Honduras suspende la visita de la OEA por la presencia de Insulza
Micheletti acusa al secretario general de "falta de objetividad e imparcialidad"
El Gobierno interino de Honduras suspendió ayer la visita de una misión de la Organización de Estados Americanos (OEA) después de que el secretario general del organismo, el chileno José Miguel Insulza, decidiera incorporarse a la delegación, que tenía previsto llegar el martes a Tegucigalpa para buscar una salida a la crisis política del país centroamericano.
La Cancillería hondureña informó en un comunicado que la visita se suspendió por la "intransigencia" de Insulza de querer formar parte de la delegación, integrada por seis cancilleres y funcionarios del organismo. "La misión de los cancilleres no incluía al secretario general, en vista de su falta de objetividad, imparcialidad y profesionalismo en el ejercicio de sus funciones", informó la Cancillería.
La organización excluyó a Honduras de su seno el pasado 4 de julio, tras una visita que Insulza hizo a Tegucigalpa para conocer las circunstancias del golpe de Estado que sacó del poder a Manuel Zelaya el 28 de junio. En esa ocasión, Insulza se negó a reunirse con las nuevas autoridades, encabezadas por Roberto Micheletti. En su informe, presentado en la Asamblea General de la OEA, Insulza dijo que "queda claro que no existe de parte del Gobierno interino ninguna disposición a modificar la conducta asumida" tras el golpe. Ayer, el Gobierno de Micheletti fue muy contundente. Dijo que la posición de Insulza sobre la crisis hondureña "ha redundado en serios perjuicios para la democracia y la República de Honduras". El Gobierno interino dijo que está dispuesto a establecer una nueva fecha para la visita, siempre y cuando la misión no esté integrada por Insulza.
El secretario de la OEA había dicho horas antes, en Washington, que la misión del organismo no llegaría a Tegucigalpa a "dar órdenes", sino a dialogar sobre el Acuerdo de San José, auspiciado por el presidente de Costa Rica, Óscar Arias, y que prevé una salida negociada a la crisis, con el retorno al poder del mandatario depuesto Zelaya, que el Gobierno de Micheletti considera inaceptable. "Lo que estos cancilleres digan en estos días es la voz de la OEA, y lo que concluyan es lo que orientará seguramente a la organización en las próximas semanas", dijo Insulza.
La crisis hondureña se ha convertido en una prueba de fuego para Insulza, que aspira a un segundo mandato dentro del organismo, tras cinco años como secretario general. Para los analistas, una solución a la crisis hondureña a través de la OEA sería un espaldarazo a las aspiraciones de Insulza, cuya candidatura ya cuenta con el apoyo de la presidenta chilena Michelle Bachelet. Sin embargo, la crisis hondureña ha dejado de manifiesto la imposibilidad de la OEA de lograr consensos entre los Estados miembros. El bloque de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), encabezado por el venezolano Hugo Chávez, que antes del golpe de Honduras humillaba públicamente a Insulza ?lo llegó a llamar en una ocasión "insulso"? y amenazaba con dejar el organismo, ahora pide mayor contundencia sobre el caso hondureño. Mientras, los Gobiernos más moderados del continente han expresado una postura más negociadora.
El rechazo del Gobierno interino a la visita de la misión de la OEA no ayuda a la imagen de Insulza. La negativa de Tegucigalpa significa un retroceso en el proceso de negociación, que parecía avanzar con la decisión del Congreso hondureño de aprobar una amplia amnistía para Zelaya y todos los involucrados en el golpe el 28 de junio. Además, Micheletti no parece dispuesto a dejar el poder hasta el traspaso establecido para en enero de 2010. El 4 de agosto, Micheletti presentó su plan económico de Gobierno, a la vez que su esposa repartía dos millones de dólares en ayuda a los pobres. Ayer, Micheletti pasó revista a 1.000 reservistas de las Fuerzas Armadas, a quienes aseguró que con el golpe "hicimos lo legal, recuperamos el imperio de la Constitución".
El Tribunal Electoral, por su parte, mantiene la celebración de las elecciones generales de noviembre. El ministro de Asuntos Exteriores de España, Miguel Ángel Moratinos, dijo a principios de agosto que España no avalará las elecciones de no regresar Zelaya.
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