742 los afectados]. Se dice que podría ser más grave si llega a los campamentos de refugiados, pero es allí donde hay asistencia médica, letrinas, agua clorada... El problema sería más bien en el resto de Puerto Príncipe.
P. Apuntan al grupo de soldados nepalíes de la MINUSTAH como el foco del brote.
R. Quién lo trajo y de dónde vino lo vamos a saber en los próximos días. Se ha identificado como una variedad del sur de Asia. Hemos realizado análisis de desechos humanos, aguas vertidas y usadas. Todo ha sido negativo, y el contingente nepalí se sometió a exámenes antes de venir, a principios de octubre, y estaba bien.
P. ¿Hay mala fe detrás de ese señalamiento?
R. No lo sé. Estamos en campaña electoral. El alcalde de la ciudad donde está el campamento es candidato a senador y no está bien en las encuestas. No descarto una manipulación política en este tema. Hay gente que no nos quiere en Haití por principio. Pero también hay otros, como delincuentes, traficantes y demás, con vínculos políticos, que denuncian la presencia de la MINUSTAH porque va en contra de sus intereses.
P. ¿Habrá elecciones el 28 de noviembre?
R. Hasta el momento, y a pesar del daño causado por el cólera, los involucrados en el proceso electoral han decidido que no hay que suspenderlas.
P. ¿La población está con ánimo de ir a las urnas?
R. Hace unos meses no lo había, pero en las últimas encuestas se ve gran interés en votar. Hay partidos y líderes que optaban por boicotearlas, pero el proceso avanza y todos se han integrado en él.
P. ¿Es esta la decisión electoral más trascendente de los últimos años para el pueblo haitiano?
R. Saber decidir en este momento es muy importante. Por primera vez va a haber una segunda vuelta, algo muy sano porque habrá una recomposición de fuerzas y alianzas que puede ser importante para el devenir del país.
P. ¿Hace falta un cambio de visión y de forma de gobernar?
R. Corresponde a los haitianos decidir qué candidato sería el mejor para responder a la situación del país. Ahora bien, los nuevos líderes, generaciones e ideas que están surgiendo pueden cambiar el rumbo de Haití. Y quiero advertir, y he insistido en ello con todos los candidatos, de que todos los esfuerzos que se han estado haciendo en los últimos 20 años no tienen sentido si el próximo Gobierno no se inclina con seriedad a garantizar el Estado de Derecho. Hace falta inversión y crear empleo, y la inversión solo llega con garantías. Ha habido avances políticos y en la policía, pero eso no es suficiente para salir del círculo vicioso.
P. Habla de generar confianza.
R. Solo se logra dando garantías de igualdad. Ahora se resuelven los problemas por sistemas informales que solo benefician a un pequeño sector de la población. Antes de venir a Haití, hace unos años, no había pensado en el concepto de suicidio colectivo. Pero uno lo ve aquí, donde hubo registro de la propiedad, de nacimientos, tribunales que funcionaban...
P. ¿No será que algunos se han dedicado a acabar con Haití?
R. La responsabilidad es de todos. También de la comunidad internacional. Hemos sido corresponsables. En algún momento no nos gustaba la ideología del presidente, la posición de un Gobierno, cualquier pretexto era bueno, y hemos creado instituciones paralelas al Estado, lo que ha ayudado a debilitar las suyas.
P. ¿Hay un límite para que las cosas cambien y los haitianos no opten por el éxodo?
R. No hubo éxodo masivo después del terremoto, pero sí hay uno ordenado, con filas masivas, sobre todo de jóvenes, frente a consulados para irse. Y es preocupante.
P. La miseria sigue, quizá agravada ahora.
R. Hay que recordar que la situación de Haití viene de antes. Lo que hay ahora, con los desplazados... Sin ser cínicos, muchos de ellos están mejor que antes, y no les podemos pedir que vuelvan a sus barrancos, a estar rodeados de aguas negras... Hace falta una nueva etapa con el liderazgo del Gobierno para ubicar los terrenos donde construir las nuevas comunidades. Hay recursos y voluntad. Uno ve el esfuerzo cotidiano y vemos voluntad en la gente de salir adelante.
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