Argentina, suspenso

Nélida V., directora de una de las nuevas escuelas públicas secundarias del Gran Buenos Aires, cuenta en voz baja que la mitad de sus 200 alumnos está faltando a clases en el actual cierre del ciclo lectivo. "Los chicos trabajan y las chicas cuidan a sus hermanos", reconoce en su despacho, situado en la misma aula donde sus estudiantes, casi todos pobres, usan los cinco ordenadores que se consiguieron con donaciones privadas. La precariedad no es exclusiva de esta escuela y se ha reflejado en los malos resultados de Argentina en el informe 2006 recién difundido por el Programa Internacional de Evaluación de Estudiantes (PISA, según sus siglas en inglés).

Argentina, que durante décadas presumió de contar con el mejor nivel educativo de Latinoamérica, se sitúa en el estudio PISA entre los más retrasados de los países de la región que quisieron participar en este informe, elaborado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). En esta prueba a 400.000 estudiantes de 15 años de 57 países —la mayoría de ellos, del mundo desarrollado—, Argentina se ubicó en el puesto 51º en ciencias, superada por Chile (40º), Uruguay (43º) y México (49º), y sólo por encima de Brasil (52º) y Colombia (53º). En matemáticas, Argentina pasó de la posición 34º (sobre un total de 41 países) en 2000, en el comienzo de la última crisis económica de este país, al 52º en 2006, detrás de Uruguay (42º), Chile (47º) y México (48º) y por delante de Brasil (53º) y Colombia (54º). Por último, en lectura y comprensión de textos, los adolescentes argentinos cayeron del puesto 35º en 2000 al 53º en 2006, a la zaga de los demás latinoamericanos: chilenos (38º), uruguayos (42º), mexicanos (43º), brasileños (49º) y colombianos (51º). El Gobierno argentino ha solicitado a la OCDE que revise los resultados de lengua.

El ministro de Educación del nuevo Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, Juan Carlos Tedesco, intentó explicar los bajos resultados de Argentina en el informe PISA, en una entrevista publicada ayer por Página/12. "Esta prueba se tomó hace [casi] dos años a los alumnos que estaban finalizando la escuela secundaria, o sea que lo que estaba midiéndose es una trayectoria educativa. Esos chicos, a esa edad y en ese momento, son los que atravesaron lo peor de la crisis. Habían entrado en la escuela primaria hace 12 años, atravesaron todos los momentos de crisis económica, social, política y cultural, y los resultados reflejan eso". Tedesco afirma que se nota una mejora en las evaluaciones nacionales a los alumnos que han entrado en la escuela primaria en los últimos cinco años. En un reciente estudio de la Unesco sobre la educación primaria, Argentina figura en el puesto 27º entre 129 países y en el segundo de Latinoamérica, detrás de Cuba.

"Desde los 60, los argentinos nos venimos quejando, sobre todo en la educación pública", advirtió Jason Beech, especialista en educación de la bonaerense Universidad de San Andrés. Beech considera que Argentina aún conserva un "arrastre histórico" de un sistema educativo que fue pionero en Latinoamérica. Pero se acumularon problemas políticos y la caída de la inversión en educación en un tiempo de grandes cambios tecnológicos y mediáticos. El profesor de la Universidad de San Andrés observa algunos "indicios positivos" en el reciente Gobierno de Néstor Kirchner (2003-2007): nuevas leyes para resucitar la educación técnica, elevar a inversión al 6% del PIB en 2010 y mejorar la educación nacional. "Pero por ahora estamos en el plano discursivo y además el Gobierno nacional ya no maneja las escuelas, sino las provincias", añade.