La mediatización de su vida personal pasa factura a la imagen de Sarkozy
Los últimos sondeos publicados por la prensa francesa muestran una caída de entre dos y siete puntos en el índice de popularidad del mandatario
El romance de Nicolás Sarkozy con la ex modelo y cantante Carla Bruni ha comenzado a pasar factura al presidente francés. Siete meses después de haber llegado al Elíseo, la popularidad de Sarkozy ha caído entre dos y siete puntos, según varios sondeos difundidos por la prensa francesa.
Después de las imágenes amorosas entre Sarkozy y Bruni que han recorrido el mundo tras su visita a las pirámides de Egipto y las ruinas jordanas de Petra, este fin de semana el diario Le Parisien ha publicado un estudio realizado por CSA que muestra que la cota de confianza en el presidente está en 48%, siete puntos menos respecto al mes pasado.
Los sectores que más se desmarcan de la actitud de Sarkozy son las clases populares y los ciudadanos con edades comprendidas entre los 50 y los 64 años.
Para Stéphane Rozes, director del Instituto responsable de la encuesta, ello se debe a que "la mediatización de la vida personal que afecta a la imagen del presidente ofende a sectores tradicionales que apoyan a la mayoría" gubernamental. Aunque menos alarmante, el estudio del Instituto LH2 para Libération, publicado hoy, muestra la misma tendencia y cifra en dos los puntos que pierde la popularidad del presidente francés en un mes.
A título comparativo, Jacques Chirac, que encarnó un modelo antagónico al inaugurado por Sarkozy en el Elíseo, gozaba de una popularidad superior al 58% ocho meses después de ser elegido presidente. Para expertos en manejo de imagen, como el autor de Telepresidente Philippe Guibert, el presidente Sarkozy ha sabido hasta ahora equilibrar las cosas y alternar los momentos de pura acción política con los elementos de su vida personal, incluso a pesar de que la secuencia de Egipto fue "demasiado larga".
Pero, en todo caso, debería tener cuidado con los posibles efectos bumerán porque esta exhibición constante tendrá su coste si se resiente su credibilidad política. "Si la impaciencia social se acrecienta, la puesta en escena de su vida privada, en contraste con la vida diaria de los franceses podría perjudicarle", sostiene Miquet-Marty, del Instituto LH2.
Parece pues que las pulseras de piel de elefante, las gafas de aviador y los viajes en el jet privado de su amigo el millonario Vincent Bolloré empiezan a cansar a los franceses, porque el 63% de los encuestados cree que el presidente "muestra demasiado su vida privada". Los expertos en demoscopia resaltan que la "transparencia y el fin de la hipocresía" de la que Sarkozy hace gala, unido a su gusto por el lujo no casa bien con las personas mayores y los sectores más conservadores de su electorado, que es donde Sarkozy obtuvo su granero de votos durante las presidenciales.
Por otro lado, su principal promesa de campaña, la de ser el presidente del poder adquisitivo de los franceses, no se ha cumplido todavía y sólo el 34% de los encuestados cree que Sarkozy ha tomado las medidas necesarias para lograrlo. Son pues un 62% de franceses quienes desconfían de la capacidad de Sarkozy para mejorar su economía doméstica.
Problemas de protocolo con Bruni
Las autoridades indias se están viendo en un serio aprieto para definir el estatus de Carla Bruni durante la visita que el presidente francés, Nicolas Sarkozy, hará el próximo 24 de enero al país asiático, al que viajará acompañado de la ex modelo y cantante. Nueva Delhi no sabe qué lugar ocupa Bruni en el protocolo y, al no ser la esposa del presidente galo, no puede estar a su lado en las ceremonias oficiales, según relata el diario Indian Express y recoge la prensa francesa.
Preguntada por este delicado asunto, la portavoz del Ministerio francés de Asuntos Exteriores, Pascale Andreani, reenvió la cuestión al Elíseo. Es probable que el propio presidente tenga que responder ampliamente mañana sobre su relación con Bruni durante la rueda de prensa que ofrecerá ante más de 450 periodistas acreditados y que marcará el regreso de Sarkozy a la arena política tras sus vacaciones navideñas en Egipto y su último fin de semana en Jordania.
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