Momentos estelares del rescate
Los abrazos del presidente Sebastián Piñera y su esposa han permanecido junto al túnel excavado en la mina aguardando con los familiares la salida de la mayoría de los mineros durante horas. El presidente solo se ausentó desde las nueve de la mañana, hora peninsular, hasta las 14.15. Se ha abrazado a todos ellos - excepto a los seis, que salieron en esas cinco horas- y les ha dado frases de aliento, una diferente para cada uno, improvisando: "Bienvenido de nuevo a la vida", le dijo a Carlos Bugueño, el vigésimo tercer minero rescatado. "Tu hija te estaba esperando", a Pedro Cortez, el trigésimo primero.
El mundo pendiente Una audiencia global de mil millones de espectadores ha seguido en directo el salvamento de los mineros. Y no sólo los ciudadanos, a través de la televisión o Internet. También los políticos. Evo Morales acudió a la mina San José en persona para recibir a su compatriota rescatado, Carlos Mamani. "Chi, chi, chi, le, le, le", escribió Cristina Fernández, la presidenta argentina, en su Twitter, siguiendo al minuto la operación. Lula declaró que "el mundo está orgulloso" de Chile y Obama, que este rescate "inspira al mundo".
Patriotismo. Los colores de la bandera chilena han impregnado toda la operación. En los globos, camisetas, en la propia cápsula de salvamento. Los cánticos de la gente deletrean el nombre de Chile. También está este otro: "Chi-chi-chi, le-le-le, los mineros de Chi-le" para recibir a Los 33. Mario Gómez, que padece silicosis, salió de la cápsula con un rosario al cuello agitando una bandera firmada por los mineros y el pulgar levantado. Mario Sepúlveda salió eufórico, moviendo los brazos y gritó: "¡Viva Chile, mierda!". José Ojeda, el hombre que escribió el primer mensaje al exterior tras el derrumbe, ondeó la bandera nada más salir y después abrazó a sus familiares. Luis Urzúa, el jefe, el último en salir, llevaba una rodeándole el cuello. Cuando acabó el rescate, todos cantaron el himno chileno.
Momentos místicos. Samuel Ávalos Acuña aseguró, tras emerger a la superficie, que durante los 70 días bajo tierra experimentó una conversión que le hizo sentirse "cerca de Dios". Omar Reygadas Rojas salió en el lugar decimoséptimo, se arrodilló y dio gracias a Dios por sobrevivir. El mismo gesto hizo el siguiente minero, Esteban Rojas, decimoctavo. Él y su novia se abrazaron de rodillas y agradecían al cielo el rescate. Dios se colaba a menudo en las palabras del presidente. Cuando todos los mineros habían salido, dio gracias "especialmente a Dios porque estuvo de nuestro lado". Juan Carlos Aguilar, el vigésimo noveno minero en ser rescatado, llevaba un mono de trabajo en el que se leía, en la espalda: "Porque en su mano están las profundidades de la tierra, y las alturas de los montes son suyas. De Él es la honra y la gloria". Mario Sepúlveda resumió así su experiencia bajo tierra: "Dios y el diablo me pelearon y ganó Dios".
La vida privada, al descubierto La biografía de los mineros, la historia personal -y amorosa- de cada uno ha salido, también, a la superficie. El vigésimo primer rescate, el de Yonny Barrios, de 50 años, causó una expectación especial. No estaba claro si al final su esposa, que se había enterado de que él tenía una relación con otra mujer mientras estaba atrapado bajo tierra, acudiría a recibirlo. Al final fue su novia la que le dio el abrazo de bienvenida a la superficie.
La fama súbita. Mario Sepúlveda, el segundo en salir, es Supermario para Internet, en referencia al famoso personaje de videojuego que entra y sale de estrechas tuberías. Se ha creado una página de Facebook con más de un millar de seguidores llamada "Yo también quiero carretear [ir de fiesta] con Mario Sepúlveda". Él era quien grababa en vídeo a sus compañeros durante el tiempo que permanecieron atrapados. Salió para después bromear con el ministro de Minería chileno, al que llamó "jefazo". Aunque es uno de los mineros más populares en las redes sociales, mostró su aversión a la fama: "No quiero que me traten como artista, ni como animador, sino como el Mario Sepúlveda minero. Nací para morir amarraíto al yugo".
Las demandas laborales. Luis Urzúa, el jefe de los mineros, pidió al presidente Piñera: "que esto no se vuelva a repetir". Mario Sepúlveda reclamó cambios en las condiciones de trabajo en la mina, "no podemos quedar así bajo ningún punto ni circunstancia (...) los empresarios tienen que dar las armas para que los mandos medios hagan cambios.
Recuerdos de la mina Ariel Ticona, el penúltimo en salir, mostró el auricular de un teléfono con el cable colgando. Lo guardó porque, dijo, "éste es el teléfono que primero comunicó a los mineros".
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