El gobernador de São Paulo cree que había elementos infiltrados en la refriega policial

La batalla campal entre policías civiles y policías militares que tuvo lugar el jueves en São Paulo y en la que resultaron heridas 24 personas entre agentes y testigos presenciales, podría tener un trasfondo político electoral, como ha denunciado el gobernador del Estado de São Paulo, José Serra, cuyo candidato a la alcaldía de la ciudad, Gilberto Kassab, supera en 15 puntos a la candidata del presidente Luiz Inácio Lula da Silva y del Partido de los Trabajadores (PT), Marta Suplicy.

Los policías militares bloquearon una avenida del barrio de Morumbí con vehículos blindados para evitar el avance de los agentes civiles, que intentaban llegar al palacio de los Bandeirantes, sede del Gobierno regional de São Paulo, con el que negocian un aumento salarial desde el pasado 16 de septiembre. Al atravesar la barrera policial, los manifestantes se enfrentaron con sus colegas de profesión, choque que fue retransmitido en directo por varios canales de televisión. Un cámara de la cadena Record fue alcanzado por dos balas de goma y trasladado al hospital, aunque su estado no reviste gravedad.

El presidente Lula se ha mantenido neutro en en el conflicto, que ha calificado de "deplorable", "ya que los policías forman parte de dos importantes instituciones del Estado".

Las elecciones del próximo día 26 a la alcaldía de São Paulo, la mayor ciudad del país y la que marca el rumbo político del mismo, son más que una simple votación municipal. Es una pugna entre la fuerza y el alcance del gubernamental PT y el prestigio del gobernador opositor Serra, a quien se considera el más probable candidato a suceder a Lula en 2010. El hipotético relevo en el palacio de Planalto, tanto desde el punto de vista político como en lo que se refiere a la identidad del futuro presidente, va a depender mucho de los resultados de São Paulo.

La postura de los policías civiles —que reclaman un aumento salarial del 15% este año y sendos incrementos del 12% en los dos próximos años— podría extenderse a otras ciudades del Estado. Es el miedo de Serra, quien ha acusado a fuerzas ajenas a la policía como sindicalistas y diputados —presentes en la manifestación callejera—, de querer crear un clima de incertidumbre ante las elecciones.

El gobernador destacó que los agentes civiles de São Paulo, con los que el Gobierno está todavía negociando, son 35.000, mientras que los que salieron a la calle, entre policías e infiltrados, fueron sólo "una minoría" de alrededor de un millar. Según la Asociación de Delegados de la Policía Civil de São Paulo, participaron en la protesta unos 5.000 agentes.

Es la segunda vez que en São Paulo se desencadena una refriega callejera contra un Gobierno local que goza de una enorme aceptación popular. La vez anterior los disturbios los protagonizó el Primer Comando de la Capital, la organización subversiva surgida en las cárceles que puso de rodillas durante varios días a la ciudad, según algunas teorías instigada por fuerzas ajenas a los presos interesadas en desestabilizar el Gobierno del mayor y más prestigioso opositor al gubernamental PT.