Néstor Kirchner monopoliza la sesión de jura del nuevo Parlamento argentino
La oposición arrebata a los oficialistas la mayor parte de las comisiones
La nueva legislatura que se inaugura el próximo día 10 en Buenos Aires se dibuja como especialmente animada y conflictiva. A los primeros espadas habituales de la política argentina, se ha unido en esta ocasión, como diputado, el ex presidente Néstor Kirchner, que dirigirá la bancada oficialista y que ocupa por primera vez en su vida un escaño. La sesión de jura de los nuevos parlamentarios (que fueron elegidos en junio pasado pero que no tomaron posesión hasta hoy) fue ya un ejemplo de esos nuevos aires políticos. La oposición, dividida en otros extremos, dio un golpe de fuerza simbólico e hizo valer su nueva mayoría para arrebatar al grupo de Kirchner la presidencia de 25 de las 45 comisiones parlamentarias.
Su debut como diputado y su primera derrota no parecieron impresionar a Néstor Kirchner que actuó en el Congreso como si fuera una estrella: lanzó besos al público, saludó a niños presentes en el Salón de Sesiones (hijos de diputados afines, se supone), y animó a la especie de barra brava que le acompañó en los palcos superiores, con cánticos, vítores y algunos insultos, sobre todo para el peronista disidente Felipe Solá, Elisa Carrió, de Coalición Cívica, y Francisco de Narváez, que le ganó las elecciones al propio Kirchner en la provincia de Buenos Aires.
La sesión fue presidida por la diputada de más edad, Lidia Satragno, una famosa locutora de radio de los años 70, conocida como Pinky, que milita en las filas del PRO (el partido del alcalde de Buenos Aires, Mauricio Macri). Pinky tuvo que hacer valer su buena voz para recordar en tono solemne a los diputados que el acto de jura era una ceremonia solemne "importante para la República". Néstor Kirchner juró cuando fue llamado a hacerlo, "por Dios, la Patria y los Santos Evangelios" (otros diputados solo lo hicieron "por la Patria"), pero no se quedó a escuchar el tradicional: "Si así lo haces, Dios te ayude y si no, te lo demande". Para entonces, ya estaba dando abrazos.
La jornada, sin embargo, no fue nada cómoda para el ex presidente. Se suponía que oficialistas y oposición habían llegado a un acuerdo sobre el reparto de la Mesa de la Cámara (presidencia para la primera mayoría, es decir, continuidad de Eduardo Fellner, kirchnerista, y vicepresidencia para el radical Ricardo Alfonsín) y sobre el reparto de comisiones. Kirchner llegó de repente y se negó a aceptar el acuerdo. Era el momento de comenzar la sesión y los diputados oficialistas no estaban en la Cámara. Una hora después, la oposición se sentó en sus escaños e hizo valer su mayoría y el quórum. La sesión había empezado. Poco a poco, los kirchneristas volvieron al salón y Pinky inició la ceremonia de jura.
Un sector de la oposición (Elisa Carrió y peronistas disidentes) propusieron entonces quedarse con la presidencia de todas las comisiones. Los radicales impusieron, sin embargo, que se respetara el acuerdo inicial. La Unión Cívica Radical teme que una presión excesiva sobre la presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, haga tambalear su mandato, que debe durar todavía dos años más.
En cualquier caso, y pese a esa demostración de la evidente división de la oposición, la nueva legislatura promete ser muy difícil para la presidenta y para su marido, convertido en portavoz del oficialismo. "Creo que en este nuevo Parlamento va a haber muchas comisiones de investigación y se van a modificar leyes que han sido aprobadas en el último minuto. Se terminó la era de la prepotencia", anunció Elisa Carrió.
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