_
_
_
_
_
Reportaje:

El mito y la pastilla: diez años de Viagra

El décimo aniversario de la píldora azul muestra que los hombres no terminan de librarse del miedo a 'no rendir' en la cama

Viagra, la primera pildora contra la impotencia en ser aprobada en Estados Unidos, cumple hoy diez años. Sexólogos y médicos coinciden en que gracias a ella, la impotencia, cuidadosamente rebautizada como disfunción eréctil, ya no es un problema insalvable para el hombre. Pero la posibilidad de llevar en el bolsillo una erección con la pareja casi garantizada también ha cambiado el modo en que los hombres nos acercamos a la sexualidad. Para bien y para mal.

El fármaco ha hecho que las dificultades salgan del silencio. "La gente consulta ahora con más tranquilidad", explica el Dr. Astobieta Odrizola, especialista en Urología del Hospital Galdácano de Bilbao. La existencia de un remedio sencillo que promete cortar de raíz el problema relaja a los hombres y permite a los médicos dar recomendaciones para anticipar el problema. "Los médicos podemos hacer [ahora] una labor preventiva: pedirle al paciente que no fume, que cuide su alimentación, etc...", añade Astobieta.

Más información
El sexo adolescente se salta la seducción
Más de 35 millones de parejas se han beneficiado de Viagra en sus 10 años de existencia

El éxito de la pastilla azul se debe a que simplemente funciona. Un hombre con problemas para lograr una erección la obtendrá ingiriendo la píldora y poniéndose en una situación excitante. A quién recetar el medicamento y en qué circunstancias es lo que mantiene divididos a los expertos.

Salvo en casos de lesión, las dificultades para lograr la erección suelen ser un problema secundario, derivado un trastorno vascular anterior, como la hipertensión o un nivel alto de colesterol, o la diabetes. Estos son descritos como causas físicas. Pero el sexo también es una actividad mental, y la depresión, el estrés o el miedo a "no dar la talla" pueden impedir que incluso un hombre joven logre excitarse.

"La gran importancia que nuestra sociedad otorga al sexo lleva a que individuos sanos desarrollen miedo al fracaso en la cama", explica el doctor Abraham Morgentaler, Profesor Asociado de Urología en la Universidad de Harvard y autor de El mito de la Viagra. En individuos jóvenes, es fácil descartar un problema fisiológico, por lo que, en opinión de Morgenstaler, una consulta al psicólogo suele bastar.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Las noticias sobre adolescentes que utilizan el medicamento como una droga de diseño más preocupan al doctor estadounidense por la "muleta emocional" a que puede conducir. Ya que al asociar el uso de la pastilla como clave para superar la obsesión por "portarse" en la cama puede conducir depender de ella para sentirse seguro. "¿Cómo puede un adolescente aprender a aceptarse a sí mismo y querer a otros si necesita una píldora para ello?", reflexiona.

Estereotipos

"Resolver el miedo a no dar la talla con una pastilla ha reafirmado la cultura de género", mantiene Julián López de Quero, sexólogo e iniciador de la Fundación Sexpol para el Desarrollo del Bienestar y la Salud Sexual. "No hay más que ver las series y el cine de ahora mostrando al macho potente y depredador y a la mujer como objeto sexual al servicio del varón y recompensa de su trabajo", añade López de Quero, que acusa a los laboratorios de haber promocionado el uso de la Viagra más allá de la disfunción eréctil. Tambien advierte de que la investigación sobre los efectos secundarios del medicamento parece haber desaparecido de las revistas médicas. La Unión Europea señala dolores de cabeza y enrojecimiento de cara y pecho como los principales.

Los expertos coinciden en que la Viagra está aquí para quedarse, pero mientras los sexólogos se muestran preocupados por la facilidad con que, afirman, se atribuyen causas orgánicas a toda disfunción eréctil, los urólogos ya se plantean afinar mejor los efectos del fármaco. "Una de las perspectivas más interesantes es el uso de Cialis [un fármaco similar, pero que triplica la duración de Viagra] con una dosis diaria. De esta manera, los pacientes no tendrían que planificar sus relaciones y llevarían una vida completamente normal", relata Morgentaler.

En sólo diez años, la píldora supera ampliamente a otros fármacos como el Prozac en popularidad. Las farmacéuticas ya piensan en la "viagra rosa" para mujeres, pero las pruebas no terminan de salir. Las causas de la falta de excitación femenina parecen elusivas a la retención sangre en los genitales. "No podemos reducir la mente y la cultura a una medicación", recuerda López de Quero aludiendo a una polémica tradicional entre médicos y psicólogos sobre las relaciones entre cuerpo, mente y el complejo producto de su combinación: la emoción.

Cubos de Viagra. En 2006 las autoridades europeas estimaron en 2,5 millones las unidades falsas intervenidas.
Cubos de Viagra. En 2006 las autoridades europeas estimaron en 2,5 millones las unidades falsas intervenidas.

Un hallazgo casual

En el transcurso de un ensayo clínico de un fármaco contra la angina de pecho en 1994, el equipo de Pfizer recibió una reacción inesperada. "Al principio probábamos el Sildenafil [que más tarde sería el principio activo del Viagra] como medicamento cardiovascular y por su capacidad de reducir la presión arterial, pero la gente no quería devolver los medicamentos sobrantes, porque uno de los efectos secundarios era tener erecciones más fuertes y más duraderas", explicaba más tarde el médico de Pfizer Brian Klee.

El equipo tomó buena nota y la farmacéutica abandonó ese mismo año la investigación sobre los efectos del citrato de sildenafil sobre la angina de pecho y centraron sus esfuerzos en el tratamiento de la disfunción eréctil. El resultado es conocido: en 1998 fue autorizada Viagra como primera píldora contra la impotencia autorizada en Estados Unidos. Desde entonces, más de 35 millones de hombres se han beneficiado de sus efectos y Pfizer ha obtenido 1.760 millones de dólares (1.117 millones de euros) de beneficio sólo por Viagra.

En España, la pastilla de 50 miligramos puede adquirirse por 10,35 euros, siempre con receta médica. Internet también ofrece un floreciente mercado negro en el que abundan las falsificaciones.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_