Dos abuelas 'atentan' contra Blair
Un par de pacifistas pueden convertirse en las primeras 'víctimas' de la nueva ley antiterrorista aprobada por el Gobierno británico
En 1981, un grupo de mujeres acampó a las puertas de una base militar británica en la que se iban a almacenar armas nucleares. La protesta en las instalaciones de Greenham Common duró 19 años y cambió la idea que del activismo pacifista se tenía en Reino Unido. Ahora, 25 años después, dos abuelas que participaron en aquellas protestas pueden convertirse en las primeras víctimas de la nueva legislación antiterrorista aprobada por el Gobierno laborista de Tony Blair, y pasar hasta un año en la cárcel por rebelarse precisamente contra esa ley.
Helen John, de 68 años , y Sylvia Boyes, de 62, fueron arrestadas el pasado sábado por la policía militar por dar un corto paseo (apenas cinco metros) por el camino de seguridad que usan los centinelas de la base estadounidense de Menwith Hill, según informa el diario británico The Independent. Pasaron 12 horas detenidas, para quedar luego en libertad bajo fianza.
Las dos mujeres, que entre ambas suman 10 nietos, querían llamar la atención sobre una ley que los grupos de libertades civiles consideran que carga contra la libertad de expresión y el derecho a manifestarse. La nueva legislación, que entró en vigor la semana pasada, convierte a todos aquellos que se cuelen sin permiso en una base militar en Reino Unido en terroristas en potencia, pudiendo ir a la cárcel un año o sufrir una multa de 5.000 libras.
"Estoy dispuesta a ir a la cárcel"
John, que el año pasado fue nominada para el premio Nobel de la paz, afirmó tras su liberación: "Pensamos que era un tema realmente importante, y teníamos que plantarle la cara". Boyes, que en 1999 fue absuelta por un tribunal de la acusación de dañar un submarino nuclear, añade: "Estoy perfectamente dispuesta a romper la ley, a ser acusada y a ir a la cárcel. El Gobierno cree que puede hacer lo que quiera y que el público pasivo aceptará todo lo que le echen. Creo que resulta muy preocupante".
El pasado mes de octubre, un manifestante fue procesado sólo por leer la lista de los soldados británicos caídos en Irak, eso sí, en Whitehall, el área londinense donde tienen su sede el Parlamento y el Gobierno, entre otros órganos oficiales. Un mes antes, durante el congreso laborista, un activista por la paz que sobrevivió al nazismo fue detenido por interrumpir con sus protestas al ministro de Asuntos Exteriores, Jack Straw.
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