EE UU y Japón refuerzan su alianza militar ante el reto de Corea del Norte
Hillary Clinton y el primer ministro japonés Hatoyama negocian sobre la base estadounidense de Okinawa
La secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, ha visitado Japón y su encuentro con el primer ministro, Yukio Hatoyama, se ha saldado con una enérgica condena al régimen norcoreano. Era un asunto insoslayable, después de que la víspera una comisión internacional de investigadores asegurara que el hundimiento de la corbeta surcoreana Cheonan, que costó la vida a sus 46 tripulantes el pasado 26 de marzo, fue provocado por un torpedo disparado por un submarino norcoreano.
Clinton y Hatoyama también han acordado seguir reforzando su alianza militar y han manifestado su compromiso por alcanzar la semana próxima un acuerdo definitivo sobre la polémica reubicación -otro tema ineludible- de la base estadounidense de Futenma, en Okinawa.
El emplazamiento de la base ha provocado meses de desencuentros entre ambas potencias. Finalmente, Futenma será trasladada al norte de la isla, en contra de lo que prometió Hatoyama tras ganar las elecciones el año pasado. La decisión agrada a Washington, pero no a la opinión pública okinawanse ni a los socios de Gabinete del primer ministro, que amenazan con abandonar la coalición de gobierno si se hace efectivo el acuerdo.
"Como hemos visto tras los resultados de la investigación sobre el hundimiento del Cheonan, salta a la vista que ambos países encaramos peligros y desafíos comunes", ha manifestado Clinton tras al encuentro con Hatoyama y el canciller, Katsuya Okada. A juicio de Clinton, es necesaria una "fuerte respuesta internacional" ante el "acto de agresión" norcoreano. "No será y no puede ser tratado como un asunto regional sino internacional", ha añadido Clinton, que ha eludido precisar el contenido de esa respuesta".
Por su parte, el primer ministro japonés ha expresado su deseo de fortalecer aún más la alianza entre ambos países y mostró su apoyo total a Estados Unidos a la hora de condenar en el ámbito internacional al régimen de Pyongyang.
Tras la publicación de los resultados de la comisión investigadora, Seúl, Washington y Tokio se apresuraron a condenar el jueves el supuesto ataque norcoreano contra el Cheonan y amenazaron con buscar sanciones de forma conjunta contra el régimen de Kim Jong Il a través del Consejo de Seguridad de la ONU. Por su lado, Pyongyang sostiene que el informe de la comisión es un montaje y su Comisión Nacional de Defensa amenazó el mismo jueves con tomar represalias bélicas si se le imponen sanciones.
Por ello, naufraga de momento la esperanza de que se retomen las negociaciones a seis bandas sobre el desarme nuclear de Pyongyang. Esta semana el Gobierno chino se había ofrecido a ejercer de anfitrión para reiniciar las conversaciones aduciendo que Kim Jong-Il le había comunicado su consentimiento, pero ahora queda también por ver si Pekín da por buenas las conclusiones del informe sobre el hundimiento del Cheonan, el ataque más mortífero contra intereses surcoreanos atribuido a Pyongyang desde el atentado que en 1987 costó la vida a los 115 pasajeros del vuelo 858 de Korean Air.
Todos los intentos del primer ministro nipón han fracasado a la hora de alcanzar pactos con los gobiernos locales de Okinawa y con sus socios de gobierno, el Partido Social Demócrata y el Nuevo Partido Popular, que se oponen a que la base siga en suelo nipón.
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