Los lores se aferran a 700 años de historia y votan en contra de la reforma para su elección
Su votación no es vinculante pero Londres deberá tenerla en cuenta si impulsa la nueva ley
Los lores han rechazado las reformas por las que se permitiría a los votantes elegir a los miembros de la Cámara Alta del Parlamento, es decir, la Cámara de los Lores. Después de tres días de intensos debates y el hemiciclo abarrotado con 500 lores, éstos han rechazado una votación aprobada la semana pasada por la Cámara de los Comunes que pedía establecer una Cámara Alta cuyos miembros serían, en su totalidad, nombrados por elección y no mera designación. Con este gesto, los lores se aferran a una institución con 700 años de historia en claro desafío a la radical e histórica reforma democrática aprobada por la Cámara de los Comunes.
Asimismo, los lores también han rechazado la opción de elegir a la mitad de los lores y designar o nombrar a la otra mitad, la opción defendida por el primer ministro británico, Tony Blair. A pesar de que la votación no es vinculante, el Ejecutivo tendrá que tenerla en cuenta a la hora de tomar una decisión final sobre si finalmente impulsa la reforma en la Cámara de los Lores, pendiente desde hace años.
La Cámara Alta no tiene competencias para legislar, únicamente tiene poder para modificar la legislación previo consentimiento de la Cámara de los Comunes, así como retrasar la entrada en vigor de una ley durante un tiempo limitado. En teoría, los Comunes pueden forzar a los Lores a acatar su decisión, si bien esa postura provocaría gran polémica e implicaría mucho tiempo parlamentario para solucionar el contencioso.
Lleno en la Cámara
En la primera de una serie de votaciones, 361 pares se han mostrado partidarios de un órgano totalmente designado y, por consiguiente, no elegido democráticamente, frente a la negativa de 121 lores. Los pares han emitido ese veredicto -muy poco sorprendente, dada la naturaleza conservadora de los Lores- en una sesión mucho más animada que de costumbre por la asistencia de unos quinientos pares, incluida la ex primera ministra británica, la baronesa Margaret Thatcher, que han abarrotado los escaños de cuero rojo de la Cámara.
Una sombra para Blair
El Gobierno aboga en su plan de remodelación por recortar de 750 a 540 los escaños de la Cámara Alta y por eliminar los 92 pares hereditarios aún existentes (miembros que heredaron de antiguos aristócratas el derecho a pertenecer a los Lores). Otro punto interesante de la reforma es el establecimiento de una Comisión independiente de designaciones que informaría directamente al Parlamento y acabaría con el monopolio que ejerce el jefe del Gobierno sobre los nombramientos políticos.
De hecho, la Cámara Alta centra en la actualidad una investigación de Scotland Yard sobre la supuesta concesión de títulos, incluidos escaños en los Lores, a generosos donantes del Partido Laborista. Desde el inicio de la pesquisa el pasado marzo, cuatro personas han sido detenidas en relación con el escándalo, mientras que el propio Blair ha sido interrogado dos veces por la Policía, un hecho sin precedentes en la historia del Reino Unido.
La reforma de la Cámara de los Lores, que apoyan los británicos, según los sondeos de opinión, es una asignatura pendiente del Laborismo desde su llegada al poder en 1997. En 1999, el Gobierno laborista ya logró aprobar una primera fase que expulsó de la Cámara a más de 600 lores hereditarios -entre ellos duques, marqueses, condes y barones- e introdujo la designación directa para cubrir las vacantes.
Esta postura choca radicalmente con la Cámara de los Comunes, a la sazón elegida en las urnas por el pueblo británico, que el pasado 7 de marzo aprobó por abrumadora mayoría la reforma democrática de los Lores. Nada menos que 337 diputados respaldaron una Cámara Alta totalmente elegida de forma democrática, frente a 225 que rechazaron esa posibilidad.
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