El jefe paramilitar Jorge 40, procesado por una matanza de 38 civiles en una aldea de Colombia
El ex jefe paramilitar Jorge 40 fue acusado ayer de ser el presunto inductor de una matanza de 38 vecinos de El Salao, una aldea en el departamento de Bolívar, en el norte de Colombia, según informaron ayer fuentes judiciales.
El crimen colectivo, conocido como la masacre de El Salao, fue cometido el 18 de febrero de 2000 y las autoridades lo atribuyeron al Bloque Norte (BN) de las disueltas Autodefensas Unidas de Colombia (AUC). El BN estaba dirigido por Jorge 40, alias de Rodrigo Tovar Pupo, uno de los 30 ex altos jefes de esa organización armada que están detenidos en una cárcel de seguridad cercana a Medellín.
"Crueles métodos de tortura"
La Fiscalía General recuerda en un comunicado que la matanza fue cometida por paramilitares liderados por John Jairo Esquivel, alias Tigre, que sacaron de sus viviendas a los habitantes de El Salao, caserío en El Carmen de Bolívar, a 800 kilómetros al norte de la capital colombiana. Los asaltantes acusaban a los lugareños de colaborar con la guerrilla y asesinaron a 38 de ellos, incluida una niña de 6 años. La fiscalía advierte de que la investigación ha permitido establecer que "los agresores utilizaron crueles métodos de ejecución, como el ahorcamiento y el cercenamiento de partes del cuerpo, para luego propinarles tiros de gracia".
El fiscal del caso acusa a Jorge 40 de ser el "presunto responsable de delito de homicidio agravado", por ser el "presunto determinador inductor] de la matanza". Por esta razón, ordena su captura, sin derecho a fianza.
Jorge 40 es uno de los jefes paramilitares desmovilizados tras las conversaciones que celebraron entre 2003 y 2006 el Gobierno y las AUC, en virtud de las cuales abandonaron las armas más de 31.000 combatientes. El ex jefe paramilitar está considerado como la pieza clave en el escándalo de las relaciones de congresistas y autoridades locales y regionales de la costa norte con las AUC, más conocido como parapolítica.
Tovar Pulpo está acusado de participar en el asesinato de dos sindicalistas colombianos que trabajaban en la multinacional estadounidense Drummond.
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