Mi periódico lo publicó arrancando en primera página bajo los titulares de “Una autocrítica intelectual. Los errores de Irak”, ya entrado el mes de agosto, cuando se puede aparcar cómodamente en el centro de nuestras ciudades. Había sido publicado antes por 'The New York Times Magazine', que se puso a la venta el sábado 4 y salía en España el lunes 6. Creo que el esfuerzo valió la pena, aunque fuera en pleno agosto. Para mi gusto es un artículo de los que hace época y por eso quiero evocarlo aquí como recordatorio para que lo lean los que se lo perdieron en su día.
Michael Ignatieff es un tipo fuera de lo común. Ahora mismo es diputado canadiense y vicepresidente del partido liberal. Tras muchos años de contar a los estudiantes y a sus lectores cómo era la política, ahora desde hace dos se dedica directamente a fabricarla. Es de origen ruso como su biografiado, Isaiah Berlin. A mí me interesó muy especialmente su libro “El mal menor” (Taurus), en el que hace un ejercicio peligroso, que le ha costado muchas críticas, pero para mi gusto no sólo es legítimo sino necesario. En síntesis, se trata de analizar el conjunto de problemas morales que se suscitan con el famoso argumento de la bomba de relojería: ¿qué haría usted si tuviera en sus manos al terrorista que tiene la información necesaria para desactivar la bomba que matará a su hijo?
Si todavía puede hablarse hoy en día del intelectual comprometido, a mí me parece que Ignatieff responde bastante a esta idea, incluyendo el hecho de ensuciarse las manos. La prueba es que se comprometió públicamente en favor de la guerra de Irak, de la misma forma que entró en la dialéctica endiablada de debatir sobre los límites en la lucha contra el terrorismo. Y ahora, una vuelta de tuerca más, nos dice en este artículo que se ha equivocado y cuenta las razones y los pormenores de su error.
La autocrítica de Ignatieff es un eslabón más en la soledad inmensa que está creándose alrededor de Bush y de los artífices de la guerra de Irak. Se fue Rove, se va Gonzales: a mí me parece moral e intelectualmente más relevante que antes se les hayan ido gentes como Ignatieff. Permite observar, además, que tuvieron muchas bazas en sus manos para plantear la hipótesis de la guerra contra Sadam Husein de forma razonable, con amplios apoyos y buenos argumentos,y fueron optando, en cada ocasión, por el peor camino posible.
Entre las bazas más importantes se hallaba el apoyo de intelectuales y políticos liberales y de izquierdas, que luego han visto con horror cómo iban confirmándose los peores pronósticos que ellos entonces no quisieron atender. Tony Blair es el modelo de esta obstinación, que ha persistido incluso después de dejar su puesto de primer ministro, y quiere redimir ahora con su misión en Oriente Próximo. Pero Ignatieff, que sí ha entrado en la autocrítica, llega muy lejos en su reflexión y alcanza con su disección a la propia categoría moral de Bush, un hombre que por lo que se ha visto no estaba preparado para enfrentarse con esta situación, y al que le han faltado todas las dotes que hay que exigir a un jefe de Estado.
Curiosamente, Ignatieff revierte la crítica clásica de la derecha a los intelectuales: los neocons o el propio Bush se han equivocado porque les ha faltado sentido de la realidad, capacidad de escucha, proximidad al sentido común de la calle e incluso, experiencia de la vida. Es dificil una crítica más dura, porque no afecta a las intenciones sino a la inconsistencia moral de un caracter y de una biografía.
Comentarios
Querido Lluis;
Decir que "..a Bush le ha faltado sentido de la realidad, capacidad de escucha, proximidad al sentido común de la calle" es, cuando menos, muy benévolo a mi humilde entender. ..Sobre todo cuando se habla de tantos y tantos intereses de trastienda para la invasión de Irak relacionados con armas, petróleo, dinero y poder. ..De todo esto, le ha sobrado mucho al Sr. Bush.
Realmente rectificar es de sabios intelectualmente hablando, pero el paso de la rectificación conlleva dar el consecuente paso de la reconstrucción, para poder hablar también a un nivel más humano.
Una vez que Bush se ha quedado sólo, le queda ya dar el honroso paso para todos (orgullosísimo para él) de rectificar también, a nivel intelectual, y corregir rumbos hacia la reconstrucción de Irak y todo Oriente Próximo-Medio, para estar además a la altura del nivel humano tan necesario ahora mismo. ...Como lo está haciendo el propio Sr. Ignatieff.
Un abrazo muy fuerte,
Jorge Medina Azcárate
One brother World
Sinceramente creo que aqui lo que pasa no es si Bush fue o no un buen jefe deestado..no nos deviemos a este tipo como a Aznar solo le preocupaba mantener a los amigos de papi felices y el precio del petrole por debajo de 2 dolares el galon..de verdad creen que se iban a poner a escuchar a la gente de la calle o sus problemas cotidianos..es como aqui no hay guevos de comprarse un piso y aqui solo se habla de la desintegracion del pais y de estatutos que poco o nada interesan..lo dicho los intereses en politica siempre son dirigidos por unos pocos..pero claro despues se pide perdon y todo arreglado..
un saludo
Comparto la opinión de Jorge
Medina sobre tu indulgencia. Existe una constante histórica: las guerras, desde el inicio de los tiempos, se hacen por intereses económicos, pero disfrazadas de motivos religiosos, políticos...
