Le Pen entra en la campaña presidencial francesa
El líder ultraderechista escandaliza a los franceses al celebrar un acto pre-electoral en el escenario de la batalla de Valmy, donde hace 214 años tuvo lugar la primera victoria de la Revolución francesa
Jean-Marie Le Pen ha vuelto a la palestra. El líder de la extrema derecha francesa, que había permanecido semi enterrado después de su polémica derrota ante Jacques Chirac en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de 2002, ha protagonizado hoy una fuerte controversia. Ha celebrado un acto pre-electoral en el escenario de la batalla de Valmy, donde hace 214 años tuvo lugar la primera victoria de la Revolución francesa, y ha comparado la situación actual de Francia, "amenazada por las potencias hostiles", con aquel momento histórico. También ha cargado contra sus principales adversarios políticos, Nicolas Sarkozy y Ségolène Royal.
Hábil en el manejo de los golpes de efecto, Le Pen ha elegido este lugar simbólico para pedir a los franceses que le voten en las elecciones presidenciales de la próxima primavera. "Dentro de siete meses, se trata de vencer o de morir", ha asegurado Le Pen, de 73 años, que sueña con renovar su gran éxito electoral de 2002, cuando logró pasar a la segunda vuelta y competir por el Elíseo con el actual presidente, Jacques Chirac.
"En estas tierras gloriosas de Valmy, os invito a todos, a vosotros que amáis a Francia, a reuniros en torno a mi candidatura", ha lanzado a modo de arenga al centenar de militantes y directivos del Frente Nacional (FN) que le han acompañado a este desplazamiento a las tierra de Champagne, al este de París.
Los franceses de cuna y los de corazón
El principal argumento que ha esgrimido es que él es "el único que encarna la verdadera ruptura, el verdadero cambio". También ha insistido en que su mensaje va dirigido a "todos, no sólo a los franceses de cuna o de documentación, sino a los de corazón y espíritu", y ha citado como ejemplos de completa integración a los futbolistas Michel Platini y Zinedine Zidane.
Ante una gran presencia de periodistas, Le Pen ha mantenido que Francia "se juega" su "historia y su alma", pues del resultado dependerá que se "abandone" o no a "los ejércitos enemigos del liberalismo globalizado, del comunitarismo, de la inmigración salvaje y de la regresión".
Críticas a sus rivales
Pero sus críticas más feroces las ha orientado hacia sus rivales potenciales a las elecciones presidenciales: el conservador Nicolas Sarkozy y la socialista Ségolene Royal.
Sarkozy "encarna la ruptura en el tono solamente", según el líder ultraderechista, que ha ironizado que el ministro de Interior y presidente de la gobernante y conservadora UMP trata de convertirse en "una especie de Le Pen burgués, de Le Pen con corbata". De Royal ha dicho que propone "lo femenino como cambio" y que es fruto de "un hábil plan mediático" que esconde "un gran vacío maquillado con una sonrisa de azafata".
Un discurso revisado a la baja
Su discurso, que iba a ser un gran acto de lanzamiento de campaña, ha tenido que ser revisado a la baja por el malestar suscitado en parte de las filas de su propio partido y por la convocatoria en el mismo sitio de una concentración de izquierdas en contra de la apropiación de Le Pen del símbolo de Valmy.
El discurso de Le Pen ha estado acompañado con los cánticos de fondo de una treintena de militantes del Movimiento de Jóvenes Socialistas, que han entonado la Marsellesa -himno nacional- y la Internacional. Los lepenistas han replicado con gritos de "Le Pen presidente", y como barrera separadora había un grupo de antidisturbios.
Le Pen no se cansa de repetir que en 2007 logrará volver a pasar la criba de la primera vuelta de las presidenciales y se medirá con el candidato de la izquierda quién, según él, será el ex primer ministro socialista Lionel Jospin, en contra de lo que dicen las encuestas.
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