Rejas de papel en Centroamérica
Testimonios de guardias de seguridad denuncian los privilegios que gozan presos peligrosos que entran y salen de las cárceles con permisos especiales
Honduras y El Salvador son dos países centroamericanos en los que parece imperar la "ley de la selva" en sus cárceles. Ambos están, no sólo entre los más violentos del mundo, sino entre las naciones cuyas prisiones son verdaderas bombas de relojería. Desde hace tres días, las cárceles están en el punto de mira: fugas, túneles y salidas de reos para cometer delitos por encargo, son parte de la vorágine criminal que impera en las prisiones.
El domingo pasado seis peligrosos reos del Centro Penal de Juticalpa, en la provincia hondureña de Olancho, se fugaron después de haber drogado y dormido a los guardias de seguridad. El hecho fue recogido por los medios de comunicación como "de película". El plan era una fuga masiva pero la policía logró impedirlo. Según las investigaciones, los reclusos encargados de la comida de los guardias colocaron pastillas diazepán para que se durmieran y facilitar así la fuga de seis peligrosos presos condenados por delitos de secuestro, asesinato, tenencia ilícita de armas y robo. El martes se informó de la captura de tres de los fugitivos.
Por si fuera poco, el martes pasado, los mismos vigilantes de la Penitenciaría Nacional, ubicada en la capital hondureña, Tegucigalpa, denunciaron que cabecillas de la banda del crimen organizado salían del penal con permiso de las autoridades penitenciarias.
El actual director y el subdirector de la más importante cárcel hondureña, Aldo Oliva y Luis Alonso Molina, fueron denunciados por varios de sus subalternos, lo cual fue recogido por diversos medios de la prensa local, después de que el domingo pasado fuera asesinado, en circunstancias poco claras, un guardia penitenciario y otro resultara herido cuando custodiaban a un preso que había salido del presidio con permiso especial.
Según las denuncias públicas de los vigilantes penitenciaros, que se han declarado en rebeldía, "muchos de los reos poderosos desfilan por los portones de la Penitenciaría Nacional para realizar compras en los moles centros comerciales], no con vicustodios, sino con seguridad policial [como guardaspaldas], y regresan cargados de bolsas con teléfonos celulares y otros artículos lujosos".
También aseguran, que jefes del crimen organizado que están presos "no ordenan las fechorías desde las cárceles, sino que personalmente salen a dirigir las acciones delictivas, como por ejemplo, el caso del reo Jamal Jousef, que sale en una camioneta de lujo del presidio". Los testimonios de las denuncian aseguran que otros dos presos salieron con permiso y no han regresado al penal. Las denuncias han provocado un escándalo entre la opinión pública hondureña.
Mientras en El Salvador, el martes se descubrieron en la cárcel de Quezaltepeque, en la periferia de la capital, dos inmensos túneles por donde tenían previsto fugarse de forma masiva decenas de presos acusados de pertenecer a las violentas maras.
En lo que va de año se han descubierto a tiempo 18 túneles en distintas cárceles de El Salvador, las cuales padecen graves hacinamientos de reos que doblan las capacidades instaladas.
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