En vida de MVM esperaba con ansiedad leer la columna que publicaba en El País cada semana (las que publicó durante la primera Guerra del Golfo, la madre de todas las mentiras, como decía Enric González, me parecen para pasar a la historia), este agosto he sentido la ausencia de tu opinión.
Y yo me pregunto: ¿cuándo veremos estos ejercicios de rectificación intelectual en nuestra España? Creo que nos falta mucho tiempo y, sobre tod,muchísima madurez.
Monumental artículo el de Ignatieff, sí. Agradecemos su "mea culpa". Ya sabemos aquello de que "hay más alegría en el cielo por un pecador arrepentido..." etc. Hay, no obstante, en su artículo reflexiones inquietantes: "he aprendido que el buen juicio en la política es distinto al de la vida intelectual". Parece constatar y, lo que es peor, asumir que en el mundo político entra con dificultades la inteligencia o que los intelectuales pierden el sentido de la realidad. Decir que en politica la teoría estorba es casi evocador de la célebre frase del dictador Franco: "haga cómo yo, no se meta en política".
¡Claro que un conductor de autobús puede ser más perspicaz que un Premio Nóbel!. Probablemente si los mecanismos democráticos fuesen otros, si se profundizara en la democracia y no se la redujera a votar cada cuatro años y a impregnar las elecciones de una liturgia folklórica ajena al debate de las ideas, habría más sintonía entre pueblo y "representantes". El papel de los líderes -¿por qué a algunos nos dan tanto miedo los líderes?- sería así minimizado, sus decisiones más compartidas y la responsabilidad final no sería sólo suya.
El ejemplo sobre la bomba que puede matar a un hijo es excelente para reflexionar sobre la ética y excedería un breve comentario de un "mindundi" como yo. A mi me ha remitido a la escena de "La batalla de Árgel" (Pontecorvo) en qué muere un niño en un atentado independentista en una cafetería. Las apariciones de los restos de los hijos del Zar abundan en el mismo sentido: ¿era imprescindible "ensuciarse las manos", en el más profundo sentido sartriano, eliminando a toda la familia real rusa?. Lenin ¿fue un asesino, un político comprometido, un intelectual sin escrúpulos?. ¿Las tres cosas?. Nada justifica la violencia en democracia pero ¿es peor ETA, fueron peores el IRA o las Brigadas Rojas o la Banda Baader Meinhoff que los respetabilísimos paises invasores de Irak?. Ya sabemos que el estado tiene el monopolio de la violencia pero ello no da derecho a invadir a otros. Me temo que un debate entre dos probables defensores de la violencia como Antonio Negri y Bush no tendría color. Bush ni entendería los argumentos de su interlocutor. Pero Bush es el representante democrático. También lo era Aznar aunque su decisión fuera contraria al 90% de la población. No se puede votar todos los dias pero hay decisiones que no puede tomar alguien aisladamente.(Quizás de ahí me venga el temor a los líderes). Invitemos a reflexionar sobre la democracia, el liderazgo y oigamos a los intelectuales, qué ellos colaboren algo, "pongan la oreja" y escuchen. Por lo menos los clamores. Así distinguirán mejor el "ruido de los cascos de los caballos de la historia".
Estimado Sr. Bassets,
Assalâm 'alaikum. Me ha interesado mucho su post, porque como es normal, a mi también me interpeló la publicación de El Pais del Mea Culpa de M. Ignatieff. Efectivamente, las críticas que se emitieron a su ensayo "El mal menor" alcanzaban una virulencia inusual, pero no cabe duda que el contexto de Guantánamo no dejaba ni sigue dejando otra alternativa.
Por otro lado, pese a la soledad de G. W. Bush, intelectuales como A. Glucksmann, que no ha cambiado de parecer con respecto a la invasión y ocupación de Irak, están encontrado en N. Sarkozy un nuevo protector. Es un placer poder compartir con Ud estas impresiones. Gracias por su atención, con la paz.
Ignatieff es de lo mejor que ha dado Canadá al mundo desde Pearson.
Su paso por Harvard y ahora en el PL ha sido muy brillante, a pesar de las críticas contra The Lesser Evil y de no haber conseguido el liderazgo, logrado por Dion (identificado erróneamente por el BQ y muchos españolistas, por eso de que los polos opuestos se atraen).
En el debate parlamentario sobre las tropas en el sur de Afganistán (operación cada vez más impopular, sobre todo en Qúebec, lo que daña a los tories, que desde Duplessis hasta Mulroney han intentado seducir a los soft nationalists), se alineó con la postura responsable del PM conservador Harper, a favor de la extensión del despliegue. En cambio, la mayoría de los liberales votaron en contra de la presencia militar que ellos mismos, en tiempos de Chrétien, autorizaron en 2001.
