Preguntas y respuestas sobre Kosovo
Algunas claves para entender el futuro del país balcánico
¿Cuándo y por qué se declaró la independencia de Kosovo?
El 17 de febrero de 2008, el Parlamento de Kosovo proclama unilateralmente su independencia de Serbia, que asumió su control a principios del siglo XX. El presidente de la asamblea legislativa, Jakup Krasniqi, declaró a la República de Kosovo como "un Estado independiente, soberano y democrático".
Con un 90% de población albanesa y un 7% de población serbia, Kosovo, a finales de 1999, pasó a ser un protectorado internacional bajo la administración interina de la Misión de Administración Provisional de las Naciones Unidas (MINUK), aunque de iure seguía formando parte de territorio serbio. La seguridad y estabilidad de la zona y la conservación del alto el fuego fue encargada a la fuerza multinacional KFOR. En 2001, la MINUK cedió parte del gobierno a la comunidad albanokosovar, la más represaliada por Milosevic durante el tiempo en que duró la guerra de Kosovo.
Según lo establecido por la Resolución 1244 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, se instauró un proceso destinado a lograr un acuerdo para el futuro estatus de Kosovo, que garantice su "gobierno autónomo sustancial". Serbia considera a Kosovo una provincia autónoma dentro de su propio territorio, en conformidad con su interpretación de la citada Resolución 1224. De hecho, para los serbios, Kosovo es su cuna espiritual. Para los albanokosovares, la única solución pasa por su independencia.
El 7 de octubre de 2005 se iniciaron las conversaciones para alcanzar un acuerdo sobre el estatus de Kosovo. En 2007, el finés y premio Nobel de la Paz, Martti Ahtisaari, enviado especial de la ONU para Kosovo, dio a conocer los detalles preliminares de su propuesta para un estatus definitivo de la provincia. Ante el rechazo por parte de Serbia y Rusia, las autoridades kosovares anunciaron su intención de declarar la independencia de forma unilateral.
¿Cuál ha sido la reacción de la comunidad internacional a la declaración de independencia?
La declaración de independencia, aunque unilateral, contó con el apoyo de EE UU. Hoy en día 69 países de los 192 que integran Naciones Unidas, entre ellos 22 miembros de la Unión Europea, han reconocido oficialmente la independencia de Kosovo. Además de EE UU, destacan Alemania, Francia, Italia, Reino Unido o Japón.
Serbia mostró su oposición desde el mismo instante en que se declaró la independencia. España tampoco ha reconocido la soberanía de Kosovo, al igual que Rusia, China, India o Brasil. Otros Estados miembros de la UE que también se han negado a apoyar la independencia kosovar son Chipre, Eslovaquia, Grecia y Rumania.
Gobierno y administración
En la actualidad, el gobierno y administración de Kosovo están dirigidas por representantes albanokosovares, con excepción de la parte de Mitrovica al norte del río Íbar y territorios próximos a la frontera de Serbia, que ha rechazado la independencia.
La República de Kosovo se rige por una Constitución, aprobada el 15 de junio de 2008, que no ha sido reconocida por Serbia. Esta carta Magna establece como jefe del Estado a su presidente. El poder ejecutivo está representado por el primer ministro y jefe de gobierno y el legislativo queda en manos de un Parlamento unicameral. Conforme a la nueva Constitución, Kosovo ha creado su propia agencia de inteligencia, ha expedido pasaportes y ha abierto embajadas en otros países. Aunque gran parte de la administración esté en manos del gobierno local, ciertos temas, como defensa, ámbitos de la justicia, seguridad interna y diversas tareas en Kosovo del Norte aún dependen de la comunidad internacional, dentro del mandato de la Resolución 1244 de garantizar un régimen interino provisional, hasta determinar el estatus final de Kosovo. Desde 1999 y hasta septiembre de 2009, España desplazó a la república balcánica un total de 22.000 soldados.
Antecedentes. La guerra de Kosovo
Las guerras civiles que tiñeron de sangre los balcanes en los años noventa comenzaron en Kosovo y terminaron en Kosovo. Yugoslavia era un estado federal formado por seis repúblicas (Serbia, Eslovenia, Croacia, Bosnia-Herzegovina, Macedonia y Montenegro), mientras que Serbia a su vez contaba con dos provincias autónomas: Kosovo, de mayoría albanesa, y Voivodina, con una importante población húngara. Desde la muerte de Tito, en 1980, las tensiones entre las diferentes nacionalidades se fueron exacerbando y empezó a derrumbarse el frágil puzle étnico sobre el que se formó Yugoslavia (los serbios son ortodoxos, los croatas católicos y los bosniacos y albaneses musulmanes, aunque ninguna de las repúblicas, salvo Eslovenia, es étnicamente homogénea).
En 1989, el dirigente serbio Slobodan Milosevic suprime las autonomías de Kosovo y Voivodina, lo que muchos expertos consideran que abrió la caja de los truenos étnicos. Las guerras de Croacia (1991-1992) y Bosnia (1992-1995) fueron un compendio de horrores. Durante todo este periodo, la situación en Kosovo se fue deteriorando: los albaneses declararon su independencia unilateral, mientras que la represión serbia se endureció conforme se multiplican los ataques de la guerrilla del Ejército de Liberación de Kosovo. La matanza de Racak precipitó las conversaciones de Ramboulliet (Francia) a la que los serbios acudieron bajo la amenaza de una intervención internacional. Tras el fracaso de las conversaciones y ante la negativa serbia a retirar las tropas de Kosovo, la noche del 24 de marzo de 1999 comienzan los bombardeos de la OTAN contra Serbia. Tras una campaña aérea de casi tres meses, las fuerzas serbias se retiran de Kosovo y entran las tropas internacionales dirigidas por la OTAN.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.