El casino porteño echa el cierre
Una juez clausura la sala de juegos tras violentos enfrentamientos sindicales
Ya no hay más futbolistas actuales o retirados, inmigrantes chinos ni fumadores empedernidos en las noches del principal casino de la española Cirsa en Latinoamérica. Los dos barcos casino que están amarrados al puerto de Buenos Aires fueron clausurados el miércoles por orden de una juez federal. Es sólo un capítulo más de la violenta historia reciente de esta sala de juegos, donde hace un mes se lanzaban los muebles trabajadores de dos sindicatos enfrentados por un botín: los afiliados.
El casino de la ciudad de Buenos Aires está envuelto en escándalos desde su inauguración, en 1999, porque existe un conflicto de jurisdicción entre el Gobierno argentino, que controla el puerto, y el municipio.
Pero este año irrumpió un nuevo conflicto entre dos sindicatos que pelean por la representación de los empleados, con las consiguientes contribuciones a sus arcas: uno es el de juegos de azar y el otro, el de obreros marítimos.
A principios de mayo, los marineros —un colectivo alineado con el entonces presidente, el peronista Néstor Kirchner— inició una huelga que implicó un cierre del casino. Pretendían que todos los empleados de la empresa Casino de Buenos Aires, propiedad de Cirsa, se afiliaran a su sindicato. Los croupiers y demás trabajadores de la sala de juegos —liderados por un legislador de la oposición de centroderecha, Daniel Amoroso— reaccionaron con protestas callejeras para demandar la reapertura de los barcos.
Montaron un piquete frente al Hipódromo de Buenos Aires, cuya concesión está en manos de Cristóbal López, un empresario que expandió sus negocios y su fortuna durante el Gobierno de Kirchner. Precisamente, López estaba negociando su ingreso en la sociedad del casino porteño.
A fines de mayo, López acordó con Cirsa la creación de una firma conjunta llamada Casino de Puerto Madero, que controlaría los dos barcos. La sala porteña, sin embargo, permaneció cerrada hasta 12 de junio, unos 40 días en total. Y reabrió un día después de un enfrentamiento entre los empleados de ambos sindicatos: unos 20 marineros irrumpieron armados con revólveres y cuchillos en una asamblea de los trabajadores de juegos de azar, y el saldo fue de 10 heridos.
El 9 de noviembre regresó la violencia, pero a escala mayor. Los marítimos volvieron a interrumpir una asamblea del sindicato rival que se celebraba en pleno casino. "Tarde o temprano esto iba a suceder", dijo el líder de los marineros, Omar Suárez. Su contricante, Amoroso, respondió con una demanda judicial por las agresiones.
Unión de los sindicatos
El casino permaneció cerrado durante dos días y la empresa echó a 73 empleados que identificó peleando en las imágenes de la televisión. Además despidió a 24 por abandono de trabajo. Entonces, los dos sindicatos se unieron para reclamar que Casino de Puerto Madero reincorpore a los 97 despedidos. Algunos empleados bloquearon durante 18 días una de las entradas al complejo hasta que el pasado día 4 fueron desalojados por la Prefectura Naval en una violenta refriega que se saldó con heridos y detenidos.
Tres días después, el Ministerio de Trabajo ordenó la conciliación obligatoria entre la empresa y los empleados, con lo que se abrió un período de negociación.
Los despedidos pensaban volver a trabajar, pero la juez federal María Servini de Cubría accedió a una petición de la compañía y les prohibió el miércoles la entrada. La reacción de los manifestantes consistió en montar un piquete en la entrada del casino. Horas después, la jueza optó por clausurar la sala de juegos hasta que la empresa y los sindicatos se pusieran de acuerdo.
Casino de Puerto Madero prefirió no formular comentarios. Amoroso sí los hizo. "Se mezcla la política con un conflicto y ahora nos encontramos con el lugar de trabajo clausurado", afirmó. Los jugadores, a su vez, deberán buscar ruletas más lejanas.
PRIMERA MARCHA CONTRA CRISTINA KIRCHNER. Organizaciones piqueteras vinculadas a agrupaciones políticas de izquierda convocaron ayer una marcha en Buenos Aires que culminó con acto en la Plaza de Mayo para reclamar empleo, viviendas, aumento de los planes sociales y "un aguinaldo para pasar las fiestas", a la nueva presidenta argentina, Cristina Kirchner, quien asumió su cargo el pasado lunes. / efe
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