Sharon abandona el hospital tras recuperarse de un leve infarto cerebral
El primer ministro israelí asegura que la enfermedad no le afectará en el trabajo
El primer ministro israelí, Ariel Sharon, ha abandonado esta mañana, poco antes del mediodía hora local, el hospital de Jerusalén en el que estaba ingresado desde el domingo tras sufrir un leve infarto cerebral. Los médicos han confirmado que el incidente no le dejará secuelas.
A su salida del centro médico, Sharon ha asegurado a la prensa que su enfermedad no le afectará en su trabajo y que tenía prisa por volver a sus tareas como primer ministro y seguir avanzando en su proyecto electoral, según informa el diario Haaretz en su edición electrónica.
El primer ministro israelí no quiso responder a ninguna pregunta sobre la elección de su gran rival, Benjamin Netanyahu, como nuevo líder del Likud en las primarias de ayer. "Ahora es hora de volver al trabajo, de avanzar", ha afirmado, en referencia al nombre de su partido, Kadima, que significa "avance", la formación que creó el mes pasado tras abandonar el Likud.
Sharon también ha agredecido a los médicos del hospital su "trato dedicado" y ha asegurado que se ha sentido "conmocionado" por la preocupación que los israelíes han mostrado por su salud. El primer ministro presidirá con toda probabilidad la reunión del domingo de su gabinete, según ha indicado el dirigente de Kadima, Roni Bar-On, antes de que abandonara el hospital. "Necesitará algunos días para descansar", ha señalado pero ha añadido que "el domingo abrirá la reunión del gabinete".
Sharon no perdió en ningún momento la conciencia, según los médicos que le atendieron, e inclusó tuvo humor para bromear desde la cama. "Me siento bien. No os libraréis de mí", dijo a su familia desde su habitación del hospital.
Bush a Sharon: cuida la comida
George W. Bush ha dado tres estupendos consejos a Sharon para mejorar su salud: que tenga cuidado con la comida, haga ejercicio y reduzca las horas de trabajo. En conversación telefónica con Sharon, después de su salida del hospital, el presidente de EE UU le ha confesado que se cansaba sólo con ver la agenda del primer ministro.
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