La jornada electoral en Irak concluye con alta participación y en relativa calma
Los resultados de las primeras legislativas tras la caída de Sadam no se conocerán hasta dentro de dos semanas
La jornada electoral en Irak, en la que 15 millones de ciudadanos estaban llamados a elegir el primer Parlamento desde Sadam, ha concluido con una alta participación, según la impresión de los observadores internacionales y de los corresponsales de las agencias, aunque no aún no se han dado cifras oficiales. De hecho la comisión electoral ha tenido que prolongar una hora -hasta las 17.00 hora española- la votación en algunos colegios electorales donde aún había largas colas de electores. Además, el día ha transcurrido en relativa calma y sólo se han producido episodios de violencia aislados.
El máximo responsable de la Comisión Electoral, Fayir Ayar, ha dado libertad a los centros para que, si lo estiman oportuno, permitan votar durante una hora más a los ciudadanos que acudan. En todo caso, los que ya se hallaban en los colegios electorales a la hora del cierre previsto sí tendrán derecho a emitir su sufragio. Ayar ha comentado además que los resultados definitivos de los comicios, en los que se ventilarán la composición del Parlamento, de 275 diputados, no se conocerán hasta dentro de dos semanas.
Las extremas medidas de seguridad impuestas para la celebración de los comicios han impedido que se produjeran incidentes violentos de consideración en un país desgraciadamente acostumbrado a la violencia. El más grave ha tenido lugar en la ciudad de Mosul, la tercera más populosa de Irak y uno de los bastiones de la insurgencia, donde un guardia de seguridad de un hospital perdió la vida al ser alcanzado por una granada lanzada contra un colegio electoral vecino.
Horas antes, nada más abrirse los colegios, varios proyectiles de mortero fueron lanzados en la ciudad de Tikrit, cuna del depuesto presidente Sadam Husein, y en la "zona verde", el recinto amurallado del centro de Bagdad, donde resultó herido un soldado de EE UU. Casi al mediodía, un segundo proyectil de mortero fue lanzado contra otro colegio electoral en Tikrit, sin causar tampoco víctimas entre los votantes. Ninguno de los ataques obligó a la cerrar las puertas de los centros electorales, donde la votación discurría con normalidad esta mañana, según fuentes policiales.
Religiosos contra laicos
Los iraquíes eligen entre más de 7.650 candidatos pertenecientes a 228 grupos políticos que compiten en busca de uno de los 275 escaños que componen la Cámara, que ya no será de transición. Un total de 45 escaños están reservados para las comunidades más minoritarias. La gran favorita es la Alianza Unida Iraquí (AUI), que encabeza Abdelaziz al Hakim, líder del principal grupo chií de Irak. En su seno concurre también el actual primer ministro, el también chií Ibrahim al Yafari, cabeza del partido radical Ad-Dawa.
Su principal rival es la coalición formada por su predecesor, Iyad Alaui, jefe del Gobierno que dirigió el país entre la devolución de soberanía por parte de EE UU y la celebración de las primeras elecciones. El tercer político chií en liza es el controvertido Ahmad Chalabi, viceprimer ministro, líder del partido del Congreso Nacional Iraquí y favorito de EE UU antes de la guerra. Pero ninguno de los tres cuenta con el apoyo explícito del líder espiritual de los chiíes en Irak, el gran ayatolá Ali al-Sistani, quien esta vez se ha mantenido al margen del proceso.
Los suníes, por su parte, compiten agrupados en la coalición Frente de Consenso Iraquí, fundada el pasado octubre y liderada por el Partido Islámico de Irak, principal agrupación suní de este país. Los comicios han sido blindados con medidas de seguridad sin precedentes para facilitar la participación y garantizar el trabajo de los observadores internacionales.
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