El debate sobre el servicio militar divide al Gobierno alemán
El presupuesto de Defensa sufrirá un recorte de 8.300 millones hasta 2014
La ceremonia pública en la que 420 reclutas hacen voto de defender "la libertad del pueblo alemán" no atrajo este año a manifestantes antimilitaristas a Berlín. Bajo un sol radiante y entre fanfarrias militares, efectivos de los tres ejércitos desfilaron ante la canciller alemana, Angela Merkel, y su ministro de Defensa, Karl Theodor zu Guttenberg. A diferencia de 2008 y 2009, no hubo protestas, ni pitidos ni detenciones en lo que quizá sea el epílogo de una larga tradición. De cumplirse los planes ministeriales de reforma de las Fuerzas Armadas (Bundeswehr), el servicio militar obligatorio quedará suspendido en Alemania. La del mes de julio habría sido la última vez que soldados forzosos prometían servir a la República Federal en la explanada del Reichstag berlinés.
La CDU defendió la mili obligatoria durante la campaña electoral
Tras acortar la mili de nueve a seis meses en julio pasado, el ministro de Defensa presentó a finales de agosto cinco modelos de reforma para las Bundeswehr. Dijo preferir el Modelo 4, que contempla la suspensión de la obligatoriedad del servicio militar. Este permanecería anclado en la Ley Fundamental, pero en 2011 se convertiría en un servicio voluntario de entre 12 y 23 meses. Guttenberg lleva semanas tratando de convencer a los suyos de la conveniencia de la reforma, que tendrá que acordarse este mes. Antes de comenzar su reciente visita a las tropas alemanas en Afganistán, el ministro insistía en que las Bundeswehr "solo pueden mantener 7.000 soldados en misiones en el extranjero" al mismo tiempo. Considera Guttenberg que la posición de Alemania en el mundo la obligaría a ser capaz de mantener un mínimo permanente de 10.000 militares fuera de sus fronteras. Para lograrlo, deberán reducir capacidades en el interior, porque de los 80.000 millones de euros que quiere ahorrar Merkel hasta 2014, 8.300 millones han de salir de los presupuestos de Defensa.
Sorprende a muchos que el barón de Guttenberg, estrella de la conservadora Unión Social Cristiana (CSU) bávara en el Gabinete de Merkel, sea el agente de semejante revolución. En principio, y en campaña electoral, tanto la CSU como su partido hermano, la CDU que preside Merkel, y buena parte del socialdemócrata (SPD) han defendido hasta ahora la pervivencia del servicio militar obligatorio. Los grandes partidos temen las consecuencias electorales en las regiones donde los cuarteles y otras dependencias militares son un factor económico importante.
Guttenberg espera contar con "entre 7.500 y 15.000 hombres y mujeres" en su servicio militar voluntario. Para hacer la oferta "más atractiva" a los reclutas, el ministro propone un "periodo de prueba" de seis meses. Además, planea reducir la tropa en 90.000 de sus 252.000 soldados. El "mínimo que permitirían" las necesidades de defensa y las alianzas alemanas sería -según el ministro Guttenberg, que es suboficial en la reserva- de 165.000 militares activos. Prometiendo unas Bundeswehr menores pero más efectivas, el Gobierno intenta evitar la impresión de que su recorte responde al imperativo económico.
Los partidos pequeños (el liberal FDP, Los Verdes y La Izquierda) apoyan la profesionalización del Ejército. El FDP, socio de CDU y CSU en el Gobierno, se afana ahora en recalcar que fueron los primeros en pedir que se acabe la mili. Su líder, el ministro de Exteriores y vicecanciller Guido Westerwelle, vuelve a quedarse al rebufo del popular Guttenberg y a la sombra de la canciller.
El punto final a 200 años de tradición militar prusiana y a 54 años de "servicio de guerra con las armas" dictado por la Ley Fundamental está causando un considerable estrépito. Los críticos dicen que la mili es cara y anacrónica. Recuerdan que entre los 28 países de la OTAN, solo Alemania, Grecia, Turquía, Noruega y Estonia mantienen el servicio militar obligatorio. Los suecos lo liquidaron este verano sin mayor controversia. Si bien la amenaza de invasión por tierra en Centroeuropa cayó junto al muro de Berlín hace 20 años, sus valedores alemanes hablan de la mili como una de las señas de la identidad republicana y democrática de posguerra, donde los soldados son "ciudadanos de uniforme".
El ministro de Defensa, de 38 años, parece que convence a la derecha alemana con su propuesta. Su jefe en la CSU y primer ministro de Baviera, Horst Seehofer, se ha mostrado esta semana, por vez primera, dispuesto a negociar la suspensión de la mili. La semana pasada, Guttenberg se sacó fotos en una visita al norte de Afganistán, donde Alemania mantiene 4.340 militares. En helicóptero o en tanqueta, siempre repeinado y con gafas de piloto, el barón escenificó su cercanía con la tropa y su afinidad con lo marcial. Es el ministro más popular del Gobierno. Culminar su reforma sería un excelente aval para su prometedor futuro político.
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