Dice que muchos críticos con la guerra en 2002-03 lo fueron no por anticipar las desastrosas consecuencias de la "bancarrota moral" de la concepción rumsfeldiana del Ejército USA sobre la "nation building", o por los méritos o desméritos de los argumentos empleados (WMD y Al Qaeda) para derrocar a Sadam, sino por su antiamericanismo congénito. Creo que tiene razón, al igual que considero que se equivocó cuando defendió el ataque en el NYT hace casi cinco años.
En todo caso, no dice claramente lo que cree que habría que hacer, tal vez porque, como futurible ministro de Exteriores liberal, sabe que el sermón de la intelectualidad izquierdista (ahora difundida como doctrina del mainstream) de que si salen las tropas los iraquíes se encargarán del país es una pantomina, porque de lo único de lo que se encargarán los iraquíes es de matarse con mayor eficiencia que ahora, que ya es decir.
El Kurdistán que provoca a la convulsa Turquía, Kirkuk y su petróleo, los odios etnoreligiosos entre árabes-kurdos-turcomanos, la insurgencia suní, la lucha de los jeques en Anbar contra Al Qaeda, el terrorismo, chiíes contra suníes, las disputas intestinas chíes entre Sader y los Hakim en el sur, la influencia iraní... No se puede tapar un gigantesco error geoestratégico con una desbandada monumental a lo ZP.
Discúlpenme si me permito añadir un
apéndice o respuesta al comentario de APG.
El problema no es saber si estamos o estuvimos contra la guerra por argumentos racionales o por antiamericanismo, como tampoco la cuestión está en saber si puede ser peor la retirada de tropas americanas, sino que en ambos casos hay un problema de derecho frente a hecho (consumado).
Me permitiré, sin ánimos de provocarle, sugerir que es una cuestión que se asemeja al de no reconocer a los palestinos un Estado soberano, o la ciudadanía israelí. No son ni una cosa ni la otra, y eso es a todas luces un problema no solamente racional o sentimental, sino sobre todo jurídico.
Por educación, no haré la analogía de mis argumentaciones con la política nacional.
Atentamente, y con la paz del Altísimo,
Gracias señor Bassets por la pedagógica apertura intelectual que aporta, con pulcritud y agudeza a la blogosfera (un mundo tan narcisista siempre)
A mi estos dias me estuvo dando vueltas el asunto de los misioneros coreanos prisionero en Afghanistan¿que hubieramos hecho u opinado los españoles si tuvieramos 20 compatriotas prisioneros? yo desde luego apoyo la negociacion de sus politicos y el resultado,su liberacion.
Otro asunto que ocupa bastante espacio en la prensa alemana es la situacion de las personas mayores.Desde hacen años pagan en sus impuestos un 0,25% dedicado a los mayores que pasara en junio 2008 al 1,95%.
Espero que nuestros partidos mayoritarios se lo vayan tomando en serio,pues ademas de ser en muchos casos,un "fuerza activa" por su utilizacion por sus hijos,como canguros de sus nietos,los suelo ver en a algun centro comercial,proximo a mi barrio,y veo a los abueletes,ocupadisimos y agotados con sus nietos.
Segun los ultimos datos hay 7,5millones de personas mayores en España,todos,salvo las excepciones de los muy discapacitados,con derecho "pleno"al voto.
Seria muy deseable ver y oir "la crispacion"de nuestros politicos discutiendo de sus propuestas para nuestros mayores ¿o no?
Lo preocupante en mi entender es que el New York Times e Ignatieff se dejasen arrastrar en esta grotesca campaña.
¿Que este comportamiento anula sus ideas y análisis? Pues oiga no. Si bien es cierto que antes al intelectual se le exigía coherencia.
De lo contrario, se corre el riesgo de equipararse a un Jose María Aznar, que es lo que le he pasado a Ignatieff.
Personalmente ha sido una gran decepción.
Creo que tambien hay otros grandes analistas y es hora de que se les oiga mientras los Ignatieff hacen su atonment, su contricción, en un silencioso y digno retiro espiritual e intelectual.
Oh tempora, oh mores
LEE A IGNATIEFF IMBÉCIL
Aun estoy impresionado por la riqueza, sinceridad, claridad y honestidad del artículo de Ignatieff, me recuerda a un pretigioso escritor que después de hacer frente a una serie de preguntas sobre literatura, cortó a sus interlocutores espetándoles "dején de preguntarme, lean El Quijote, ahí está todo", y esta es la sensación que tengo al leer el artículo de Ignatieff, que ahí está todo, toda lo relacionado con el ejercicio del poder aparece es este artículo tan hondo que requiere tiempo y pausas casi en cada línea para reflexionar lo que ahí se plantea.
Creo que es tan grande este escrito, que entrar en los que aun no han reconocido su error de criterio en la guerra de Irak (si, va por ti Aznar)o que se puede hacer a día de hoy (compadezco a Bush y a su sucesor, creo que no hay salida ni buena, ni regular, ni mala, solo hay salidas pésimas o muy malas), restaría valor a un trabajo que va mas allá de particularidades.
Solo sugerir que así como en un momento dado un asesor le dijo en campaña electoral a Clinton "es la economía idiota", a Bush alguien debería decirle "lee a Ignatieff imbécil".
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