Los bancos aterrizan en las favelas de Río
Las entidades abren sucursales y ofrecen productos a la medida de sus habitantes
La mejor demostración de que algo está cambiando positivamente en las favelas de la ciudad brasileña de Río de Janeiro es el hecho de que los bancos han comenzado a abrir sucursales en algunas de ellas, especialmente en las pacificadas, es decir, las que están ocupadas permanentemente por las fuerzas del orden y ya están limpias de narcotraficantes.
Los bancos quieren apelar a la clientela de los estamentos más bajos de la clase media. La pionera ha sido la favela Rocinha, que cuenta ya con tres agencias bancarias abiertas. También el banco español Santander va a abrir una sucursal en una de las favelas más violentas y más pobladas de la ciudad, la del Complejo Alemán, un conjunto de favelas unidas entre sí.
Los productos que empiezan a ofrecer estas agencias —con éxito, según los bancos— son sobre todo cartillas de ahorro y también la posibilidad de recibir en dichas sucursales, sin tener que trasladarse a la ciudad, algunos de los beneficios sociales que proporciona el Estado, como el de Bolsa Familia, que hoy reciben más de 12 millones de familias en todo el país, y las jubilaciones.
Un producto nuevo que ofertan los bancos en las favelas es un seguro de vida contra la llamada bala perdida, que causa muertes casi cada día en los enfrentamientos entre la Policía Militar y los traficantes de droga. El seguro es muy barato y está al alcance de los más pobres: 3,50 reales al mes (1,50 euros). Otro de los servicios ofrecidos son microcréditos para abrir en la favela alguna actividad comercial, como un bar o una tienda.
Facilidades oficiales
Todo ello es posible porque hoy los más pobres, por vez primera desde la llegada de Luiz Inácio Lula da Silva al poder, pueden abrir una cuenta corriente, sin papeleos y sólo con 10 reales (4 euros), y recibir así una tarjeta de crédito, junto con la posibilidad de adquirir pequeños créditos con bajos intereses.
Siguiendo la huella de los bancos, también algunas compañías aéreas nacionales, como Gol, están ofreciendo por primera vez a los habitantes de las favelas viajes en avión a bajo coste y con la posibilidad de pagarlos hasta en 36 mensualidades. Algunos están aprovechando la oferta para ir a visitar a sus familias en sus lugares de origen, generalmente en el noroeste pobre del país, de donde salieron en busca de trabajo y adonde muchos nunca más pudieron volver.
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