Este suburbio es una olla a presión, a punto de estallar. La crisis económica y el desempleo golpean siempre a los más débiles. Digan lo que digan unos y otros, ellos son los primeros en pagar por la crisis. Y los más débiles son los inmigrantes y sus vecinos humildes, las familias autóctonas obligadas a compartir la franja de viviendas más baratas, los que todavía no han podido subir en la escala social buscando un piso en una zona más acomodada. La búsqueda de un puesto de trabajo o a veces de una minúscula ayuda pública puede suscitar la competencia entre ellos y, como resultado, la reacción racista. Pero también la gestión de la vida de cada día en la comunidad de vecinos. O el incremento de la delincuencia, directamente vinculada al nivel socioeconómico y al paro.
Hay problemas de orden público, es evidente. Y también de vivienda, educación, servicios sociales, que han permitido la concentración de la inmigración en determinados barrios, impiden la rápida integración y amenazan con la aparición de guetos comunitarios, aislados y ajenos a las leyes y a la cultura de la sociedad de llegada. Los europeos conocemos de sobra todo esto. Lo extraño es que conociéndolo tan bien y desde hace tantos años no seamos capaces de prever estos estallidos y permitamos lo contrario, que estos conflictos alimenten a una derecha extrema y excluyente.
En Francia las ideas racistas y xenófobas de Le Pen llevan avanzado en los barrios humildes desde hace un cuarto de siglo: han devorado al electorado comunista y condicionado la agenda política, hasta obligar al presidente de la República a la ceremonia de la confusión que significa el debate sobre la identidad francesa. En Italia las ideas xenófobas son indisociables del Gobierno de Berlusconi y se han traducido en una panoplia de leyes discriminatorias y culpabilizadoras, que han convertido a los inmigrantes sin papeles en delincuentes. También en la legislación europea ha producido estragos este mal, como demuestra la directiva del retorno, que permite la detención en centros de internamiento de los inmigrantes sin documentación hasta 18 meses sin que sea obligado el control judicial.
Hay quien cree que el futuro de España y de Cataluña se juega en el Tribunal Constitucional o en las consultas sobre la independencia. La política y el periodismo suministran abundantes señuelos para que los ciudadanos se angustien por falsos problemas. El futuro de nuestras sociedades se juega en la integración de los inmigrantes. Han llegado para quedarse, ya son imprescindibles para nuestro desarrollo económico y nuestro estado de bienestar, y constituyen el aspecto más próximo y más humano de la nueva realidad de un mundo globalizado. Quien quiera soñar en que las cosas no sean así puede hacerlo, pero seguirá siendo un sueño. Salt no es un síntoma ni un laboratorio. Es el espejo donde debemos mirarnos para observar hacia dónde vamos.
En este azogue ahora convulso podemos ver sólo un problema de orden público. Los municipios piden más policía, la policía más contundencia a los jueces, y los jueces se encogen de hombros y aseguran que el castigo a los multireincidentes no es cosa suya sino del Ministerio de Justicia o del gobierno autonómico, que no han creado los registros de quienes cometen faltas en serie para dejarles en la cárcel en aplicación del Código Penal vigente. Nótese que municipio y policía, las autoridades de proximidad, son los que cargan con el peso de la dificultad, mientras que el poder judicial se lava las manos y transfiere la responsabilidad hacia arriba.
En realidad estamos, como siempre, ante un problema político: integrar a los inmigrantes es construir un nosotros incluyente que no deje a nadie fuera. Esto es la polis, la democracia, a la que deben someterse todos, jueces incluidos. Lo extraño es que estos temas no lleguen apenas a los parlamentos, ocupados en otras tareas.
Comentarios
Podemos considerar que España se encamina a ser un país gueto dentro de Europa sin haberse establecido al respecto las medidas adecuadas?
"...el poder judicial ... transfiere la responsabilidad hacia arriba", dice usted. No, eso no debe ser así. El poder ejecutivo, los políticos, no debe ser "arriba", sino, en todo caso, "al lado". Uno de los graves problemas de nuestro Estado es precisamente este: que los políticos han conseguido controlar al Poder Judicial, convirtiéndolo, de hecho, en "debajo". Por otra parte, la alternativa a que los jueces transfieran el problema a los políticos sería que actuasen con arreglo a criterios no contenidos en la Ley, lo que sería un gravísimo problema. Hacen bien los jueces en pedir a los políticos que legislen con claridad sobre este asunto, aunque eso suponga que deban dar la razón a una parte y quitársela a otra, en lugar de dársela a todos a la vez...
