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Aznar y Bush comieron el lunes en la Casa Blanca

El ex presidente del Gobierno, José María Aznar, y su mujer, Ana Botella, almorzaron el lunes con el presidente estadounidense, George W. Bush, y su esposa Laura. "Fue una comida de los dos matrimonios, una comida entre amigos", explicó Aznar, a preguntas de los periodistas con los que cenó anoche en su hotel de Georgetown. "Somos amigos personales desde hace tiempo y lo vamos a seguir siendo". Aznar, que dijo que también acaba de ver al ex presidente Bill Clinton en Nueva York, señaló que había encontrado a Bush "muy bien, para desgracia de sus adversarios; muy seguro y muy tranquilo".

¿De qué hablaron en el almuerzo? Pocos detalles. "Hablamos de todo, de lo que hablan los amigos que tienen interés por escuchar las opiniones mutuas", insistió Aznar, que fue preguntado después sobre si había hecho alguna gestión para que el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, fuera a la Casa Blanca: "Yo procuré que España tuviera las mejores relaciones posibles con EEUU. Si ahora no las tiene, no es mi responsabilidad. Lo que yo hago lo sabe el Gobierno. Acabo de estar con el Papa, pero nadie me ha preguntado nada. Nadie me ha llamado. Cada uno sabe la responsabilidad que tiene". ¿Y los que le dicen que usa su relación con Bush para complicar la política exterior del Gobierno? "Que Aznar tiene la culpa de casi todo es una canción muy vieja", bromeó.

El presidente de la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES), que pronunció una conferencia en la universidad de Georgetown sobre la iniciativa de la Zona de Prosperidad Atlántica, habló también sobre la crisis de los dibujos de Mahoma para condenar "los actos violentos".La crisis, añadió, "demuestra el estado actual del mundo: hay un miedo largo ancho, el miedo ha circulado ampliamente, y es un mal camino que en vez de respetar la ley, algunos prefieran pedir excusas. La debilidad es un camino que no lleva a nada bueno; la tolerancia es que todos somos iguales ante la ley. Esa debe ser la regla". Para Aznar, la reacción a las manifestaciones, a la quema de banderas europeas y al asalto a las embajadas "ha sido, salvo excepciones, dudosa. El primer ministro danés ha estado muy correcto, ha hecho lo que tenía que hacer, pero ha habido muchas reacciones dudosas, sobre todo en Europa".

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