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¿Piedad Córdoba o Teodora de Bolívar?

La senadora colombiana, en la cuerda floja por sus vínculos con las FARC

¿"Mujer de paz" o "rostro público" de la guerrilla? ¿"Heroína nacional" o "desgracia para Colombia"? ¿Patriota o "agente" de Hugo Chávez? El perfil de Piedad Córdoba está escrito en blanco y negro. Para algunos, es la luchadora humanitaria que ha logrado la liberación de 14 secuestrados en poder de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y que merece el Premio Nobel. La mayoría de los colombianos, sin embargo, la considera una política calculadora y oportunista, afín a la guerrilla, que defiende con pasión el chavismo venezolano mientras denigra a la democracia colombiana en foros internacionales. "Sé que soy una de las personas más odiadas en Colombia", reconocía recientemente al diario El Espectador, asumiendo las encuestas como un peaje por su "defensa de la paz". Pero las cosas han ido más allá de las disputas retóricas y Córdoba está ahora contra las cuerdas: el pasado 27 de septiembre, el procurador general, Alejandro Ordóñez, la destituyó del cargo de senadora y la inhabilitó para la vida pública durante 18 años. El motivo: colaboración con las FARC, que engrosan las listas internacionales de grupos terroristas.

Córdoba actuó como mediadora, con autorización del entonces presidente Álvaro Uribe, entre agosto y noviembre de 2007. El jefe de operaciones era Hugo Chávez, venerado por las FARC. El objetivo era lograr la liberación de secuestrados. Según el procurador, la senadora se extralimitó en sus funciones, hasta el punto de aleccionar a los jefes guerrilleros en estrategia y manejo de los rehenes para sacar el máximo provecho político.

El informe del procurador, de 140 páginas, se fundamenta en los discos duros de los ordenadores de Raúl Reyes —número dos de las FARC muerto en 2008 en un bombardeo del Ejército colombiano en Ecuador—, en interceptaciones telefónicas y en varios testimonios. Es el intercambio de correos electrónicos con el jefe guerrillero lo que deja a la senadora peor parada. En ellos Córdoba se transforma en Teodora, según hace saber el propio Raúl Reyes en un mensaje a sus operadoras: "Incluyan en el listado (...) la siguiente dirección: piedadcordobaarrobahotmail.com. A esta dirección mandan mi nota a nombre de Teodora". En otra ocasión, Reyes adjunta "una carta de Piedad" firmada por "Teodora".

Y esa Teodora de Bolívar pide a Raúl Reyes (27 de octubre de 2007) que entreguen pruebas de vida de los secuestrados para "catapultar a Hugo Chávez antes del 2 de diciembre" [fecha del referéndum sobre la reforma constitucional en Venezuela, que finalmente perdió]. O que entre esas pruebas no envíen vídeos, sino "grabaciones de voz de los retenidos", para evitar el fuerte impacto que causa en la opinión pública el lamentable estado de los rehenes. O llama a las FARC "ejército del pueblo".

O sugiere, también, que ignoren las presiones para liberar a Ingrid Betancourt, la secuestrada más relevante. Así lo transcribe César, uno de los mandos guerrilleros. "La senadora Piedad Córdoba" cree "que hay que soltar algo y entregárselo a Chávez en la frontera, y que no sea Ingrid". Dice además "que Ingrid está flaca, pero que siempre fue flaca y que no se va a morir de eso". La propuesta del presidente francés, Nicolas Sarkozy, para liberar a la política franco colombiana "le importa una güeva". Desde su rescate por el Ejército, en julio de 2008, Ingrid Betancourt ha evitado a Piedad Córdoba.

Los intercambios entre los guerrilleros no dejan en buena posición a la senadora. "Piedad está enteramente a nuestra disposición", escribe el 12 de noviembre de 2007 Iván Márquez, otro de los miembros del secretariado de las FARC. "Es la candidata de Chávez [para las elecciones presidenciales colombianas] y podría ser la nuestra". Y Raúl Reyes cuenta cómo Córdoba le confió que Hugo Chávez le había dado "100 millones para obras sociales".

Córdoba niega ser autora de semejantes mezquindades. Es, dice, un invento de la derecha para "criminalizar" su "labor humanitaria", y alega que los correos electrónicos son falsos. Sin embargo, la propia Interpol certificó que los ordenadores de Reyes no habían sido manipulados y que se guardó la cadena de custodia. Por otro lado, todo cuanto se cuenta en esos mensajes se corresponde con hechos reales: por ejemplo, los viajes que menciona Teodora coinciden al milímetro con los de la senadora.

Siempre tocada con coloridos turbantes, que conjunta con sus ropas, y profusamente maquillada, Córdoba, de 55 años, parece haber dilapidado el reconocimiento que generó su defensa de la mujer o los derechos de los homosexuales, o su plante a los paramilitares (que llegaron a secuestrarla durante varios días).

La ahora ex senadora ha recurrido la decisión del procurador, que es paralela a la causa penal que se le sigue en la Corte Suprema. Y las voces de protesta por su inhabilitación no se han hecho esperar, empezando por las de Fidel Castro, Hugo Chávez, Evo Morales y algunas ONG. Mucho más tibio se ha mostrado su propio partido, el Liberal, que "lamenta" la destitución de Córdoba, pero se declara "respetuoso de las determinaciones de los órganos de control".

El procurador Ordóñez se justifica. Él mismo ha destituido a nueve parlamentarios por sus vínculos con los antiguos grupos paramilitares, "y en el 80% de los casos las pruebas son menos contundentes que las de Piedad Córdoba", asegura en una entrevista con la revista Semana. "Lo que ella hizo no tiene que ver nada con la gestión humanitaria".

Piedad Córdoba conversa con Raúl Reyes, número dos de las FARC, en septiembre de 2007 en la selva colombiana.
Piedad Córdoba conversa con Raúl Reyes, número dos de las FARC, en septiembre de 2007 en la selva colombiana.REUTERS

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