El segundo debate deja más abierta que nunca la carrera electoral británica
Cameron choca con Brown y Clegg sobre el papel del Reino Unido en Europa
Dicen que los debates electorales son aburridos. No en el Reino Unido. Quizás el espectador no especialmente interesado en la política británica que siguiera el debate de anoche, el segundo de la campaña para las elecciones del 6 de mayo, se aburriera. Pero sus consecuencias pueden ser apasionantes.
Como en unas municipales, ganaron todos y no ganó nadie. Un sondeo de YouGov dio ganador al conservador Cameron (36%), por delante del liberal-demócrata ">Nick Clegg (32%) y el laborista Gordon Brown (29%). ComRess, dio ganador a Clegg (33%) con Brown y Cameron empatados (30%). Populus dejó a Clegg y Cameron empatados (36%) con Brown en tercer lugar (27%). Y Angus Reid dio la victoria a Clegg (33%), seguido de Cameron (32%) y Brown (23%).
Es igual. La verdadera conclusión del debate es que más que aclarar, ha podido más bien confundir a los votantes que todavía no tienen decidido su voto. ¿Por qué? Porque lo que algunos quieren ver como una burbuja, la espléndida victoria de Clegg en el primer debate, no ha estallado. El liberal-demócrata ya no tenía a su favor el factor sorpresa, no noqueó a sus rivales como hace una semana y probablemente sonó algo repetitivo, incluso un punto arrogante. Pero a Clegg le bastaba el empate y lo consiguió. Sino más.
Clegg no va a ser el próximo primer ministro. Podía haber empezado a soñar con ello si anoche hubiera vuelto a ganar por KO. Pero eso no ocurrió. La batalla por el número 10 de Downing Street está entre Cameron y Brown. Cameron mejoró mucho respecto a su actuación de hace una semana. Eso puede consolidar a los conservadores como el partido más votado el 6 de mayo. Pero no le basta. Necesitaba una goleada y pinchar el globo liberal. No consiguió ni lo uno ni lo otro.
Conclusión: quizás el verdadero ganador fuera Brown. Porque ha sobrevivido a dos tormentos consecutivos y anoche estuvo bastante mejor que hace una semana. Brown sabe que la imagen no es su fuerte, y salir vivo de dos debates es una victoria para él. Y a los laboristas les viene de perlas la igualdad en los sondeos porque, a más igualdad en porcentaje de votos, más escaños para ellos en los Comunes. Misterios del sistema electoral británico.
El debate arrancó con uno de los asuntos que más dividen a los británicos: Europa. Cameron admitió la necesidad de seguir en la Unión Europea pero con el objetivo prioritario de defender el interés nacional británico. Y reprochó a Brown que los británicos no pudieran decidir en referéndum la ratificación del Tratado de Lisboa.
Clegg, conocido europeísta, explicó que en sus años trabajando en Bruselas y negociando con rusos y chinos, estos le prestaban atención "porque estaba hablando en nombre de Europa, en nombre de 475 millones de consumidores". "Lo que hay que hacer no es votar sobre un determinado tratado, sino decidir de una vez en un referéndum si queremos estar dentro o fuera de Europa".
"Hay tres millones de razones para estar en Europa: tres millones de empleos que dependen de nuestras exportaciones a Europa", terció Brown. "La idea de que tenemos que estar aislados o en los márgenes sería un error terrible, terrible", añadió". "David es antieuropeo, Nick es antiamericano, y los dos están equivocados", sintetizó. "Nick es un riesgo para nuestra seguridad. Tú eres un peligro para nuestra economía", le reprochó más adelante Brown a Cameron al hablar de economía. Probablemente frases ensayadas.
"¡Vuelve al mundo real!", le espetó más adelante Brown a Clegg cuando surgió la cuestión de la renovación del programa de disuasión nuclear Trident. Intentó así imponer su imagen de hombre de gran experiencia de Gobierno frente al joven aspirante liberal y, de forma indirecta, al también joven aspirante conservador.
Los tres se enzarzaron luego cuando una joven preguntó qué piensan hacer para limpiar la desprestigiada imagen del parlamento. Clegg le pidió el voto "para ponernos en acción". "Porque todos estamos de acuerdo en la retórica de que hay que limpiar la política, pero hay que pasar a la acción", dijo Clegg, que se felicitó de que muchos jóvenes se hubieran apuntado a última hora para votar.
Sorpresa, quizás, el gusano con el que ITV seguía el debate se mantuvo en alto cuando Clegg defendió su política de inmigración, que incluye la regularización de los ilegales que llevan años en el país y no tienen un historial criminal. Pero se mantuvo alto también cuando Brown llamó a esa propuesta "amnistía", oponiéndose a ella. Cameron pidió períodos transitorios para los trabajadores de los países que ingresen en el futuro en la UE. Y Brown insistió en que una amnistía acabaría teniendo un efecto llamada en otros países.
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