Podemos hacer como que todo es lo mismo, y huir de temas espinosos y feos (y dejar que el problema se pudra), o podemos expresar nuestras opiniones y preferencias (y tratar de solucionar la cuestión a nuestro gusto). Yo opto por lo segundo y afirmo que no es posible tratar racionalmente el asunto de la inmigración sin tener en cuenta que no es lo mismo la de origen latinoamericano, asiático, europeo o de países musulmanes. Además, afirmo que a mí no me gustaría vivir en una sociedad organizada al modo de las islámicas, y que los musulmanes dan muestras de pretender ésto en los lugares que les han acogido. Por último, como receptores, tenemos derecho a regular el fenómeno como estimemos conveniente, sin dejar por ello de ser respetuosos con los derechos humanos (vease si no el caso de Australia), y yo votaría al partido que propusiese cubrir nuestra capacidad inmigratoria con latinoamericanos y desincentivar todo lo posible la de origen musulmán.
En relación a mi comentario anterior quizás se encuentre cada vez más cerca el momento en que las instituciones europeas se comprometan con el establecimiento de un fondo de común acuerdo entre todos los países en donde Europa sea conocedora de los beneficios que conlleva practicar una política social común en torno a la inmigración.
Una primera posibilidad sería que se creara un pilar común al que contribuyeran los países de la unión europea en relación a sus tasas de penetración de población inmigrante y que fuera distribuida según unos parámetros determinados entre los países que más acusan la inmigración dentro de la Unión Europea, de forma que se podría fortalecer la asistencia a este colectivo de primera generación y establecer vías alternativas laborales del que también saldrían beneficiados los países que ahora mismo se encuentran menos afectados por este flujo.
Por ejemplo, España ahora mismo soporta y seguirá soportando la presión migratoria procedente, en una primera fase, de Sudamérica, Africa norte, Sudáfrica y otros países miembros de la Unión Europea haciendo frente a una revolución social que puede hacer tambalear cualquier sistema de normas y costumbres adquirido.
Cuando esta situación se agrava con la sobrevinencia de un déficit en la oferta laboral, Europa debe hacerse corresponsable de este problema e intentar dotar a los ciudadanos europeos de unas condiciones adecuadas que no hagan desequilibrar el superavit humano que hemos tenido tradicionalmente en Europa y adoptar medidas que garantizen la plena integración de estos ciudadanos ya sea a través de políticas activas dentro de los países que originariamente son receptores como de medidas alternativas que fortalezcan esta común convivencia dentro de un marcado carácter más europeo y global.
Si no, corremos el peligro de inderectamente estar fomentando el racismo, el establecimiento de guetos nacionales y supranacionales y lo que es peor, no constituirnos en ejemplo europeo para el resto de europa de tener una política de inmigración común que dote a los ciudadanos europeos de un valor añadido y por eso se contribuya eficazmente al capital humano del futuro.
Quizás ahora sea más necesario que nunca que el déficit laboral que existe en algunos países europeos como España y del que no se puede coresponsabilizar a Europa sirva cuanto menos para iniciar una política común en Europa en este aspecto, que sí es en este caso responsabilidad de europa y a la que llega tarde aunque todavía nos encontramos a tiempo. Porque no es lo mismo que cualquier país reciba a la larga un trabajador extranjero crecido en la miseria y en el pillaje y en el conflicto y en el delito, que un futuro trabajador extranjero construido desde el trabajo y el bienestar.
