El Parlamento brasileño despoja de su escaño al diputado Roberto Jefferson
La Cámara considera que el acusador del PT está involucrado en la corrupción
Por 313 votos a favor y 156 en contra, el Parlamento brasileño despojó el miércoles por la noche (hora local) de su escaño al diputado Roberto Jefferson y le inhabilitó durante ocho años para la vida pública. Jefferson se había convertido en el principal acusador en el escándalo de corrupción que afecta al Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva y a su partido, el PT. Sin embargo, y a pesar de que la opinión pública ha aplaudido el coraje de Jefferson en destapar la corrupción, el Parlamento juzga que él mismo formó parte de la misma red de corrupción y que sólo la denunció cuando se dio cuenta de que el Gobierno estaba abandonando a su partido (el PTB), hasta entonces aliado de Lula.
Jefferson fue procesado por denunciar, sin presentar prueba alguna, que entre 2003 y 2004, los primeros dos años de Lula en el poder, el Partido de los Trabajadores (PT) sobornó a decenas de diputados de otros partidos para construir una mayoría parlamentaria que el Gobierno no había obtenido en las urnas. También fue enjuiciado por haber admitido que él mismo recibió dinero del PT y que no lo declaró a las autoridades electorales y fiscales, lo que supone un grave delito político y financiero.
Hasta comenzar el proceso en su contra, Jefferson presidía el Partido del Trabajo de Brasil (PTB), al que ha pertenecido durante toda su vida política y por el que ha sido diputado desde 1982. Con un discurso vibrante, que en ocasiones provocó los aplausos del plenario que acabaría condenándole, Jefferson, que hace tres meses se convirtió en el gran inquisidor del soborno a diputados, quiso morir, como Sansón, con todos sus filisteos. Ni siquiera salvó a Lula, a quien había preservado hasta ahora de sus acusaciones.
Tras afirmar que no retiraba ni una sola sílaba de todas sus imputaciones, que han causado ya numerosas víctimas tanto en el PT como en el Gobierno y en la cúpula de los grandes entes estatales, Jefferson criticó a Lula. No por corrupción personal, sino por omisión, por haber dejado la esperanza que le habían otorgado 50 millones de votos en manos de "personas erradas y corruptas". Jefferson, en tono dramático, acabó diciendo: "He hecho lo que pedía la sociedad: he dejado desnudo al rey, he indicado dónde se esconden los fariseos y lo que ha sido el Gobierno de Lula".
A los casi 500 diputados presentes en la sesión, que le escuchaban en silencio, les amonestó para que "no se dejen humillar ni se pongan de rodillas" ante el Ejecutivo y precisó que la corrupción no había comenzado en el Parlamento, sino en los pasillos del poder. Un poder, dijo, que "intentó comprarnos como a vulgares prostitutas".
Mientras tanto, las tres comisiones de investigación creadas tras las denuncias de Jefferson continúan sus pesquisas, convocando a ministros, presidentes de partidos, diputados y responsables de entes públicos. Ayer fue el turno del jefe de Gabinete y amigo personal durante muchos años del presidente Lula, Gilberto Carvalho, quien pidió declarar a puerta cerrada.
Por su parte el presidente del Parlamento, Severino Cavalcanti, que no pudo presidir la sesión contra Jefferson y también está acusado de corrupción, ha pedido 72 horas para decidir si renuncia al cargo u opta por afrontar un proceso en la Comisión de Ética del Parlamento que podría acabar despojándole también de su escaño como diputado.
![Roberto Jefferson, durante la sesión del Parlamento en la que fue destituido.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/ZXX2B2ZO3N5E4JJM2RBY6AIONY.jpg?auth=333a3637db641deacd996ee838179d1b5a4022b4e01ba9c8aadb95d6ed20f7af&width=414)
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