El aborto, la corrupción y las privatizaciones centran un rocoso debate televisado en Brasil
Dilma Rousseff y José Serra aprovechan para sacar a la luz los trapos sucios de su contrincante en la carrera presidencial.- Las encuestas dan ventaja a la candidata de Luiz Inácio Lula da Silva
Plató en semipenumbra dominado por el azul oscuro. Un gran ojo amarillo presidiendo el suelo del estudio, logotipo de la cadena Bandeiantes, donde esta madrugada (hora penínsular española) se vieron las caras los aspirantes a dirigir Brasil. En el rostro de los candidatos un rictus de tensión. El primer debate televisado de la segunda vuelta de las elecciones en el gigante suramericano elevó la tensión al máximo al dar visibilidad a los temas que más irritan a los contrincantes. La ventaja sigue siendo, según las encuestas, para la candidata del presidente del país, Luiz Inácio Lula da Silva, Dilma Rousseff, frente al socialdemócrata José Serra.
Parapetados tras un atril de metacrilato, junto a un taburete que ninguno de ellos osaría utilizar, Rousseff y Serra protagonizaron un rocoso cara a cara monopolizado por sus opiniones sobre el aborto, la corrupción, la seguridad o las privatizaciones. La candidata de Lula logró en la primera vuelta, el pasado 3 de octubre, el 46,91% de los votos; mientras que su oponente se hizo con el 32,61% de los sufragios. Los brasileños volverán a hablar el próximo 31 de octubre y el primer enfrenamiento televisado entre ambos dejó entrever cuál será el tono de lo que resta de campaña.
Ambos azuzaron a su contrincante, pero evitaron dar un paso en falso en sus respuestas, se atrincheraron en la ambigüedad y sobrevolaron las líneas maestras de sus respectivos programas electorales.
Serra, candidato del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), exhibió toda su artillería pesada: habló mucho de seguridad, recordó los casos de corrupción que salpicaron a la Administración del presidente brasileño, y quiso dejar en evidencia las contradicciones y cambios de opinión de la candidata oficial sobre el aborto y la religión.
"En algunas entrevistas ha dudado de la existencia de Dios y ahora se vuelve devota; Yo no defendí nunca el aborto, pero usted sí; y ahora se pasa a decir lo contrario", le espetó Serra a su rival. Tanto Serra como Rousseff han mantenido durante la recta final de la campaña su oposición a la interrupción del embarazo con la intención de arañar el voto católico. Para espolonear a su rival Serra recordó la dimisión, el mes pasado, de la ministra de Presidencia Erenice Guerra, muy cercana a Rousseff, salpicada por escándalos de tráfico de influencias y corrupción.
El tono casi no bajó de ese nivel en todo el enfrentamiento público. Rousseff llegó denunciar que sufre "una campaña de calumnias y difamaciones" de sus oponentes. El ataque de la candidata del Partido de los Trabajadores (PT) llegó por las privatizaciones. Le acusó a Serra de querer dejar en manos privadas la petrolera estatal Petrobrás. Para armar su argumentación, la candidata recordó que Serra fue ministro con Fernando Henrique Cardoso bajo cuyo mandato se realizaron varias privatizaciones.
Serra apuntó justo en el sentido contrario y se defendió revelando sus intenciones de nacionalizar, entre otras empresas, el servicio de Correos y de proteger el estatus de Petrobrás.
Uno de los grandes retos en el país suramericano es la seguridad. El candidato socialdemócrata abogó por la creación de un cuerpo especial de seguridad, una "guardia nacional", que tendría como misión la vigilancia fronteriza y la lucha contra el tráfico de drogas y de armas. También reclamó que el Gobierno brasileño presione a Bolivia para que colabore en la erradicación del tráfico de estupefacientes desde su territorio.
Rousseff coincidió en que es necesario mejorar la seguridad, pero rechazó la creación de un ministerio específico o cuerpo de seguridad especial. En opinión de la candidata del PT queda pendiente una labor de refuerzo de la vigilancia fronteriza y apostó por mejorar las condiciones laborales de los agentes que integran actualmente la plantilla.
Rousseff echó mano a lo largo del debate incluso de su género: "Las mujeres está preparadas para presidir Brasil". La candidata de Lula sigue manteniendo una importante ventaja en las encuestas. El último sondeo publicado por la empresa Datafolha, que se hizo pública el pasado sábado, le otorga el 48% de los votos, frente al 41% de Serra. A la vista del primer debate, Brasil tendrá aún 21 días de encarnizada batalla.
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