Un saludo
Todas las crisis conllevan perdida de dignidad, y esta no podia ser diferente, tal vez un poco mas aguda si cabe.Los "medios" como siempre contribuyen para que la sociedad se mantenga dividida.Casi todos los "braceros" anhelan volver.Los que manejan los hilos conductores del poder decidiran en su momento si el sueno del "bracero" es rentable o menos.Un saludo....Manuel
Qué bueno que utilice este titular de su post parafraseando al título de un libro del poeta Jaime Gil de Biedma. A propósito del nosotros y el vosotros, me gustaría recordar aquello que el gran corresponsal itinerante polaco Ryzyard Kapuscinski señaló acerca del periodismo como profesión gregaria: “porque sin los otros no podríamos hacer nada: sin la ayuda, la participación, la opinión y el pensamiento de otros, no existimos”. Esos otros, vosotros, también personas del verbo, no tan distintas del nosotros.
!Qué tristeza! ¡Quién sabe por qué serán así las cosas! Pudiendo tenerlo todo, no se tiene nada.
A ver si entiendo bien el argumento:- España deja entrar a quien le da la gana, sin control alguno.- España fustiga a los "inmigrantes" sin papeles y les "permite" irse al resto de Europa.- Europa está obligada a hacerse cargo de los actos políticos del gobierno español que dejó entrar a todo el mundo y a sus parientes.Vaya, esa lógica es impecable, Lluís. Verás como responde Europa de feliz y contenta por lo que ha hecho España. Me imagino que Alemania, Francia, y el resto de los países que aportan el dinero estarán super felices.«Quién sube su burro al techo debe saber como bajarlo» dicen los árabes.
««España pide explicaciones a Venezuela por su supuesta relación con ETA"Estamos a la espera y, en función de esa explicación, actuará el Gobierno", sostiene Rodríguez Zapatero»»UUUUUUUUUpppppppppssssss, se le ha complicado la ceja al Sr. ZParo... Esos sus amiguitos "democráticos" de los que se rodea le dan problemitas. Debería invitar a Chavez a visitar España, a que le acepta más fácil que el "fascista" Obama (para respetar las imaginaciones de aquellos que tienen la palabra a flor de boca.)"Dime con quién andas, y te diré quién eres." Ah, y como que se le arruinó la entrega de la foto del brigadista comunista negro que peleó con la Brigada Comunista Abraham Lincoln en la Guerra Civil de España. Siempre la misma historieta... Viva la Unión Soviética, y la Memoria Histórica, Zapatero.
Bof, pues vamos listos. No queramos un nuevo Ejido. O desde el otro lado, algo parecido a la revuelta de las "banlieues" franchutes.
Como siempre, si el emigrante acepta y obedece nuestras leyes, zanahoria. Y si no, palo y tente tieso.
Como debe ser, uh.
Ah , espera...
Sea justa o no la parte que le toque.
Las cosas son así desde la noche de los tiempos...
Y si no, mirad EEUU en su día con los emigrantes italianos...
Los tenían a caldo... y mira!.
Mmmm... Los conocimientos de historia de USA son un poco... deficientes. El referente debería releer su propaganda, o se expone a que se saque la Leyenda Negra como la historia oficial del Reino de España, donde todos los reyes han sido genios, valientes, esclarecidos y, por supuesto, ungidos de Dios. Aunque en el caso de Felipe II... a lo mejor es cierta la leyenda. La caridad cristiana que demostraron en las colonias tambien será referenciada. Tanto hablar de una cosa tan desconocida como la historia de USA, y de su cultura. Ya no me parece tan raro que Obama no quiera visitar el país, a lo mejor le hacen lo que le hacen a los negros en los estadios de fútbol (lanzar bananos) o a los pilotos de F1 en Barcelona (gritos de mono) o a los negros en las calles, o a las ecuatorianas en los metros (darles de patadas hasta despedazarles las caras.) Ah... la sensibilidad de algunos a la paja en el ojo ajeno, y la capacidad de ignorar la viga en el propio.
EEUU tuvo olas de inmigración.
Fíjate que antes de la Primera Gran Guerra, irlandeses e italianos eran grupos de población que apenas estaban empezando a escalar en la escalera social.
Llegó a haber leyes discriminatorias para los italianos inmigrantes, por ejemplo, en el terreno del trabajo.
Eso está documentado.
Y eso ocurría en el Norte, más industrializado, y supuestamente más tolerante que el Sur.
El "melting pot" estadounidense, todavía hoy, no deja de ser una ensalada bien compuesta, en la que todavía sobreviven algunos prejuicios latentes.
Veremos cómo asimila esto Europa.
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